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España no da la talla

Sorprende Italia con un fútbol atrevido, organizado y físico y elimina a la vigente campeona de Europa en octavos.

Pedro Rodríguez y David Silva muestran su decepción ante la victoria italiana
Pedro Rodríguez y David Silva muestran su decepción ante la victoria italianalarazon

Sorprende Italia con un fútbol atrevido, organizado y físico y elimina a la vigente campeona de Europa en octavos.

De blanco –el color es la puñetera anécdota– y a casa. Con el uniforme de la derrota garantizada, la campeona de Europa, descompuesta aún por el tiro en el pie que se disparó contra Croacia, no pasa de octavos, como en los tiempos del hambre. Aquel error la ha penalizado e Italia, bravísima, superior, la despide con un 2-0 que no admite cataplasmas. Sigue adelante el mejor. Exhibió todo lo que España no fue capaz de proponer: concentración, velocidad y precisión. Sorprendidos por el planteamiento ofensivo y audaz de los «azzurri», los españoles cavaron su sepultura en la primera mitad; cuando quisieron reaccionar en la segunda chocaron con la Italia tradicional: defensa cerrada, faltas, interrupciones, ralentización del juego y, por si acaso, una puerta abierta al contragolpe, que también aprovecharon para hacer el 2-0 en el 91. La Roja empezó bien la Eurocopa y la ha terminado difuminada, frágil, sin dar la talla. Caer en un Mundial en la primera fase y en una Eurocopa en octavos empuja a pensar que el cambio de ciclo es inaplazable. Del Bosque dejará de ser seleccionador –tampoco hubiera continuado en el puesto de haber ganado este título– y el sustituto empezará la revolución, que no será profunda porque en este equipo aún queda talento y, sobre todo, ese estilo que, posiblemente, necesita un enjuague.

Los vencedores empezaron a ganar con los acordes del himno. En Saint Denis, «Il Canto deglli Italiani» brotaba de las gargantas de los jugadores «azzurri» como un grito de guerra. Tanta intensidad y tanto sentimiento «Braveheart» para iniciar la reconquista. Enfrente, la España pálida, de blanco, ese color que fue gafe en los Mundiales de Estados Unidos y Brasil, y en el encuentro que contra Croacia iba a ser un trámite... Unos, metidos de lleno en el partido, impregnados de garra y de fe; otros, alelados. Veinte segundos, Juanfran pierde la pelota, no pensaba que tenía un italiano encima; un minuto, Alba patina en zona peligrosa con otro rival al acecho. Los indicios no eran sino horribles augurios, los peores.

Italia quiere ganar y el mensaje de los tres centrales no es para encerrarse en el área sino para protegerla desde lejos. Sorprende Conte cuando en punta sitúa una línea de cinco delante de la atribulada defensa española. Morata pide a De Gea que no saque en corto. La presión italiana es tremenda; el desgaste físico de los gladiadores, colosal. Los españoles no se enteran y los italianos inician un peligroso monólogo.

De Gea aparece mucho antes de lo esperado y responde a la ráfaga de remates con paradas de mérito. Le han vendido. Antes, cuando era oro todo lo que relucía, hacerle un gol a España resultaba misión imposible. Hoy, la solidez de ayer es una fragilidad manifiesta. No había respuesta a la avalancha italiana. La estatura del rival, ese detalle que «in illo tempore» minimizaron los bajitos con un fútbol fantástico, imposible de predecir, apenas era contestada por Morata, que no dudaba en pegarse con Barzagli, Bonucci y Chiellini, los tres centrales, elementos disolventes de las mejores virtudes españolas. Holanda en Brasil descubrió con esa línea el punto débil del equipo de Vicente del Bosque, e Italia lo ha vuelto a explotar. Pero con más argumentos que el muro, con De Rossi dueño y señor del partido hasta que le quitaron, y se desahogó a golpes con los asientos del banquillo.

Desarbolados en el centro del campo, desbordados en defensa y anulados en ataque, los jugadores españoles encomendaban su suerte a la inspiración del portero. De Gea estuvo notable en demasiadas intervenciones, incluso cuando encajó el 1-0. Eder consiguió atravesar la barrera en el golpe franco y el meta, despejar en corto el pepinazo. Pero delante de él, atentos al balón, cuatro adversarios y Piqué. Llegó a rechazar con el pie un remate más, pero no pudo atajar el de Chiellini, un central tan seguro en la retaguardia como efectivo delante.

Como no podía ser de otra manera, de «blanco macedonia», como define Alfonso Ussía la indumentaria maldita de la Selección, reapareció el equipo tras el descanso. Nolito, inadvertido otra vez, ni siquiera bullicioso, no salió del vestuario. Aduriz le suplió. Del Bosque quería agrietar el muro defensivo italiano con otro delantero que recibiera de espaldas, que ganara balones por alto... En el minuto 57, sólo dos minutos después de que De Gea evitara el 2-0 de Eder en un uno contra uno propiciado por Piqué, Parolo, dentro del área, empujó e «hizo la cama» al delantero del Athletic, que cayó de mala manera y se dio una costalada monumental. El árbitro no vio el penalti, ni el seleccionador español el alcance de la lesión del vasco, que tuvo que ser sustituido por Pedro –ya no quedaban arietes en el banquillo– después de que Lucas Vázquez relevara a Morata.

Con Lucas, la abrumadora posesión española en este segundo tiempo fue acompañada por un fútbol más vertical, por ocasiones, de Aduriz –antes de irse–, de Ramos, de Iniesta y, la mejor, de Piqué, a cuyo zurdazo respondió Buffon con un despeje de los suyos. Era la reacción desesperada que Pellé contrarrestó con el habitual oportunismo italiano. Fin de una era. Gloria a la Roja... Y a Vicente del Bosque.

- Ficha técnica:

2 - Italia: Buffon; Barzagli, Bonucci, Chiellini; Florenzi (Darmian, m. 84), Parolo, De Rossi (Motta, m. 53), Giacherini, De Sciglio; Éder (Insigne, m. 80) y Pellé.

0 - España: De Gea; Juanfran, Piqué, Ramos, Jordi Alba; Cesc Fábregas, Sergio Busquets, Iniesta; Silva, Morata (Lucas Vázquez, m. 69) y Nolito (Aduriz, m. 46 (Pedro, m. 80)).

Goles: 1-0, m. 33: Chiellini, tras un rechace de De Gea a disparo de falta de Éder. 2-0, m. 91: Pellé, de volea a pase de Giaccherini.

Árbitro: Cuneyt Cakir (Turquía). Amonestó a los italianos De Sciglio (m. 24), Pellé (m. 54) y Motta (m. 87), y a los españoles Nolito (m. 40), Busquets (m. 88) y Silva (m. 93).

Incidencias: partido de los cuartos de final de la Eurocopa 2016 disputado en el estadio de Francia, en Saint Denis, ante unos 80.000 espectadores.