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Las dos últimas balas
El técnico, que se juega el futuro, confía en el efecto de Ramos y Modric para tener posibilidades en Barcelona
Fue un partido dramático, se pasó una mala noche, pero ayer, en el entrenamiento por la mañana, los jugadores se juntaron y poco a poco fueron levantándose el ánimo unos a otros, pese a que sigue habiendo diferencias entre ellos porque los malos resultados siempre traen discusiones. El equipo está en cuartos de la «Champions» y la sensación es que no se puede caer más abajo. Por eso, aunque se esperaba una mañana dura en Valdebebas, todo fue más relajado. Ahora la fecha que se han marcado en las oficinas del club es el 22 de marzo, el día del partido en el Camp Nou. Hasta entonces esperan que el equipo levante el ánimo para llegar a ese día con capacidad para hacer frente al Barcelona. Ya no se habla de ganar allí, que parece un atrevimiento a casi todos, pero sí de, por lo menos, disputarle el encuentro a quien es el líder de la Liga.
Nada más acabar el choque contra el Schalke, Florentino Pérez bajó a los vestuarios para hablar con Carlo Ancelotti. Según informa la Cadena Cope, le pidió que además de sacar al equipo de esta situación en la que se habían metido, devolviera la imagen que corresponde al Real Madrid. Que, finalmente, hiciese lo que creyese necesario, pero que esto necesita soluciones inmediatas para no tirar una temporada que parecía que iba a ser un éxito absoluto y ahora bordea el desastre también absoluto. Se ha pasado de un extremo a otro en un margen brevísimo de tiempo. Fue una charla corta, en la que el presidente repitió lo que ya había dicho tras la derrota en el Vicente Calderón: ésa no es la imagen del Madrid.
Ayer, los que estuvieron cerca del entrenador italiano le vieron tranquilo, pese a todo lo que había sucedido el día anterior y pese a que sabe perfectamente que tiene el futuro marcado. Sólo un título le valdría para renovar y ahora mismo ni siquiera eso está tan claro. Hay una palabra que se repite por el Real Madrid para describir esta caída libre que empezó en enero: incomprensible. Carlo Ancelotti a veces explica que es culpa de la falta de intensidad, otras veces, la forma de atacar; frente al Schalke, explicó, falló el modo de defender y también que se ha perdido la confianza. Al final, reconoce que no llega a comprender del todo lo que le está pasando a la plantilla en este comienzo de año. La derrota del Schalke llegó después de la del Athletic, del empate contra el Villarreal, de la goleada recibida en el Calderón hace poco más de un mes. Entre medias ha habido conjuras, cenas, charlas y broncas del presidente. Nadie se explica con claridad por qué se ha producido este bajón en el físico y en la forma de jugar. Lo único que se le pide al entrenador es que recupere la mejor versión de todos los futbolistas.
No se entiende la titularidad de Khedira, un jugador que está más fuera que dentro del club blanco, y se considera que el encuentro contra el Schalke ha dejado muy marcados a los dos laterales suplentes. En la primera mitad, con el marcador en contra, Ancelotti puso a calentar a Marcelo para sustituir a Coentrao. El portugués, que dio un magnífico pase a Ronaldo en el segundo gol, no se enteró de lo que sucedía a su espalda. En la otra banda, Arbeloa tampoco tuvo su mejor día. Fue Nacho quien terminó el partido. Tampoco ayudó que Iker Casillas no estuviese fino en los goles del Schalke.
Frente a esto, la noticia positiva, la que animó el entrenamiento de ayer y da algo de vuelo y algo de entusiasmo es el regreso de Modric y de Ramos, que han contagiado su carácter al resto. Es de lo que se fía Ancelotti para mirar hacia delante con algo de esperanza. Modric fue de lo mejor durante los minutos que estuvo en el campo contra el Schalke. Fue de los pocos que supieron lo que había que hacer y lo intentó: había que mover la pelota, distraer, dominar. El croata fue recibido como un héroe en el Bernabéu.
Ramos está listo también para disputar un partido desde el 4 de febrero, cuando se lesionó contra el Sevilla. El equipo ha echado de menos a un futbolista con carácter para mandar al resto del grupo. Kroos aún no se explica bien en castellano, Ronaldo está cabreado con el mundo; Casillas es un futbolista en continua vigilancia. Sólo Pepe pone un poco de orden allí. Ramos ejerce de capitán y Ancelotti le necesita más que nunca.
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