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Cómo se echa de menos el “espíritu Ramos”

No quiero ni pensar lo que sería del Madrid sin un Thibaut Courtois en racha. O se toman medidas o se pasará muy mal

Los jugadores del Real Madrid David Alaba (i) y Eder Militao (d)
Los jugadores del Real Madrid David Alaba (i) y Eder Militao (d)Kiko HuescaEFE

Sergio Ramos es ya, haga lo que haga el resto de su carrera, una leyenda del mejor equipo de todos los tiempos. La historia del ahora lesionado Sergio Ramos no se puede entender sin el Real Madrid, donde ha pasado 16 temporadas que se dice pronto, pero la del Real Madrid quedaría igualmente coja si se obviase al mítico 4. Entre otros pasajes habría que incluir, obviamente, ese minuto 93 de la finalísima de Lisboa en 2014 que cambió el devenir del club para siempre. Sin ese cabezazo a los pies de Courtois, el equipo merengue hubiera entrado en una crisis de tres pares de narices, teniendo en cuenta que no sólo llevaba 12 años sin oler una Champions sino que, además, la hubiera perdido frente a su eterno rival capitalino, con lo cual el daño se habría producido por partida doble. Palmar una final de la Copa de Europa es un desastre para una entidad que ha ganado todas las que ha disputado en la era moderna, pero hacerlo además frente al Atleti hubiera supuesto directamente el apocalipsis.

La presencia del de Camas en la zaga madridista surtía efectos futbolísticos, pero también psicológicos. Sus compañeros, empezando por un Raphaël Varane que sin él ya nunca sería el mismo, jugaban más tranquilos con un compañero que se las sabía todas y que atesora unas dotes innatas para el mando. Ordenaba las defensas como nadie y consecuentemente nadie se salía del guion. Resultado: cuatro Copas de Europa.

Su salida conllevó el fichaje de un zaguero del Bayern de Múnich, David Alaba, que aterrizaba con vitola de estrella. Quienes fueron a por él olvidaron dos nada insignificantes detalles: que ha jugado la mayor parte de su carrera de lateral y que su índice de acierto en el estratégico juego aéreo, más en un equipo como el Real Madrid, es del 47 por ciento. Sea como fuere, la defensa está siendo en la primera temporada postRamos el gran fiasco de un equipo que empezó saliéndose del mapa y sorprendiendo a propios y a esos extraños que siempre buscan el mal del Real Madrid. El susto a las primeras de cambio frente a un Levante que les calzó tres goles y el increíble gatillazo frente al Sheriff nos proporcionaron indicios preocupantes de que las cosas no iban atrás tan bien como pensábamos tras ese fulgurante inicio.

Hace tres domingos las costuras saltaron por los aires con una facilidad impropia en un equipo de élite que jugaba contra un recién ascendido, ese Espanyol al que yo siempre seguiré llamando Español, que hace falta ser gilipollas para catalanizar el nombre de un equipo que se bautizó como “Español” por algo.

Que las cosas no van bien lo demuestra para empezar, el hecho de que cuando se lesiona el superlativo Dani Carvajal, nadie es capaz de sustituirle con garantías. Ni Lucas Vázquez, que es muy buen extremo, pero no lateral, ni Valverde, que está hecho para otros menesteres, saben cómo desenvolverse en esa posición. Lo de los centrales es altamente preocupante: el austriaco Alaba vino para jugar en esa demarcación y está abonado a la banda izquierda y Militao y el normalmente competentísimo Nacho andan más perdidos que un pulpo en un garaje. Si a ello se le une la nada baladí circunstancia de que Casemiro no es el de otros años, aquél que se consagró como el mejor mediocentro del mundo, tenemos perfectamente retratado el panorama.

Los insobornables números tampoco mienten, es más, lo dicen todo: el Barcelona, que está seis puestos por debajo en la tabla -con un partido menos, igual que los merengues- y que en estos momentos es el Señor Pupas, ha encajado ocho goles frente a los 10 del Real Madrid. El Sevilla está en 3, es decir, siete menos; el Atlético en seis y la Real Sociedad en siete. Hasta el Rayo supera a los de Ancelotti con un tanto menos en contra habiendo disputado un encuentro más. Algo tienen que hacer: no sé si sacarse de la manga un remedio de la cantera o ir con el talonario por delante a por alguno de los centrales de postín que a buen seguro habrá a tiro en un mercado de invierno en el que las apreturas financieras facilitarán los chollos. No es ni medio normal estar así, pasándolas canutas, cuando dispones del que seguramente es el portero más en forma del planeta. No quiero ni pensar lo que sería de este plantel sin un Thibaut Courtois en racha. O se toman medidas o se pasará muy mal.