PGA Tour
William McGirt se coloca colíder pero los aplausos son para Sergio
Magnífica jornada, como cabía esperar, en el inicio del The Players, con una gran actuación de nuestros golfistas, dos de los cuales se han colocado muy arriba en la tabla y el otro se llevaba grandes aplausos tras anotarse un eagle en el siempre complicado 17
Arrancó The Players y lo hizo con la emoción esperada. Vueltas bajas en un recorrido que no suele regalar en exceso y que veía cómo dos jugadores, William McGirt y Mackenzie Hughes, norteamericano y canadiense, colocaban los dos pies en lo más alto de la tabla con sendas vueltas de 67 impactos (-3).
Hay que decir que los principales candidatos al título han arrancado con el disfraz de tapados: Dustin Johnson (-1), Henrik Stenson y Hideki Matsuyama (par) y Rory McIlroy (+1). Solo se salvaron de la quema Jordan Spieth, Phil Mickelson y Rickie Fowler (-2) y, por supuesto, los españoles, al menos dos de ellos.
A Jon Rahm parece darle igual el torneo, ya sea de enjundia o uno más del calendario, pues acude de la misma manera: con hambre y sin presión alguna. Sabe que lo que está consiguiendo es algo muy importante pero no por ello se amilana, sino que va a más y en el TPC Sawgrass lo ha demostrado, con una gran vuelta de 68 impactos (cuatro birdies) para colocarse empatado en el tercer lugar. Con un golpe más y en la novena posición también empatado, está Rafa Cabrera Bello; el canario pelea cada vuelta por olvidar sus fantasmas y volver a lucir como el gran jugador que era y parece que poco a poco lo va consiguiendo.
Pero el gran protagonista, aunque no por su vuelta, puesto que se fue hasta los 73 impactos, fue Sergio García. El campeón de Augusta estuvo en el punto de mira de los focos por el gran hoyo 17 que se marcó, un eagle cuando marchaba +4 en el torneo tras una primera parte de la vuelta para olvidar (birdie, tres bogeys y doble bogey) y una segunda algo mejor (eagle, dos birdies y bogey) que le sirvió para solventar el via crucis vivido entre el hoyo 1 y el 6.
El mítico par 3 que se corona en una isla sirvió para que Sergio sacara toda su magia, pegara un golpe magistral que proocó que la bola botara antes de la bandera, a escaso metro y medio, y el bote la enviara camino al agujero, donde entró rodando en medio del jolgorio del público y de un resoplido de alivio del borriolense.
Los españoles van hacia arriba y esperamos que a partir de la segunda ronda, se coloquen en las posiciones de prestigio.
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