Mundial de clubes

El cielo ya no puede esperar

Llorente, que siempre había sido un canterano llamado a hacer grandes cosas, firmó su primer gol y un partido excepcional. Solari tiene que decidir entre él y Casemiro.

Marcos Llorente celebra su gol ante el Al Ain
Marcos Llorente celebra su gol ante el Al Ainlarazon

Llorente, que siempre había sido un canterano llamado a hacer grandes cosas, firmó su primer gol y un partido excepcional. Solari tiene que decidir entre él y Casemiro.

El balón le llegó pidiéndole un zapatazo, al borde del área, cayendo desde muy arriba. «He tirado como he podido», decía después Marcos Llorente, no muy expresivo, aunque sí emocionado. Era su estreno goleador en el primer equipo blanco y quizá la confirmación que tanto tiempo se lleva esperando: desde que jugaba en las categorías inferiores, su apellido se repetía, no sólo por el linaje que representa, sino porque se le veía madera de futbolista titular en la élite. «Echas la vista atrás y ves lo que has trabajado para conseguir esto. Ahora es el momento de disfrutarlo, por los que te aguantan cuando las cosas no van tan bien. Por mi familia, mis amigos y mi novia», continuaba el mediocentro, elegido mejor jugador de la final.

Se supone que Casemiro ya estaba listo para jugar esta competición y de hecho lo ha acabado haciendo al final de los dos partidos. Sin embargo, el titular ha sido Marcos Llorente, que en la semifinal mantuvo el gran nivel que ha mostrado desde que consiguió la titularidad, pero que en la final dio un paso adelante. Estaba en todos lados, llegaba a todos los cortes. Es un alivio para Kroos y Modric, que pueden dedicarse a jugar sin mirar hacia atrás. En un estado físico excepcional, va de lado a lado para ayudar a los laterales y de área área para evitar los goles rivales y desde ayer, marcar los del Madrid. «No siempre se ganan finales y no siempre se marcan goles en mi caso. Haber logrado el gol para ayudar al equipo es lo máximo y estoy muy contento», contaba. No es de aventurarse cerca de la portería contraria, porque su misión en el campo es proteger a su equipo y estar cerca de los dos centrales.

Hace un par de meses, Llorente estaba pensando que cuando llegase este descanso de Navidad tendría que hablar con el Real Madrid y plantearse una salida para poder tener minutos. Zidane apenas contó con él, Lopetegui, tampoco y al canterano se le veía ansioso cada vez que tenía minutos. «Ha trabajado mucho incluso cuando nadie lo veía. Ahora lo ven todos», explicaba Solari, que tampoco lo tuvo como primera opción cuando faltó Casemiro y que ahora debe decidir, con los dos en perfecto estado físico, cuál es el titular en los días importantes.

Para Marcos Llorente sólo que se cuente con él, que el entrenador tenga ahora que decidir, es un éxito rotundo, un cambio radical de su papel en el Real Madrid y, probablemente, en su vida: «Tanto en la vida como en el fútbol todo puede cambiar de la noche a la mañana. Por eso hay que trabajar, no bajar los brazos y cuando te lleguen oportunidades como esta hay que aprovecharlas», decía.