Fútbol

La historia jamás contada de la remontada más histórica del Real Madrid: "Estaba en la mili y acabé en el banquillo del Bernabéu"

Mediavilla era un joven del Real Madrid aficionados, de Tercera, que fue convocado para la remontada contra el Monchengladbach (4-0). Fue el primero que abrazó a Juanito

Remontada ante el Borussia
La histórica remontada del Real Madrid frente al Borussialarazon

Cuando Javier González Mediavilla le dijo a su sargento que necesitaba licencia para jugar un partido, su superior en la mili le preguntó que contra quién era. Mediavilla le contestó: «Es contra el Borussia Monchengladbach».

«Te arresto, te estás quedando conmigo», le contestó el sargento.

Era diciembre de 1985, el Real Madrid había perdido por 5-1 en el partido de la ida de la Copa de la UEFA y necesitaba otra remontada imposible para pasar la eliminatoria. Además, el equipo que entrenaba Molowny, como tenía muchos sancionados y lesionados, necesitaba jugadores de los filiales. Del Castilla no podía ser, así que Ramón Grosso, el ex futbolista que estaba trabajando en el club, llamó a Mediavilla y a De la Calle, que jugaban en Tercera con el Madrid aficionados, para pedirles que fueran a la convocatoria.

No era mentira y el sargento permitió a Mediavilla no ir la mañana siguiente a cumplir con la mili que hacía voluntariamente.

Alemanes de los de antes

Y la tarde antes del partido fue a la Ciudad Deportiva, pero después del entrenamiento, y de ahí al hotel de concentración, a pasar la noche junto a De la Calle.

Era un Real Madrid de la Quinta y de Camacho y Juanito y Santillana, un Madrid que, como esta eliminatoria de la Champions, hacía partidos horrorosos en la ida y necesitaba milagros en la vuelta. Cenaron con todo el equipo, al día siguiente estuvieron en la charla de Molowny y fueron en el autobús al estadio, por una Castellana repleta, como el Bernabéu. Mediavilla había pasado de jugar contra el Navalcarnero a estar en el banquillo en el partido más importante de una generación. «Yo estaba asustado, pero se veía que ellos estaban acostumbrados», cuenta. «En el túnel veías a esos alemanes y, hablamos de los años ochenta: qué piernas, qué pelos, qué armarios. ¡Eso no era normal! Si tenía que salir me moría».

Pero en ese mismo túnel, Camacho, Santillana y Juanito empezaron a dar golpes a la valla, a pegar gritos, a soltar la rabia y a empezar a fabricar el miedo escénico. Los jugadores que tan bien le habían tratado la noche anterior y los días que se veían en la CiudadDeportiva o en esos partidos de los jueves en los que el primer equipo se entrenaba con los filiales, esos jugadores, tan cercanos, que pocos minutos antes se estaban afeitando con tranquilidad en el vestuario, se habían transformado de repente en ogros y los alemanes habían empequeñecido.

«Todos nos trataron fenomenal, pero quien mejor se portó con nosotros fue Jorge Valdano, que nos preguntaba y nos ayudada», recuerda Mediavilla.

En el Real Madrid aficionados hacía de todo: de central, de lateral derecho, también de mediocentro, era un futbolista con personalidad, que tiraba las faltas y los penaltis y que un año fue el máximo goleador del equipo de Tercera. Cuando podía, iba al Bernabéu con su hermano. Pero esa noche estaba allí, debajo, en el banquillo, al lado del césped, más cerca que nunca y todo vibraba. «Si no lo has vivido no lo entiendes, pero yo he estado ahí y sé lo que es la energía del Bernabéu», dice. No jugó. Molowny hizo los dos cambios. En el minuto 75 sacó a Cholo por San José, y ya al final, quitó a Juanito para sacar a Martín Vázquez. Esa imagen es inolvidable: Juanito se va desde el centro del campo hasta la banda pegando saltos, con el brazo en alto, representando a todos los madridistas que habían llenado un par de horas antes el estadio.

Abrazo a Juanito

Juanito se abraza en la banda a Martín Vázquez y después llega al banquillo. «Y el primero que le coge y le abraza soy yo», recuerda Mediavilla, que estaba sentado más cerca que nadie. «Ganamos porque estaba yo», añade con una carcajada. No pudo estrenar la camiseta con el 15 en la espalda y casi estuvo a punto de no quedársela porque, en esa época, había que devolverlas o pagarlas. Entonces llegó Chendo y se las pagó a él y a De la Calle.

Mediavilla recuerda muchos detalles, pero también tiene pruebas: salió en una foto de AS y aquello fue un hito. «La mili ya no fue igual», reconoce. Más tarde le hicieron una entrevista y aseguró que si había una guerra o tenía que jugar con el Real Madrid, no iba a la guerra.

A su sargento no le hizo tanta gracia.

En el 27 a casa

Jugó, hasta los 40 años, en el Castilla, en el Granada, el Racing o la Segoviana, entre otros. Pero no olvida esa noche. Al acabar, cogió su mochila, fue a la parada del autobús 27, esperó y se subió con el resto de aficionados que volvían a sus casas felices. Ahí iba él, agarrado con una mano para no caerse y pendiente de no saltarse su parada cerca de Atocha.