Testigo Directo
Mundial 2022: Lo que gusta una cola en Qatar
Todo tiene que ir por el camino marcado en los transportes, en los estadios y en la vida
Cualquier excusa es buena para montar una cola en Qatar. Todo el mundo tiene que ir por el camino que le marcan. En el Metro, en los estadios y en la vida. La paciencia es fundamental para llegar a cualquier sitio porque nunca hay un camino directo a ningún sitio.
Puedes ver cómo crece la cola para entrar al Metro después de un partido sin que a nadie se le ocurra dar paso a la gente para que entre en la estación. No les deben de gustar las aglomeraciones en interiores, pero no les importa que se produzcan en el exterior mientras todo esté en su sitio. La cola va creciendo sin que la veas avanzar. Porque otro problema de Qatar es que los transportes no están preparados para absorber tanta cantidad de gente de una vez.
La opción de coger un taxi tampoco es sencilla. El punto de recogida se confunde con el parking para coches particulares. Y ahí empieza la locura para buscar una matrícula entre miles de vehículos que solo tienen una salida para escapar del estadio. Y la salida, por supuesto, está atascada. Porque también hay atascos, ¿cómo no? Si la gasolina es más barata que el agua.
Para «facilitar» las cosas también te puedes encontrar que la entrada de Metro a la que conduce la vereda de sentido obligatorio esté cerrada. La otra entrada es posible que esté abierta, pero para llegar a ella tienes que atravesar una autopista de diez carriles sin una pasarela que haga más fácil esa labor.
Todo es complicado e inflexible. Los voluntarios reciben órdenes y las ejecutan sin pensar. Todo tiene que ir por su sitio. Aunque no haya nadie más para entrar al Metro o para entrar a un estadio tienes que hacer una gira por la línea de vallas que marcan el acceso. Sin atajos, dando vueltas como el burro en la noria.
Nada está cerca porque todo lo alejan obligándote a dar un rodeo.
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