Champions League

Atlético de Madrid

El Atlético se apunta a la Liga

Segunda victoria rojiblanca consecutiva en el Bernabéu, que silbó a su equipo antes y después del gol de Costa

Diego Costa, autor del gol del triunfo
Diego Costa, autor del gol del triunfolarazon

Victoria del Atlético (0-1, gol de Diego Costa) en el Bernabéu. Son ya dos victorias consecutivas, dos derbis seguidos que gana después de una cadena de 23 fiascos. El triunfo fue tan merecido como corto y el Bernabéu ha empezado a impacientarse. Las protestas fueron en aumento según avanzaba el partido y el eterno rival creaba una ocasión detrás de otra. Ni el debut de Bale, en la segunda parte, calmó los ánimos del graderío. Ancelotti dice que necesitan tiempo para mejorar. Pues que espabile. El Madrid juega sin patrón, sin fútbol, sin rumbo y sin alma. El madridismo ha tomado nota.

El Atlético sólo metió un gol en el primer tiempo. Pudo marcar alguno más. Creó las mejores ocasiones, practicó el fútbol más compacto y mejor combinado, cometió menos errores, los mayores, de puntería, y destapó la caja de los truenos en la tribuna del Bernabéu. El madridismo temía este encuentro contra el eterno rival no por la final de Copa, aún fresco el agravio en la memoria, sino por lo mal que juega el equipo, que no sabe a qué.

Los 97 minutos de Elche causaron desazón entre la parroquia blanca, pese al triunfo. El primer tiempo contra el Atlético corroboraba los peores presagios; aunque, ya se sabe, esto es una montaña rusa que Luis Aragonés definió así: «Hasta el rabo todo es toro», un topicazo tan real como esta vida plácida e intensa que ha descubierto Simeone para el Atlético, un equipo con señas de identidad bien definidas y una ambición que crece partido a partido.

En el primer tiempo, siempre corto para el que pierde y excesivo para el triunfador, la presencia de Illarramendi junto a Khedira en la media denotaba que Ancelotti buscaba el equilibrio, pretendía que el equipo no se rompiera, que hubiera un nexo entre la defensa y la delantera... No funcionó. Aunque el Atlético tardó tres minutos en cruzar a campo madridista, cuando lo hizo empezó a sentirse seguro. Sabía cómo manejarse, con apoyos constantes y los pertinentes desmarques. Se encontró, además, con el regalo de Di María ante Filipe Luis y el consiguiente pase de Koke hacia Diego Costa, que ganó la espalda a la defensa y volvió a batir a Diego López, vendido.

Con ventaja, el Atlético creció en confianza mientras el Madrid se desesperaba. No encontraba la manera de abordar el área rojiblanca ni de superar las líneas adversarias, bien trazadas y serias. La ansiedad y la precipitación hacían estragos en el Madrid. No llegaba un balón en condiciones arriba, y cuando Cristiano o Benzema lo recibían, no les duraba porque siempre tenían a tres o cuatro marcadores sobre ellos.

El 0-1 fue corto resultado para lo expuesto por los contendientes. Disfrutó de su ocasión Villa, pero no se atrevió a rematar según caía la pelota; Godín también tuvo el gol en sus botas y Tiago, la más clara, en la cabeza: entró solo y la echó fuera. Después Arda tiró alto, Diego López hizo una gran parada a Godín (cabezazo abajo y colocado) y luego le dio una patadita a Costa cuando estaba en el suelo. Reglamento en mano, penalti y expulsión. Poco después, en el otro área, Godín también pudo hacérselo a Cristiano.

Con paciencia infinita y jugando al 110%, como quiere su entrenador, el Atlético llegó al descanso con ventaja en el Bernabéu. Quedaba otro tiempo y Ancelotti, consciente de la calidad que atesora, introdujo dos cambios: Modric por Illarramendi y, el debutante, Bale, por Di María.

Falló el argentino en el gol atlético y aunque se vació, como de costumbre, estuvo tan desacertado como sus compañeros. No se salvaba ninguno. Pero comenzó el segundo tiempo y de nuevo las ocasiones fueron rojiblancas, y una, doble: disfrutó Diego Costa de un uno contra uno pero su tocayo le adivinó el tiro, despejó, llegó el balón a Villa y lo estrelló contra Pepe. Al «Guaje» le faltaba el acierto del díscolo Costa, que vio la amarilla por encararse con Mateu Lahoz. Arda tuvo que llamarle la atención.

Ancelotti hizoel tercer cambio, Morata por Isco, que hizo su peor partido desde que juega en el Madrid. Bale, por el contrario, pese a que parece un verso suelto en la alineación –aún tiene que amoldarse–, sabe lo que hace: dispara en cuanto tiene una oportunidad, y dispara bien –lo certifica Courtois– o corre la banda como si nadie fuera a pararle, pero le paran. Busca la acción del astro que repercuta positivamente en el rendimiento del equipo; pero el equipo, como tal, no funciona. Depende de alguna genialidad de alguno de sus numerosos genios; pero el Atlético defiende muy bien y ataca con peligro, tanto que Koke estrelló el balón en el larguero. Pudo ser el 0-2 y a continuación Courtois (min 84) hizo la parada del partido a Morata, que inventó una chilena de otra época. Casi de otra época, de otro siglo es, seguro, la victoria rojiblanca en un derbi liguero. Con este triunfo se mantiene empatado en cabeza con el Barcelona, y con 5 puntos de ventaja sobre el Real Madrid. De victoria en victoria, el Atlético se apunta a la Liga.

Bale se entrena sin suerte

Durante el descanso, Ancelotti pidió a los suyos más intensidad. Modric y Bale no lo oyeron porque estaban ya sobre el césped entrenándose. Si Bale quería emociones fuertes cuando fichó por el Real Madrid, ayer tuvo bastantes. El galés debutó en su nueva casa en un partido muy complicado. Ancelotti enseguida vio que necesitaba la lucidez de Modric en el centro del campo y la velocidad de Bale en la banda. Con el 11 en el campo, el Madrid se abrió. Bale se pegó a la derecha, Ronaldo a la izquierda e Isco ocupó el centro hasta que fue sustituido por Benzema. Bale dio profundidad y el equipo de Ancelotti aceleró para intentar remontar el partido. Luchó hasta el final,cuando casi roba el balón a Courtois. Pero ayer no era el día.