Roma
Fallece Vujadin Boskov; permanecerá su «fútbol es fútbol»
El serbio, que fue, entre otros, entrenador del Real Madrid y el Sampdoria italiano, falleció hoy a los 82 años en la ciudad italiana de Génova.
El serbio Vujadin Boskov, que fue, entre otros, entrenador del Real Madrid y el Sampdoria italiano, falleció hoy a los 82 años en la ciudad italiana de Génova, informa la web del club Vojvodina de Novi Sad, club en el que comenzó y desarrolló la mayor parte de su trayectoria como futbolista.
Boskov, que nació 16 de mayo de 1931 en Begec, cerca de Novi Sad, entrenó entre 1979 y 1982 al Real Madrid, club con el que consiguió una Liga y dos copas del Rey.
Como jugador fue subcampeón olímpico en Helsinki en 1952. También fue entrenador en España del Zaragoza y el Sporting de Gijón, y seleccionador de Yugoslavia en dos etapas. Asimismo dirigió al Feyenoord holandés, el Roma y el Nápoles italiano y el Servette Suizo. Y en España, precisamente, se le recuerda también por acuñar la frase universal «fútbol es fútbol».
Su mayor éxito lo logró al frente del Sampdoria de Génova italiano, al que condujo al título de la Recopa de Europa en 1999.
La Ciudad Deportiva del Vojvodina lleva su nombre y allí se oficiará el martes un funeral.
Vujadin Boskov, exentrenador entre otros del Real Madrid, falleció después de una dura enfermedad que apagó la vida de un profesional de los banquillos que dejó para la posteridad grandes frases y momentos, marcados por la final de la Copa de Europa que el conjunto blanco perdió ante el Liverpool en el Parque de los Príncipes de París, en 1981.
La llama del técnico serbio se apagó en la ciudad italiana de Génova para culminar una semana negra en los banquillos tras la muerte del exentrenador del Barcelona Tito Vilanova. Boskov, genio y figura de los banquillos, deja un hueco que ya abandonó Miljan Miljanic, otro de los técnicos que innovaron el sistema de entrenamientos en los años setenta.
El recuerdo que dejó Miljanic en el Real Madrid incitó al presidente Luis de Carlos a fichar a Boskov. Era la temporada 1979/80, la primera sin el presidente Santiago Bernabéu, y el técnico serbio sustituyó en el cargo a Luis Molowny, que había ganado la Liga el año anterior y dejó su sitió a un técnico que volvería a traer la exigencia en el trabajo diario a sus jugadores.
Sin Miljanic pero con Boskov, el Real Madrid recuperó una rutina de entrenamientos basados en la fuerza y en las tácticas. Una exigente preparación física mezclada con un estudio meticuloso de los movimientos de sus jugadores que dieron diferentes resultados a un entrenador que vivió momentos de gloria y decepción en un equipo que llegó a su cima en la final de la Copa de Europa de los "García".
Boskov no era nuevo en el mundo del fútbol. Hasta que llegó al Real Madrid su currículum estaba repleto de historias forjadas en varios banquillos y en muchos equipos con los que corrió por diferentes estadios a lo largo del mundo.
Boskov, nacido en la localidad serbia de Begec el 16 de mayo de 1931, salió de una pequeña ciudad de algo más de 3.000 habitantes para jugar en la Vojvodina entre 1946 y 1960. En ese tiempo, consiguió un subcampeonato de la Liga yugoslava y fue internacional con su país, con el que logró una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Helsinki en 1952. La gran Hungría de Ferenc Puskas cerró las puertas del éxito a una selección muy competente del que él formó parte.
Tras su última campaña en la Vojvodina, fichó por el Sampdoria, donde sólo jugó una temporada y finalizó su carrera en el Young Boys suizo, donde llegó a combinar funciones de jugador y entrenador, algo innovador para la época y que ahora imita Ryan Giggs en el Manchester United.
Su retirada fue el inicio de una larga trayectoria en los banquillos. Antes de llegar al Real Madrid dirigió al ADO La Haya, Feyenoord y Zaragoza, desde donde dio el salto a un club que comenzaba una nueva etapa con Luis de Carlos.
En el Real Madrid aplicó sus métodos y dejó momentos memorables con frases llamativas. La lista es larga y pese a que los años han pasado, nadie las ha olvidado: "fútbol es fútbol"; "punto es punto"; penalti es cuando árbitro pita"; "ganar es mejor que empatar y empatar es mejor que perder"; o "el fútbol es imprevisible porque todos partidos empiezan cero a cero", son ejemplos de una simplicidad genial que definieron su personalidad.
En los terrenos de juego logró ganar la Liga de 1979 en un pulso tremendo con la Real Sociedad que luego perdería la temporada siguiente. También consiguió dos Copas del Rey, la última en 1982, y tocó techo llevando al Real Madrid a la final de la Copa de Europa de 1981, quince años después de la última que disputaron y ganaron los blancos en 1966 al Partizan de Belgrado.
La perdió con una equipo plagado de canteranos, "los García", que, junto a Juanito y el inglés Laurie Cunningham, acariciaron la séptima Copa de Europa que no llegó hasta 1998. Fue derrotado 1-0 por el Liverpool y, a partir de ahí, comenzó su declive en el Real Madrid.
Tras su salida, en 1982, aún siguió entrenando. Lo hizo en el Sporting de Gijón, Ascoli, Sampdoria, Roma, Nápoles, Servette suizo, Perugia y, finalmente, en la selección yugoslava hasta el año 2000. En ese tiempo consiguió alcanzar otra final de la Copa de Europa, con el Sampdoria, y volvió a ser derrotado, esta vez por el Barcelona en Wembley. También hizo debutar a Francesco Totti, un 28 de marzo de 1993, en Roma, cuando tenía 16 años. Tenía buen ojo.
Boskov acabó como fue él. Con 82 años, participaba en las redes sociales. Tenía una cuenta en Twitter. Allí dejaba sus frases, como lo hizo en el Real Madrid. La última, data del 25 de abril: "Tengo aún pequeños problemas con las diabluras tecnológicas de Internet. Volveré pronto con mis twits". No tuvo tiempo. Se fue sin poder dejar más líneas. Su "fútbol es fútbol"le define. Él fue fútbol.
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