Vuelta a España
La Vuelta busca dueño
Con Contador retirado, Froome ausente y varios candidatos con dudas y con la mente puesta en el Mundial, la carrera que comienza hoy en Málaga se abre más que nunca
Con Contador retirado, Froome ausente y varios candidatos con dudas y con la mente puesta en el Mundial, la carrera que comienza hoy en Málaga se abre más que nunca.
«A mí me gusta más así», dice Nairo Quintana sin poder disimular una sonrisa. Se refiere al liderato del Movistar. Mejor uno solo, él, que tres como en el Tour. Aunque en realidad se habla de tres para no hablar de dos, del colombiano y de Mikel Landa, porque Valverde hace de árbitro. Sus objetivos no están en la general, ni en el Tour ni en la Vuelta. Él mira hacia el Mundial y, aunque nunca parece preocupado, ahora quizá lo parece un poco menos. «Ni lo he mirado», confiesa antes de soltar una carcajada cuando le preguntan por el recorrido de la contrarreloj inicial. «Sé que son ocho kilómetros –dice–, pero con verlo el día antes vale». Alejandro deja el liderato en manos de Nairo, pero echará de menos a Landa, lesionado en una vértebra lumbar después de una caída en la Clásica de San Sebastián. «Me gustaría que estuviese Mikel», admite, aunque entiende que su situación en el equipo no cambia nada. «La responsabilidad es la misma. Si luego gano el Mundial da igual si no hago nada en la Vuelta», asegura. «No debo machacarme al máximo porque la última semana de la carrera será la más dura y luego hay Mundial», explica. Valverde ha estado descansando después del Tour, de vacaciones con la familia y aunque no ha dejado de lado la bicicleta tampoco se ha machacado.
Alejandro es la cara visible del ciclismo español, el único superviviente de la última generación de oro en una Vuelta que comienza con una contrarreloj individual que pretende homenajear a los museos malagueños. Sale desde el centro Pompidou y acaba en la calle Larios, reservada a los peatones normalmente, aunque por un día admite ciclistas. Pero el español que piensa en la general es el líder del Sky, David de la Cruz. Suya parece la labor de contestar a la «invasión» colombiano e italiana. Los colombianos llegan, además de con Nairo, con Miguel Ángel López, ganador de dos etapas en la pasada edición, y con Rigoberto Urán, segundo en el Tour de 2017, aunque este año se cruzó con la mala suerte en la carrera francesa. «Es casi como el año pasado, que tenía bastantes finales en alto y nos fue muy bien», admite Supermán López. «Nunca he hecho dos grandes en el mismo año. A ver cómo responden las piernas después del Giro», admite. El colombiano fue tercero en la carrera italiana.
A Italia la representan entre los candidatos Nibali y Aru, dos ganadores de la Vuelta en ediciones anteriores. Nibali llega con la mirada puesta en el Mundial y con las dudas provocadas por su recuperación después de la caída que sufrió en el Tour y que le provocó una fractura lumbar. La rehabilitación ha condicionado sus vacaciones. No ha podido pasar tanto tiempo en Sicilia, su tierra, como acostumbraba. Apenas unos días en un año muy especial para él por el fallecimiento de su abuelo. Aru abandonó en el Giro y tiene la oportunidad en la Vuelta de cerrar su temporada con éxito.
Candidatos no faltan, pero no hay como en otras ocasiones un favorito indiscutible, ciclistas como Froome o Contador capaces de dominar la carrera. La Vuelta no parece tener un jefe, pero tiene mucho terreno para hacerse interesante. Vuelven los Lagos de Covadonga, que se reivindicaron hace dos años con la victoria de Nairo Quintana. Fue uno de sus primeros pasos para la victoria final después de unos años en que el triunfo nunca era para los primeros de la general.
Hay subidas que empiezan a ser clásicas, como La Covatilla, La Camperona o el Col de la Gallina en Andorra. Y subidas novedosas como la que lleva a Alfacar, en la sierra de la Alfaguara, Les Praeres en Asturias o el Balcón de Vizcaya, que llega inmediatamente después de la contrarreloj de Torrelavega. La Vuelta busca dueño.
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