Tour de Francia

Ciclismo

El ciclista español que será favorito a ganar el Tour en los próximos años

El ciclista español que será favorito a ganar el Tour en los próximos años
El ciclista español que será favorito a ganar el Tour en los próximos añoslarazon

El tiempo corre deprisa para los alumnos aventajados. En la comida del día previo al mundial de Innsbruck que ganó Alejandro Valverde, Enric Mas se convirtió en protagonista inesperado de la charla que los ocho corredores de la selección española mantenían ya avanzados los postres, casi a punto de levantarse de la mesa camino a la siesta. «Fíjate si eres ya mayor», le decía entre risas Omar Fraile a Valverde, «que éste», y señalaba con el dedo a Enric Mas, «¡éste corría en infantiles cuando tú conseguías tu primera medalla en un Mundial! Luego pasó al equipo de otro ciclista con el que te has medido y ahora es rival tuyo y compañero de selección».

El resumen de una carrera fulgurante que augura un porvenir esperanzador. «Ése» otro ciclista que le recordaba Fraile a Valverde no era otro que Contador. El ídolo de Enric. Gracias a él es ciclista. En todos los sentidos. Corría el verano del 2007 en Artà. Sol, playa y muchos turistas. Enric tan solo tenía 12 años. Una de esas calurosas tardes se sentó en el sofá de casa y encendió la televisión. Entonces aparecieron las bicicletas, las montañas, el gentío llenando las cunetas, el colorido sin fin. Y se quedó prendado para siempre «de Alberto Contador», cuenta.

Aquel fue el primer Tour que el pinteño ganó y el que encendió el sueño de Enric Mas. Desde entonces tuvo claro que quería ser como él.En ese camino está. Porque aquella ronda gala, Contador la conquistó con 24 años, justo los mismos que ahora tiene Enric, el chico que se hizo ciclista soñando con ser así de atacante, así de valiente y aguerrido. Así de arrollador. Por eso, no tuvo dudas cuando lo reclutaron para el equipo que creó el madrileño. Algo vieron en él.

Las piernas no engañan. Así cumplió Enric la primera parte de su sueño. Con el maillot de la escuadra de su ídolo, a su vera y como el gran protegido corrió tres temporadas. Querían mantenerle uno o dos años más, a la espera de dar el salto al profesionalismo como bloque pero Enric no quiso esperar. Se aventuró a viajar a Bélgica, al Klein Constantia, el filial del todopoderoso Quick Step. En apenas un año Patrick Lefevere le guardó un dorsal en su equipo World Tour. Las piernas no engañan.

La primera parte de su eclosión llegó hace dos años, en el último día de Contador como ciclista cuando se impuso bajo la lluvia en el Angliru. Los últimos relevos antes de la ascensión se los dio Marc Soler. Y Enric Mas. Cuando Contador consiguió secarse las lágrimas de la emoción lo dijo. Él se iba pero el futuro del ciclismo español estaba asegurado. «Mi heredero es Enric Mas». Un regalo. Envenenado. Por suerte, Enric es de esos ciclistas a los que, a pesar de su juventud o inexperiencia, la presión actúa como acicate motivador. Y aquello, lejos de presionarle, le envalentonó.

La prueba fue la última Vuelta. Después de su primer triunfo como profesional en la cima de Arrate durante la Itzulia, «mi victoria más especial», llegó a la Vuelta, ganó la penúltima etapa en el Col de la Gallina y terminó segundo tras Simon Yates. Ahora se estrena en este Tour de la mano de un Deceuninck más centrado en ganar etapas que en auparle a todo lo que su potencial augura de él. «Vengo a aprender pero no voy a dejar de pensar en la general», afirma. «Firmaría terminar entre los diez primeros. Llego mejor que el año pasado a la Vuelta. Vengo a por todas». Garra no le falta. En eso también es un calco de su ídolo.