Tour de Francia

Ciclismo

Ni disparándole a las piernas

En una ajustadísma y polémica foto finish con Boasson Hagen, el Tour se rinde ante Marcel Kittel. Ya ha conseguido tres victorias este año y suma doce en la ronda gala, igual que Zabel.

Una diferencia prácticamente imperceptible en la imagen que le da su tercera victoria en el Tour este año
Una diferencia prácticamente imperceptible en la imagen que le da su tercera victoria en el Tour este añolarazon

En una ajustadísma y polémica foto finish con Boasson Hagen, el Tour se rinde ante Marcel Kittel. Ya ha conseguido tres victorias este año y suma doce en la ronda gala, igual que Zabel.

Cuenta Fabio Sabatini, que desde que Marcel Kittel desembarcó en las filas del Quick Step hace dos años es uno de sus hombres de confianza para prepararle los sprints, que si a alguien le recuerda el alemán es a Mario Cipollini. «Por el físico imponente que tiene y la potencia». Le faltó quizás añadir la atracción, los suspiros femeninos que se oyen cuando pasea por el Tour su tez blanca perfecta y sus cabellos rubios siempre tan bien repeinados –nunca sale a correr ninguna etapa sin echarse gomina previamente–. Sabatini sabe de lo que habla. Cuando apenas era un mocoso en sus primeros años de profesional, Alessandro Petacchi, el entonces rey de la velocidad lo designó su compañero de habitación «y no se dormía hasta muy tarde, siempre hasta altas horas con la luz encendida».

Para Sabatini, sólo hay una forma de ganar a Kittel: «disparándole en las piernas», bromea. Parece que ni aún así. Ayer en Saint Georges estuvo cerca de hacerlo Boasson Hagen y hasta la confirmación de una foto finish ajustadísima no se supo que Kittel había ganado. Por 3’10 milésimas. El Tour disparó a su favor y eso que la imagen da que hablar. Las dos ruedas cruzan la línea de meta, parece, al mismo tiempo pero los jueces, tan protagonistas de este Tour, decidieron decantarse a favor del alemán rubio y guapo. No hubiera sido un escándalo haber otorgado a ambos el triunfo. Empate. Ya sucedió en los mundiales de Melbourne del 2010. Hubo dos medallas de bronce, Taylor Phinney y Guillaume Boivin.

Pero el Tour se ha enamorado de Kittel. Como para no. Se ha convertido en el primer corredor en la historia de la ronda gala en ganar con los tan discutidos frenos de disco. En las siete etapas que lleva recorridas este Tour ya tiene tres victorias, ha ganado todos los sprints menos uno, el de la polémica por la expulsión de Sagan y que se llevó Demare. El triunfo de ayer le ha llevado a igualar a Erik Zabel, el mejor sprinter germano de todos los tiempos, como el ciclista alemán con más triunfos en el Tour. Doce. «Me siento muy orgulloso. Desde 2014 no me notaba así de bien», cuenta. En aquel Tour ganó tres etapas, las mismas que lleva en una sola semana.

La de ayer prometía guerra con el viento de lado, pero todo quedó en eso. Promesas. A 70 kilómetros para el final el Lotto-Soudal intentó cortar el pelotón, pero ninguno de los equipos grandes quiso hacer sangre. Tregua. Manuele Mori, Yohan Gené, Maxime Bouet y Van Boarle tuvieron así oportunidad de lucirse en la fuga que acabó consintiendo el pelotón hasta que el Katusha puso a su locomotora Tony Martin a tirar. Querían destrozar al Quick Step a 30 kilómetros de la meta. Desgastarlos para que Kittel llegara lo más solo posible al sprint. Nada, ni siquiera así. Tampoco con el desatado Edvald Boasson Hagen, liberado de las cadenas de tener que resguardar y lanzar a Mark Cavendish y reconvertido en la punta de lanza del Dimension Data. Enfurecido, fue el único valiente capaz de discutir al alemán el triunfo, pero la foto finish es como el algodón. No engaña. Aunque todos los planos de cámara hacían creer que el noruego había cruzado antes la línea de meta, la imagen congelada dijo lo contrario. Claro que, ante las cámaras, nadie luce igual de bien que Kittel.