Vela

Diego Botín, entre SailGP y el sueño olímpico de París: "Ir a 100 km/h en coche no impresiona, pero en el mar es una locura"

Diego Botín combina la competición en SailGP (este fin de semana se disputa la octava prueba, en Sídney), considerada la F-1 del mar, con la persecución del sueño del oro olímpico en París en la clase 49er. Pasa cinco días al mes en casa y 250 al año en el mar

Diego Botín es el timonel de los "Gallos", el equipo español de SailGP. También competirá en los Juegos en 49er
Diego Botín es el timonel de los "Gallos", el equipo español de SailGP. También competirá en los Juegos en 49erSailGP

Diego Botín recuerda perfectamente la primera vez que navegó solo: “Fue en una escuela que hay en Santander que se llama Isla de la Torre. Me subí en un Optimist [vela ligera que utilizan los niños, hasta 15 años] blanco y azul con el timón naranja. Me di una vuelta y flipé”. Era sólo el comienzo del sueño que todavía persigue: ganar una medalla olímpica; y que empezó a tomar forma viendo al equipo nacional en las concentraciones en la capital cántabra, siendo todavía un crío. Su padre le llevaba a navegar y siempre le “intrigó mucho”, hasta que hizo un curso de vela y se le “metió en la vena” y ya no salió. Le venía también de familia porque su apellido aparte de ser referente en el mundo de la banca también lo es de la vela: “Mi tío Marcelino forma parte del grupo de diseño de un equipo de Copa América. Es uno de los mejores diseñadores del mundo en muchas categorías”, explica Botín.

5 días al mes en casa, 250 al año en el mar

Diego pasa cinco días al mes en casa, por los viajes, concentraciones, entrenamientos y competiciones, y unos 250 al año en su otra casa, el agua, el mar. “Entre 150 y 200 días navegando en 49er, la prueba olímpica, y otros 50 o 60 en el F50, en SailGP, el circuito que ahora está siendo de los mejores del mundo en vela”, cuenta el regatista de 30 años. SailGP es considerada la Fórmula-1 del mar. Las velas, por ejemplo, son como las alas de un avión y las velocidades que pueden llegar a alcanzar rondan los 100 kilómetros por hora. “Todos estamos acostumbrados al coche e ir a 100 por hora en él es ir despacio, no parece tan impresionante, pero ir a 100 en el agua es una locura, de hecho ya ir a 50 por hora en el agua es una locura. Cuando vas a 100 por hora en un barco en el que no tienes el control de un coche, en un medio cambiante, es muy crítico todo y si te la pegas pueden pasar cosas feas. Es una sensación especial, esa combinación de adrenalina, peligro y velocidad es difícil de igualar”, opina Diego Botín.

"Es una combinación especial difícil de igualar esa sensación entre adrenalina, peligro y velocidad"

DIEGO BOTÍN

Esta temporada la competición está compuesta de 13 eventos. Uno de ellos, ya celebrado, fue en Cádiz, el 14-15 de octubre. El próximo, el octavo, será en Sidney este fin de semana del 24 y 25 de febrero (a las 06:00 horas de la mañana en RTVE Play, LaLiga+ y en el canal oficial de YouTube de SailGP). El conjunto español, conocido como los “Gallos”, ganó uno, en Los Ángeles, y es quinto de diez en la general. Los catamaranes que se utilizan vuelan literalmente por encima del agua y hay siete tripulantes cuya labor es fundamental. Diego Botín es el timonel o piloto. Compiten un fin de semana al mes, apenas pueden entrenar juntos y los simuladores no están todavía tan desarrollados como en la F-1, de ahí el mérito de su victoria contra barcos con más experiencia. También han tenido algún sustillo: “Sí, sí, alguno, como es normal, en condiciones de viento fuerte, algún vuelco, aunque todavía no nos hemos dado una piña muy, muy fuerte”, toca madera Diego.

Del equipo español de SailGP también forma parte Florian Trittel, que es el compañero de Diego Botín en 49er y con el que intentará cumplir su sueño olímpico a la tercera. Diego fue noveno en Río 2016 y cuarto en Tokio 2020, con Iago López como pareja. Desde que empezó con Florian ya han sido campeones de Europa y plata y bronce en Mundiales. “En este mundo llevar poco más de dos años navegando juntos es poquito, pero nos conocemos desde muy pequeños, desde el Optimist, competíamos juntos uno contra otro y hemos hecho muchos proyectos juntos, en 2016, 2017 hicimos la Copa América juvenil, hemos crecido en muchos aspectos juntos y ha sido fácil juntarnos”, describe Diego, que sí tiene más tiempo para entrenar al lado de Florian. El invierno, por ejemplo, lo pasan en Lanzarote, donde en marzo se disputará el Mundial. “París está ya a la vuelta de la esquina. El trabajo está muy hecho y todo nuestro foco está en llegar lo mejor posible para sacar nuestro máximo nivel en esos Juegos. Tenemos el Mundial en marzo, que lo vamos a afrontar como los Juegos, y ver allí si lo que estamos haciendo está bien y nos genera confianza o si hay que cambiar alguna cosita para mejorar para París”, asegura.

Físico, meditación, "leer" el viento...

En la preparación para la vela y en la competición son muchos factores a tener en cuenta. Primero, claro, el físico y la mente: “Un día normal, nos despertarnos, sesión en el gimnasio, estiramientos y meditación, nuestro desayuno, temas logísticos, entrenamiento en el agua, cuando volvemos la revisamos y si tenemos algún otro acontecimiento lo hacemos por la tarde”, detalla Diego. ¿Cómo Meditación? “Le damos tanta importancia como al resto. Hay que estar en un nivel muy alto en todo, si tienes un punto débil al final va a florecer en el momento más inoportuno. Tienes que preparar tu mente y ponerla en un estado relajado y a partir de ahí podemos añadir visualización”, insiste Botín. También las matemáticas son importantes importantes para navegar, si hablamos del peso de los regatistas: “Hay un juego interesante: si pesas mucho te va a ser más fácil ir rápido en condiciones de viento, pero si hay poco viento vas a ir más lento, y viceversa. Entonces lo que intentamos es ser lo más completos, ser técnicamente los mejores dentro de las condiciones y estar en un peso intermedio en el que podamos rendir bien en todas las condiciones, porque en una semana lo más probable es que haya de todo”, afirma el regatista cántabro.

Y después está lo incontrolable, saber entender la naturaleza, el viento: “No puedes controlar el tiempo que va a hacer, pero sí con mucha experiencia, horas y análisis aprendes cómo se comporta el viento. Los partes meteorológicos son muy precisos, también tienes muchos modelos que comparas y tú mirando al mar ya sabes qué modelo es el que está acertando ese día más o menos; tú ves el mar, ves si hay condiciones de ola, si el viento viene de tierra, que es más sucio y turbulento, o viene del mar. Ves el cielo, cómo se comportan las nubes y sabes más o menos qué esperar ese día, pero luego hasta que no estás en el agua no puedes ver los detalles más sutiles”, desgrana.

El campo de regatas olímpico está en Marsella. Ya tuvieron competición allí el pasado verano, y estarán también entre el próximo abril y julio, para tenerlo estudiado al dedillo: “Es un campo de regatas que nos gusta, puede haber de todo, hay que estar preparado para todo”, finaliza Diego.