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Betis-Barcelona

Dos vejestorios de Champions

El Barcelona certifica su clasificación para la máxima competición europea con el gol que Jordi Alba marcó a pase de Dani Alves en el último minuto del alargue en el campo del Betis (1-2)

Ansu Fati celebra su gol
Ansu Fati celebra su golJose Manuel VidalAgencia EFE

La Liga va esclareciendo incógnitas cuando faltan tres jornadas y pico por disputarse. Tras la victoria, agónica, del Barcelona anoche en el Villamarín, los culés certifican matemáticamente su acceso a la Champions, objetivo mínimo de la temporada, y dificultan sobremanera la tarea del Betis de arrebatarle el sitio al Sevilla, que la tiene a tiro de tres puntos. Los verdiblancos, lanzados a una improbable caza del Atlético, quedan con pocas opciones de coronar con un puesto en la Liga de Campeones su título copero.

El primer suceso reseñable del partido fue la lesión de Claudio Bravo, un clásico en esta etapa suya en el Betis que se prolongará otro año: la etapa, esperemos que no las lesiones. El guardameta chileno, el viernes por la noche, pensaba reencontrarse con Marc-André Ter Stegen, su colega alemán e íntimo enemigo con el que compitió durante dos temporadas por la titularidad en el Barcelona. Ganó el teutón y él se marchó a Inglaterra de la mano de Pellegrini, que se lo trajo al Betis. La indisposición del culé y la lesión tempranera del verdiblanco dejaron a Rui Silva en la portería bética y a Neto en la azulgrana.

Los dos entrenadores preconizan ideas similares desde distintas posiciones de partida. Xavi alineó un canónico 4-3-3 y Pellegrini replicó con un 4-2-3-1 mentiroso, pues Canales y Fekir tenían orden de bajar a la base de la jugada para ayudar a Guido y Guardado en tareas de construcción. Los ajedrecistas se neutralizaron en el primer tiempo, aunque una madrugadora incursión de Dembélé por la derecha presagiaba para Álex Moreno unos problemas que finalmente no tuvo.

En el plano contable, cada contendiente se retiró al vestuario con un remate a la madera que pudo darle ventaja, primero Araújo a la salida de un córner –la mano de Rui Silva mandó el balón al travesaño– y enseguida, un tiro de Guido desde la medialuna que escupió el poste de Neto. Los béticos se quejaron con mucha razón de una falta inexistente señalada a su mediocentro argentino en una pérdida de Ferrán Torres que dejaba a Borja Iglesias en posición franca. Mateu Lahoz no sólo se precipitó al pitar antes de que se resolviera la acción, es que la señalización fue incoherente con su trayectoria de árbitro amante del contacto.

Aunque el Barça regresó más entonado en la segunda parte, los primeros veinte minutos se consumieron sin sobresaltos hasta que Juanmi empaló a bocajarro un centro de Álex Moreno y Neto, en un alarde de reflejos, desvió el remate igual que le ganó otro duelo al malagueño poco después, tras una dejada de Borja Iglesias. El Betis rondaba el gol y Xavi quiso ponerle remedio con la activación de Aubameyang por un inoperante Depay. La presencia de una referencia como el gabonés liberó a Ferrán Torres, que erró solo delante de Rui Silva tras un error de Sabaly. Pero el que de verdad le cambió la vida a los culés fue Ansu Fati, que marcó en el primer balón que tocó con un tirito mordido y blando, pero avieso, que pilló al portero a contrapié.

En la siguiente jugada, el Betis empató mediante un cabezazo de Bartra, que entró como un tren en una falta lateral botada por Fekir, pero se veía a los béticos cortos de gasolina frente a un Barcelona que, con Riqui Puig a los mandos, dominó el tramo final. Aubameyang estuvo a punto de marcar el 1-2, igual que Adama con un centro que se envenenó. Sin embargo, fue un centro formidable de Alves rematado con una soberbia volea por Jordi Alba la acción que decantó el choque en el minuto 94.