¿Ir al cine sin palomitas te parece impensable? pues eso es lo que empieza a ocurrir en los estadios españoles con un clásico de todo futbolero: ¡Las pipas!. En agosto de 2023, acuciado por las ratas, el Valencia anunciaba que convertirá su estadio en una instalación libre de cáscaras de pipas debido a los problemas de salubridad que éstas generan, así como las dificultades para mantener limpio el estadio debido a su acumulación. Las cáscaras de pipas han atraído a ratas, lo que ha ocasionado inconvenientes adicionales.

Además, en un comunicado, el club explicó que las cañerías del estadio se han visto colapsadas por los residuos, un escenario que puede generar incidentes los días de lluvia. Además, la limpieza de cáscaras cuesta una auténtica millonada. El Valencia aseguró entonces que desde 2018 se había gastado la nada desdeñable suma de de 250.000 euros para deshacerse de ellas. Con las pertinentes quejas de los vecinos que denuncian el ruido de las maquinas al limpiar las gradas.

Ahora otro club ha decido unirse a esta guerra. El Elche logró un buen empate el pasado sábado contra el Granada, punto que mantiene al equipo ilicitano como líder de Segunda División en la lucha por el ascenso directo. Pero en el horizonte del objetivo del conjunto franjiverde están: Burgos, Levante, Huesca, Málaga y Deportivo de La Coruña. Sin embargo, el equipo de Eder Sarabia ha alcanzadfo protagonismo en las últimas horas por un asunto que nada tiene que ver con lo que ocurre sobre el césped. Y es que el club ha adoptado una curiosa y llamativa medida para proteger su estadio, el Martínez Valero.

El Elche Club de Fútbol ha decidido prohibir, desde el próximo partido ante el Levante UD, la venta y el consumo de pipas en todo el recinto del estadio Martínez Valero. Esta medida responde a la necesidad de proteger las instalaciones, garantizar la higiene y reforzar el compromiso del Club con la sostenibilidad y el respeto al entorno.

Según afirman en un comunicado el consumo masivo de pipas en los encuentros ha generado en los últimos años un problema estructural. "Las cáscaras obstruyen drenajes y tuberías; deterioran las butacas y afectan la pintura y los acabados de múltiples superficies; elevan significativamente los costes de limpieza y mantenimiento; atraen plagas de ratas y palomas; y, sobre todo, pone en riesgo la salubridad de las gradas" subrayan.

La entidad pide comprensión a los aficionados y afirma que "pese a los esfuerzos constantes de los equipos de limpieza del Club, resulta inviable retirar por completo los residuos tras cada partido. Las cáscaras de pipa, además, contribuyen a la erosión del hormigón del suelo y a la acumulación de restos en zonas de difícil acceso".

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Y es que es bien sabido que las pipas están en la base de la pirámide alimenticia en las gradas. Cada año, los estadios recogen alrededor de 100.000 kilos de desperdicios de pipas tras los partidos, según cifras aportadas hace unos años por la Fundación de la Real Sociedad en una campaña de concienciación en el estadio de Anoeta.