
Fútbol
Real Madrid - Arsenal: Obligados a la locura
El madridismo sueña con otra noche mágica de remontada.
«He oído un millón de veces esa palabra», dice Jude Bellingham

Antes del partido contra el Arsenal, antes de la remontada de la que ya nadie duda, ante la Prensa, Carlo Ancelotti quiso poner un poco de calma entre la euforia desatada, los vídeos de remontadas y los mensajes de Whatsapp, pero no pudo evitar que el ambiente emocional del madridismo se le contagiara, porque no puede ser de otra manera, porque se pega también a los más racionales, a los que se apoyan en datos, en partidos anteriores, los que intentan atarse a la tierra. «Con cabeza, con corazón y con cojones. Como dice Alcaraz», explicó, en fin, Ancelotti sobre cómo afrontar el encuentro de hoy contra el Arsenal.
«Para una remontada el fútbol no es suficiente: se necesitan emoción y caos», anunció en Movistar + Jorge Valdano, que es, sin duda, el Vargas Llosa del madridismo. Él lo ha vivido y lo ha contado de tal manera que suyo es el término que bautiza lo que el madridismo quiere vivir esta noche: el miedo escénico. Ese que, de repente, maniató al PSG, a un Chelsea que se había lanzado, al mejor City del mejor Guardiola o al Bayern, el año pasado, cuando puso la eliminatoria a su favor. El miedo escénico con el que bautizó las remontadas heroicas, en las que él participó, de mediados de los ochenta, con el nacimiento de la Quinta y el otoño de los Camacho, Santillana y Juanito. Esos partidos imposibles, con resultados en la ida tan parecidos a los que afronta hoy el Real Madrid, y que crearon parte de la identidad actual del club blanco. «Emilio Butragueño ha hablado del 6-1 contra el Anderlecht», decía ayer Jude Bellingham. «Los he visto todos estos días en TikTok. Esta es la fuente de la que bebo estos días. He visto las más recientes también. Queremos ser parte de esto y añadir una página a la historia de este club», continuaba el inglés. «La palabra que he oído más veces en los últimos días es remontada. La habré oído un millón de veces esta semana», continuaba el futbolista que tiene que ser clave para que el Real Madrid pueda llevarse el partido.
Así que, frente a la marea, la ilusión imposible de aplacar, las estadísticas frías son sólo papel mojado, un idioma que no se entiende o no se escucha o que no es capaz de descifrar un cerebro embriagado por la esperanza.
El Real Madrid no ha ganado un partido por más de dos goles desde que venció al Brest 0-3 a finales de enero, desde entonces, casi todo (menos la excepción de la eliminatoria contra el Manchester City) ha sido trabajoso, con problemas y falta de identidad. Pero nadie va a llegar esta tarde a la plaza de los Sagrados Corazones, al lado del Santiago Bernabéu, con un excel en la mano explicando que no se puede soñar, porque los datos, la razón y cualquier estadística que le pidas a la IA niegan la posibilidad de la remontada y de que el Real Madrid pase a las semifinales.
Principalmente, porque no se le va a oír. Porque un par de horas antes del partido las calles que rodean al Bernabéu va a ser el jolgorio de siempre, pero esta vez con la sensación de que se pide más, un pequeño milagro.
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