Mundiales en peligro

La FIFA reconoce que si las sospechas de corrupción se confirman, Rusia y Qatar no acogerían la Copa del Mundo

«Si yo fuera parte del comité organizador de Qatar 2020, no estaría tranquilo», lanzó Greg Dyke, presidente de la Federación Inglesa, nada más conocer la dimisión de Blatter. «Podemos volver a mirar esos dos mundiales», insistía convencido de la ilegalidad de las designaciones de Rusia y Qatar como sedes para 2018 y 2020. Antes de esos cuatro días en los que se sintió acorralado por la Justicia y decidió dar un paso al costado, Blatter afirmaba con rotundidad que nada cambiaría estas decisiones, tomadas de forma «democrática», por el congreso de la FIFA, máximo organismo para estas cuestiones. La seguridad de sus palabras en su discurso de «investidura» se tornó en dudas cuando leyó la carta de su adiós y todos los opositores han visto el camino abierto para dar marcha atrás a las injusticias que a su modo de ver se han cometido últimamente.

Peligran los mundiales de Rusia y Qatar, especialmente desde que, ayer, lo que era un rumor salió de la boca de uno de los hombres fuertes de la organización en esta fase de transición. «Si surgieran pruebas de que la elección de Qatar y Rusia sólo ocurrió gracias a la compra de votos, entonces la elección podría ser invalidada», dijo Domenico Scala al diario suizo «SonntagsZeitung». Se trata del presidente de la Comisión de Auditoría y Cumplimiento de la FIFA. El nombre de su cargo y la comisión que dirige es largo y poco concreto, pero si se añade que es el personaje elegido por Blatter para estos meses de interinidad, queda clara la importancia de sus declaraciones. Fue el primero que tomó la palabra tras la conferencia de prensa en la que el todavía presidente anunció que se abría el periodo para buscar un sucesor, y detalló los pasos que la organización va a seguir al menos hasta final de año.

Él se va a encargar de implementar las reformas anunciadas por Blatter, «necesarias para el futuro de la FIFA», y va a tener un papel clave en la convocatoria del congreso extraordinario del que saldrá el nuevo «jefe». Aclaró en la entrevista que existe esta posibilidad, pero que «aún no han aparecido las pruebas sobre las sospechas en ambas elecciones». La forma en la que se designaron las dos próximas sedes mundialistas es una parte importante de la investigación llevada a cabo por las justicias suiza y estadounidense.

Otra elección mundialista con polémica fue la de Suráfrica 2010, porque, según desvelaron ayer medios ingleses, Marruecos podría haber recibido más votos que los otros contendientes, aunque finalmente no apareció su nombre como ganador.

El destino de las mordidas de Jack Warner

La BBC desveló ayer alguna de las incógnitas que aparecen en el informe de la Fiscalía estadounidense sobre los casos de corrupción de la FIFA. Los 10 millones de las arcas del gobierno surafricano pasaron a la FIFA en Suiza y de ahí a cuentas con la Concacaf como titular, pero controladas por Jack Warner. De allí, utilizó diferentes cantidades para pagar créditos personales o directamente a abonar compras con tarjetas. Lavó parte del dinero utilizando un «importante hombre de negocios» y una cadena de supermercados (JTA Supermarkets).

Scala, un «cerebrito» para la transición

Domenico Scala juega al fútbol en sus ratos libres y lo va a dirigir en los próximos meses, hasta que la FIFA tenga un nuevo presidente. Blatter le ha encargado la implantación de las medidas que cree necesarias para la regeneración democrática de la institución y fue el primero en tomar la palabra tras el adiós de «Sepp». En el currículum de Scala aparecen puestos de responsabilidad en el mundo farmacéutico y en 2004 fue designado «líder mundial joven» por el Foro Económico Mundial. Padre de dos hijos y con nacionalidad suiza e italiana, lleva tres años en la FIFA lejos de las cámaras, pero en puestos de responsabilidad. Con Blatter fuera y Jerome Valcke amenazado por las sospechas de desviar 10 millones, él aparece como el rostro amable para la transición.