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El Madrid lo quiere todo

El Real Madrid afronta esta semana su primera final. Tiene opciones y confianza en conquistar el «triplete»

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Ha llegado ya la frontera, el punto determinante que separa el éxito de una temporada de la decepción. El Real Madrid afronta el final de abril con todo por ganar, como ningún otro equipo del campeonato español. En su mano está lograr la Copa del Rey este miércoles, seguir en la «Champions» en semana y media y presionar al Atlético de Madrid en los cinco encuentros que quedan hasta que tiemble de una vez. Ha llegado el momento de medir el valor de la plantilla y de su técnico y de comprobar su capacidad para afrontar los momentos de verdad, después de una temporada buena a la que falta el último paso para calificarla de excelente.

El viernes, antes del partido del Almería, antes de que el Barcelona cayese en Granada, Carlo Ancelotti hizo una defensa de su trabajo. Pocas veces este año el entrenador italiano ha presumido de lo que ha estado haciendo en el equipo durante todos estos meses. Él ha sido el más prudente en los momentos de euforia y también el menos pesimista en los momentos más agrios. El viernes repitió por dos veces que el equipo está luchando por ganar las tres grandes competiciones y que no sólo no había sucedido eso la temporada pasada, si no que no hay nadie en España en una situación similar.

Como el Bayern

El Barcelona se ha ido cayendo, vencido por el tiempo, el aburrimiento o el cansancio; el Atlético de Simeone se despidió de la Copa, derrotado ampliamente por el Real Madrid en los dos partidos. Sólo los blancos, de los tres de la élite, siguen con todos los frentes abiertos. El objetivo no puede ser más ambicioso. Segundos en la Liga, expectantes a que a los rojiblancos les dé la vuelta la fortuna, semifinalistas en la «Champions», donde le espera el reto del Bayern y pasado mañana, la primera final. Está permitido soñar con ganarlo todo. Si en España es el único equipo que puede hacerlo, en Europa, sólo el Bayern de Pep Guardiola se ha ganado poseer también ese privilegio.

Ayer, el presidente de la entidad, Florentino Pérez, se pasó por Valdebebas para apoyar a los jugadores y pedirles el último esfuerzo, el definitivo. El club está más unido que nunca en busca de redondear una temporada que pase directamente a la historia. Tras acabar el encuentro del sábado, Ancelotti y un grupo de futbolistas se fueron al Fondo Sur a agradecer el apoyo de la afición. Se acabaron las discusiones sobre la portería, sobre quién tiene que hacer de volante o la posición de Bale. El respaldo es absoluto mientras todo esté en juego y se pueda creer. Mientras, en la plantilla, el entrenador ha logrado convencer a todos de que son importantes en lo que se persigue. Con el grupo convencido es más fácil interpretar lo que pide el técnico. Jugadores que han tenido un papel secundario en varias fases de la Liga, están recuperando protagonismo.

El ejemplo más claro es Isco, que está jugando los últimos partidos pese a no haber contado durante muchos encuentros. Es en el futbolista andaluz donde más se ve la mano del entrenador italiano. Como media punta no le encontraba sitio y le pidió que fuese volante: es decir, que jugase de centrocampista, recorriendo el campo de arriba abajo. Isco nunca ha hecho esfuerzos tan grandes, pero contra el Almería jugó en esa posición y se le vio a gusto. Es verdad que hay que verle en retos mayores, pero al futbolista se le ve convencido.

Con todos los aspectos técnicos ya repasados durante toda la temporada, con la condición física en buen estado, según reconoce el técnico, lo que necesita es que los jugadores hagan suyo el mensaje optimista que él repite. Lo dijo Ancelotti nada más perder en Sevilla: si el Madrid gana todo, al menos se llevará dos títulos. Sonó a bravata, pero lo que intenta el entrenador es convencer a los más desconfiados. La derrota en Dortmund, dice, no cuenta porque en los 180 minutos ganó el Madrid. Ancelotti sabe que parte de su futuro se decide en lo que queda. El éxito de un entrenador lo miden los títulos que consiga y si no termina bien, poco va a valer su trabajo o la tranquilidad con la que ha llevado a la plantilla.

Quedan por disputar ocho partidos, nueve si llega a la final de la Liga de Campeones, y en cualquier perspectiva a principio de temporada, un escenario como el que se presenta ahora no hubiese parecido nada malo. El Real Madrid confía y ahora mismo tiene los hechos de su lado.