Pactos en Cataluña

Puigdemont usará su investidura para justificar la ruptura con Sánchez

Los informes de riesgo que llegan a las empresas del Ibex apuestan por un gobierno en solitario de Illa. La segunda opción, un pacto PSC-Junts

El secretario general de Junts per Catalunya, Jordi Turull (i), el expresidente de la Generalitat y candidato de Junts a las elecciones catalanas, Carles Puigdemont (c), durante una reunión con diputados de Junts, en Les 5 Éléments, a 16 de mayo de 2024, en Perpignan (Francia). Carles Puigdemont se ha reunido con los diputados electos de Junts para tejer la estrategia a seguir del partido a partir de las elecciones autonómicas del pasado 12 de mayo. La candidatura encabezada por Puigdemont ob...
Carles Puigdemont se reúne con diputados de Junts en Perpignan (Francia)Glòria SánchezEuropa Press

En ese triángulo que forman Sánchez-Illa-Puigdemont desde el pasado domingo, una de las piezas tiene que caerse y los tres actores saben que se mueven sobre la base de esa regla de juego. El expresidente de la Generalitat confirmó ayer que tira hacia adelante con su intento de investidura porque «el señor Sánchez gobierna en minoría». También advirtió por primera vez que no teme a una repetición electoral en Cataluña.

Esto no está en sus manos, sino en las de ERC, que, después de implosionar, va a verse sometida en las próximas semanas a dos intentos de OPA hostil: por el lado de la izquierda, por parte del PSOE, y desde el independentismo, por parte de Junts.

La Esquerra descabezada después del domingo tendrá que tomar una decisión muy complicada respecto a sus pactos postelectorales, porque solo le quedan dos salidas después de la debacle. O convertirse en una formación subsidiaria de la izquierda, si facilita la investidura del exministro Salvador Illa. O serlo de Junts, por la vía de entrar en el frente independentista que quiere reconstruir Puigdemont pensando en una repetición de las elecciones en Cataluña.

En lo que solo concierne a Puigdemont, el órdago de su intento de investidura tiene una razón de ser principal, la de utilizarlo para justificar la retirada de su apoyo a Pedro Sánchez en Madrid por su «traición», salvo que, contra todo pronóstico, su «asalto» a la Presidencia de la Generalitat llegase a salir adelante.

La retirada del apoyo de sus diputados al PSOE en Madrid no es razón directa que provoque una convocatoria de elecciones generales. En lo que va de legislatura, Sánchez solo ha podido aprobar, como medidas realmente significativas, dos Reales Decretos, y la ausencia de Presupuestos es un problema, pero tampoco insalvable para el líder socialista y ya lo ha demostrado en el pasado. Aunque, en teoría, solo se pueden prorrogar unas cuentas un año, y por motivos técnicos, en la anterior legislatura el presidente del Gobierno estuvo tres años «viviendo» de los Presupuestos prorrogados del ministro del PP Cristóbal Montoro.

Por cierto, mientras que en el ámbito político se manejan dos escenarios principales, el gobierno en solitario o la repetición de elecciones en Cataluña, sin embargo, en la esfera económica, los informes de riesgos que llegan a las principales empresas del Ibex manejan como hipótesis principal el gobierno en solitario de Illa, sin tripartito, y como segunda opción, pero con un diez sobre cien en el margen de posibilidades, el acuerdo entre el PSC y Junts. La repetición de las elecciones queda en tercer lugar, y a mucha distancia de la apuesta por el gobierno en solitario del exministro de Sanidad.

En Junts, igual que en ERC, también hay un sector que quiere renovación y jubilar a Puigdemont

El intento de investidura de Puigdemont, de llegar a celebrarse, no tendrá lugar hasta después de las elecciones europeas y una vez que se haya aprobado la amnistía en el Congreso de los Diputados, para ser publicada ya en el BOE y entrar en vigor después de haber hecho todo su recorrido parlamentario.

En Junts, igual que en ERC, también hay un sector que defiende aprovechar el momento para promover una renovación de la dirección del partido que afecte a Puigdemont. Pero para ejecutar ese deseo tendrían antes que ser capaces de echarle, porque el expresidente catalán, de momento, no está de retirada.

Su conclusión es que el votante independentista no está en decadencia ni en proceso de involución, sino simplemente «dormido», y que si no fue a votar en estas elecciones fue como señal de protesta porque no se avance de manera más radical hacia el objetivo de implementar lo ya decidido en el «procés».

Por eso, su salida a este momento político no es interpretar el resultado como una llamada a la moderación, sino como una exigencia de ser más eficaces a la hora de atender las demandas del electorado soberanista. Más radicalidad, y este es posiblemente el camino que también adopte ERC sino quiere quedar convertida en otra segunda marca del PSC en Cataluña, como Sumar en Madrid con respecto al PSOE.

Ante las elecciones europeas, el presidente Sánchez utilizará como baza el mensaje de que su política en Cataluña ha servido para desmovilizar al soberanismo y descabezarlo, y este discurso competirá con el pulso de Puigdemont para su investidura, que tendrá, por cierto, que pasar el filtro de la nueva Mesa del Parlamento catalán que se constituye el próximo 10 de junio, un día después de la votación de las elecciones al Parlamento Europeo.

Para resistir su envite, Puigdemont tendrá que aguantar la presión de los pilares principales del sistema catalán, empresariales y económicos, que ven en el socialista Illa una salida al laberinto en el que se metió Cataluña en 2017 con el referéndum del 1 de octubre y con la declaración unilateral de independencia.