Champions League

Real Madrid

El Rey da la sorpresa y reaparece en el fútbol

El Rey Juan Carlos conversa con el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez (i), en el palco del estadio Santiago Bernabéu
El Rey Juan Carlos conversa con el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez (i), en el palco del estadio Santiago Bernabéularazon

Era la noche propicia para otra legendaria remontada del Real Madrid en Europa; el madridismo se había aliado para que así fuera, tanto que alguien muy especial quiso estar también en el Bernabéu para contribuir con su apoyo: Su Majestad Don Juan Carlos. El Rey, sentado entre Florentino Pérez y Hans-Joachim Watzke, presidente del Borussia Dortmund, departió animadamente con ellos antes del comienzo e intercambiaron comentarios en el transcurso del partido. Con el gol de Sergio, Don Juan Carlos estrechó la mano de Florentino y Watzke, acaso superado por la tensión, abandonó su sitio.

La presencia del Rey en el palco de Chamartín fue una «decisión espontánea». Su asistencia a esta semifinal de «Champions» entre el Real Madrid y el Borussia de Dortmund en el Bernabéu no estaba prevista en agenda. La Casa del Rey programó que el día de las Fuerzas Armadas sería la fecha en que el Rey retomase su actividad institucional, tras dos meses de recuperación en el Palacio de la Zarzuela, y que antes acudiese al estadio merengue para presenciar el partido de la Copa que lleva su nombre, el próximo 17 de mayo.

Pero fue ayer mismo cuando decidió adelantar su cita con el fútbol. Don Juan Carlos hizo su primera reaparición pública el pasado lunes 23 de abril, cuando recibió al Premio Cervantes Caballero Bonald. En este encuentro, y en las audiencias sucesivas, el Jefe de Estado recibió a los asistentes en el despacho, ya que no se encontraba en condiciones de salir al Salón de Audiencias.

Ya en la última reunión, la que mantuvo con el Rey Abdalá de Jordania, Don Juan Carlos, apoyado en dos muletas, pudo salir a recibirle a la puerta del Palacio de la Zarzuela, como hace con los demás Jefes de Estado.

Al Monarca se le ha visto con mejor aspecto y más delgado tras la última intervención quirúrgica, del pasado 3 de marzo, y ayer, según informaron desde la Casa del Rey, se sintió con la suficiente autonomía como para ir a animar a su equipo, el Real Madrid. «Quería ir al estadio, ha consultado a los médicos y le han dado el visto bueno», comunicaron.

Pero ni Don Juan Carlos, ni el lleno de 79.400 madridistas, para dejar en un susurro las gargantas de los 8.000 alemanes en el Santiago Bernabéu, ni el gran mosaico desplegado en el fondo sur con la Copa de Europa serigrafiada y el lema «Madrid sueña con ella», ni el atronador grito del «sí se puede» en los prolegómenos y en los primeros minutos del partido fueron suficientes para derrotar al Borussia de Dortmund. Ni siquiera el efusivo beso de Florentino Pérez a José Mourinho en el túnel de vestuarios, detalle tan comentado en las redes sociales, trajo suerte al Madrid, que se despide de la «Décima» antes de tiempo, pues, por lo que se vio al final del encuentro, presentarse en Wembley no era un sueño.

Pero pronto se apagó el ambiente inicial. La grada del Bernabéu, fiel a su estilo, dejó de animar en cuanto pasó el tiempo estimado para haber marcado dos goles y meterse en la eliminatoria. Demasiado temprano bajó la afición los brazos. Sólo resurgió a partir del gol de Benzema. Entonces volvió a meterse en el partido y animó hasta ocultar de nuevo a la afición alemana.

Mourinho vivió como loco los 90 minutos; estuvo más en la banda de la zona técnica y más activo que nunca. Incluso por ese trozo de campo obró de recogepelotas, pidiéndole a Essien que sacara rápido de banda y, otras veces, espoleando a sus jugadores para que se desmarcaran con premura y no perdieran un instante. Pero nada fue suficiente, ni el gol de Benzema ni el de Sergio Ramos antes de cumplirse el minuto 90. Ni siquiera que el árbitro, Howard Webb, tuviera buena relación con Mourinho, hasta ayer, quizás, o con Cristiano.