Fútbol
Un empate injusto para los méritos del Madrid en Villarreal (0-0)
En la primera parte, el equipo de Emery tuvo ocasiones más claras porque Marcelo no paraba a nadie, pero tras el descanso, los de Ancelotti fueron muy superiores
Se quedó muy cerca el Real Madrid de la victoria en el campo del Villarreal, después de una segunda parte estupenda y una nueva exhibición de Vinicius, pero no terminó de confirmar su superioridad después del descanso porque Rulli empezó a crecer para tapar al menos tres oportunidades claras del equipo de Ancelotti. El choque acabó con un remate de Nacho, que sacó un defensa debajo del larguero, tras otro remate de Jovic al palo. Ancelotti sólo pensó en el PSG con el descanso que le dio a Modric: no salió hasta el final, cuando ya había perdido fuelle su equipo y cuando Vini no podía más. Ancelotti dice que el brasileño es joven y aguanta partidos seguidos sin problemas; y más le vale que sea así porque una vez más demostró las dos cualidades que ha ido dejando en casi todos los campos durante este año: un desgaste conmovedor y un peligro total a la defensa rival. Todo el ataque del Real Madrid pasó por Vini, que aguantó en la primera mitad, cuando más sufría el Madrid y que pidió y volvió a pedirla y pedirla en la segunda parte hasta que no pudo más. Mereció ganar el Madrid, que se lleva menos puntos que sensaciones. La Liga va a estar disputada sin duda, pero los de Ancelotti, por lo mostrado en La Cerámica, van a pelearla a muerte.
La primera parte fue peor, principalmente porque Marcelo fue un semáforo verde para Chukwueze, que hizo lo que quiso hasta el descanso. Durante toda su esplendorosa carrera, Marcelo aseguraba que Casemiro era fundamental porque cuando él se iba arriba le hacía la cobertura, así que no tenía que mirar atrás. Ahora, Case le hace la cobertura cuando Marcelo se sitúa en posiciones defensivas, porque no puede más. El Villarreal le traspasaba como si no estuviera presente y provocaba un incendio continuo en la defensa blanca, que vivía en un estado de alerta que no le ayudaba en nada.
Hubo remates al palo y mucho pánico en el conjunto blanco, que no sabía como tapar esa fuga de agua en la izquierda que afectaba al funcionamiento general del equipo. Se echó muy atrás y sólo Vinicius le estiraba. Otra opción eran los balones largos a Bale, sorprendente delantero centro titular. Ancelotti le había elogiado en la víspera tanto que alguno sospechaba con que iba a darle minutos. Pasó de Jovic, hasta los últimos minutos; pasó completamente de Isco y puso a Bale de nueve puro. No lo hizo mal. Suya fue la mejor ocasión del Madrid en la primera mitad, tras un pase de Casemiro y remató también en la segunda parte dos veces. No fueron gol por un pelo.
El partido lo acabó Jovic, que también pudo marcar, pero su remate dio contra el larguero tras hacer una vaselina a un Rulli invencible para alivio de Emery.
El choque fue divertido, tenso en la primera parte, donde fue mejor el Villarreal, pero acabó demasiado desfondado. Además, fue polémico, porque hubo una jugada que perdurará en la memoria de los madridistas. Albiol hizo un penalti a Vinicius, uno tonto, de esos que no tienen mucho sentido, pero le derribó después de ceder el balón al portero. Vinicius lo persiguió, porque lo persigue todo, lo lucha todo, lo quiere todo, aunque era imposible que llegara. Pero Albiol debió asustarse, le miró y Vini chocó contra el brazo extendido y tenso del defensa del Villarreal. Ni el colegiado ni el Var dudaron. Después, el Villarreal reclamó un pisotón de Marco Asensio que bien podía haberle costado la roja.
En la segunda parte, el Villarreal desapareció, sin embargo y no pudo discutirle nada al Madrid. El equipo de Ancelotti presionó muy arriba, robó rápido y llegó con más precisión al área. Vinicius seguía, pero ahora sí que encontraba resquicios en la defensa contraria. Fue un ejercicio encomiable de los blancos en busca de una victoria para dejar las cosas claras en LaLiga antes de pasar a los asuntos de la Champions.
No lo consiguió más por mala suerte o falta de puntería que por fútbol o por entrega. No se reservó nada para la montaña que le espera el martes, pero jugando como la segunda mitad, no debería temer a nada.
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