Eurocopa 2024
La importancia de meterla
Nico Williams dirigió un ballet rojo espectacular, protagonista ante italianos vestidos del Madrid
Winston S. Churchill (1874-1965), que habló y escribió de todo y tuvo opiniones contradictorias sobre los transalpinos, decía que los italianos pierden las guerras como si fueran partidos de fútbol, y los partidos de fútbol como si fueran guerras. Algún designio, inescrutable y comercial, por supuesto, de la UEFA, vistió a la selección italiana de blanco como el Madrid de Florentino, de Vinicus, y ahora de Mbappé. La magia del color, sin embargo, está reservada para el quipo del Bernabéu y, al menos ayer, no se contagió, bueno, para meterse un gol en propia puerta, algo que demuestra la importancia de meterla, lo haga quien lo haga. Vujadín Boskov (1931-2014), un serbio - en sus tiempos yugoslavo - que también entrenó al Madrid sentenciaba con aquello de "fútbol es fútbol". Ayer, ante Italia, el fútbol fue España y, sobre todo, un navarrico llamado Nico Williams, que enloqueció y desarboló a la defensa contraria y, además, centró para que, tras un sutil toque de Morata, Calafiori empujara el balón dentro de su propia portería. Casi todo fue espectacular, una especia de ballet rojo alrededor de un balón que debió ser culminado con media docena de goles, aunque el que vale fue todo menos estético.
«El fútbol vertical y virtuoso ya ha enviado al desván del olvido al histórico pero monótono tiki-taka»
España jugó mejor que una Italia que no parecía Italia, sin duda porque lo españoles lo hicieron mejor, pero también más vistoso, sin un encadenamiento interminable de pases que no van a ninguna parte. La euforia ha vuelto, después de bastantes años, a la selección española, pero tampoco hay que lanzar las campanas al vuelo. El camino que queda por delante es largo y complicado y, en cualquier momento, puede haber un tropiezo, pero hay alegría en las botas de los futbolistas españoles, y eso también es importante. El fútbol es una guerra, no exenta de violencia, pero en principio incruenta. Los italianos, durante muchos años, fueron maestros en el manejo de la estrategia y la táctica y en el dominio de dar el golpe definitivo en el momento preciso, pero ayer fueron impotentes ante la verticalidad virtuosa que ya ha hecho olvidar al histórico pero monótono tiki-taka. El éxito final de España es que cuando la legendaria «squadra azzurra» intentó y pudo empatar, los españoles arrumbaron complejos y fantasmas con tanta convicción y poderío que, esta vez, los italianos ni tan siquiera perdieron un partido de fútbol como si hubiera sido una guerra, como apuntaba Churchill. Es la importancia, por supuesto, de meterla.
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