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Insigne, el pillo que juega con Maradona

El pequeño delantero del Nápoles siente devoción por Diego, del que lleva un enorme tatuaje en su pierna izquierda

Lorenzo Insigne celebra su gol contra Bélgica, con la imagen de Diego Maradona en su pierna izquierda.
Lorenzo Insigne celebra su gol contra Bélgica, con la imagen de Diego Maradona en su pierna izquierda.Stuart FranklinAP

Si naces en Nápoles aprendes antes a querer a Diego Maradona que a tu familia. Si, además, juegas en el Nápoles, la admiración por Maradona suele convertirse en una devoción absoluta. Eso es lo que le ocurre a Lorenzo Insigne, napolitano y estrella del Nápoles, que lleva un enorme tatuaje con la cara de Diego en su pierna izquierda. Cuando Insigne golpea a la pelota con esa pierna también lo hace Maradona.

Me gusta Lorenzo, es un scugnizzo [palabra napolitana para referirse a un niño de la calle]. A veces la gente la toma con él, pero quiero decir a los aficionados que siempre hay que animar a los jugadores que intentan la jugada difícil, que intentan hacerlo en todas las zonas del campo. Hay que apoyar a los jugadores como nosotros”, dijo Maradona en 2014 de Insigne, que desde muy joven tuvo que luchar contra los recelos que despertaba su físico. Ahora mide 1,63 y es una de las estrellas de Italia, pero de niño fue rechazado por el Inter por bajito. Terminó en la cantera del Nápoles y después de una cesión al Cavese y otra al Foggia, en 2011 recaló en el Pescara, una parada trascendental en su trayectoria. Allí coincidió con otros dos jóvenes que ahora son indiscutibles en la selección, Ciro Immobile, cedido por la Juventus, y Marco Verratti. Dirigido desde el banquillo por Zdenek Zeman, que ya había entrenado a Insigne en el Foggia, aquel Pescara maravilló en la Serie B y ascendió. Immobile terminó en el Genoa, Verratti fichó por el PSG e Insigne regresó al Nápoles, del que nunca más salió.

Su unión con la afición se explica por su fútbol, por sus goles y por su origen. Insigne es un napolitano que ama al club, lo disfruta y lo sufre. Es un hincha jugando sobre el césped. Lorenzo no entiende la vida sin el Nápoles y los aficionados no entienden al Nápoles sin Lorenzo, que alimentó su pasión por el equipo gracias a Maradona. Cuando Diego murió, Insigne le dedicó unas emotivas palabras: “Desde el primer día que llegaste a nuestra querida Nápoles, te convertiste en un verdadero napolitano. Lo diste todo por tu pueblo, defendiste esta tierra, la amaste. Nos diste alegría, sonrisas, trofeos, amor. Crecí escuchando las historias de mi familia sobre tus hazañas, viendo y repasando tus interminables partidos. Fuiste el mejor jugador de la historia, fuiste nuestro Diego. Tuve la suerte de encontrarte, de hablar contigo, de conocerte y no puedo negar que me temblaban las piernas. Siempre has tenido hermosas palabras para mí, palabras de consuelo que nunca podré olvidar y que siempre guardaré dentro de mí. Como aficionado, como napolitano, como futbolista: Gracias por todo D10S”.

Insigne no dudó en acudir, junto a un utilero del equipo que ya trabajaba en el club en la época de Maradona, al improvisado altar que la afición había levantado en honor del argentino en las afueras del estadio, todavía llamado San Paolo. Quería mostrar su respeto por un símbolo que trascendía al fútbol. Días después dio un paso más y se tatuó la ya mencionada cara de Maradona en su pierna izquierda. Esta decisión emocionó a Dalma, una de las hijas de Diego, que agradeció públicamente este gesto hacia su padre. Esta es una de las muchas imágenes que dibujan el cuerpo de Insigne, quien mientras se tatuaba uno de los enormes leones que adornan su espalda cantaba La mano de Dios, la famosa canción dedicada a Maradona compuesta por Alejandro Romero e interpretada por El Potro Rodrigo. En ese momento, la pasión por Diego era más intensa que el dolor por el tatuaje.