Fútbol
España, a conquistar el mundo
La selección femenina juega ante Inglaterra el partido más importante de su historia. La final de un Mundial que empezó con dudas y va a terminar convencida de que todo es posible
España juega hoy el partido más importante de su historia. Muchas veces se usa esta frase con demasiada ligereza, pero esta vez es verdad, porque el fútbol femenino nunca había estado tan cerca de conquistar, literalmente, el mundo. El estadio Australia de Sídney puede convertirse en el santuario de peregrinación más importante para el fútbol femenino español si hoy las futbolistas de Jorge Vilda levantan la Copa del Mundo. Hace un mes parecía una misión imposible por las dudas sobre la forma física de Alexia Putellas y por el convencimiento de que en el grupo no había el nivel de química suficiente para que las cosas saliesen bien. Los dos primeros partidos, con poca pólvora ante rivales flojos, no ayudaron y mucho menos la goleada sufrida ante Japón para terminar segundas la fase de grupos. Pero resulta que fallaron algunas de las grandes favoritas y el camino era más cómodo sin pasar líderes a octavos. La duda era si España lo iba a saber aprovechar y vaya si lo ha hecho.
El seleccionador hizo algunos cambios en el once titular, empezando por la portería y terminando por los extremos, y se inventó a Salma Paralluelo en el papel de revulsivo desde el banquillo. Así fue pasando eliminatorias y dándole la vuelta a la situación. Ahora la química está disparada y futbolísticamente el equipo ha crecido mucho. Tanto como para no temer a nadie, incluida Inglaterra, seguramente el peor enemigo posible. Primero porque es un bloque sólido, con Sarita Wiegman en el banquillo empeñada en batir récords a los que ningún entrenador ha llegado, y segundo por ser el verdugo en la última Eurocopa, en unos cuartos de final crueles en los últimos minutos y en la prórroga. Las inglesas son un rodillo con muchas maneras de aplastar a los rivales y mucha solidez atrás, pero España está crecida, convencida de que ha llegado su momento. Las lágrimas de veteranas como Jenni Hermoso después de las victorias en las eliminatorias recuerdan lo largo y difícil que ha sido el camino, desde que el fútbol femenino no existía y las que intentaban jugarlo eran unas pioneras sin ayuda, a ahora que se llenan estadios y las niñas pueden tener referentes en los que mirarse para soñar con ganar el Mundial.
«Lo que nosotros queremos mañana es ser los mejores del mundo y lo conseguiremos ganando la final. El equipo ha ido evolucionando, ha seguido creciendo, a nivel mental se ha dado un paso más allá. Las jugadoras están súper enfocadas, centradas, y eso es lo que nos ha llevado hasta aquí», decía Jorge Vilda en la previa de lo que para él también es el partido más importante que nunca ha dirigido. «Estamos súper ilusionados de estar aquí, supimos que estuvimos por encima el año pasado. El resultado es lo que cuenta, pero sé lo que sintió Inglaterra en ese partido», continuaba el seleccionador hablando del cruce de cuartos contra las «leonas» en la pasada Eurocopa.
Ese recuerdo es una motivación más para, como decía el técnico, levantar hoy a un país que ha agotado las 6.000 invitaciones para ver el choque en el WiZink Center y que va a tener pantallas gigantes en casi todos los rincones. «Para toda esa gente que no nos conoce, me alegro que nos vaya a ver por primera vez. Pediría que nos apoyen, porque podemos hacer cosas muy bonitas e importantes», decía la capitana Irene Paredes.
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