Polémica

El himno español en la final de Copa se sobrepuso a la pitada de los de siempre

Lo que en otras finales derivó en un estruendo ensordecedor, en La Cartuja quedó silenciado por los acordes de la Marcha Real

La Cartuja ofreció un aspecto excepcional
La Cartuja ofreció un aspecto excepcionalAFP7 vía Europa PressEuropa Press

Si la jornada en Sevilla antes de la final estuvo marcada por muy pocos incidentes y de forma muy esporádica, la ya tradicional pitada al himno nacional sonó más débil que nunca. El Athletic había reclamado a sus aficionados respetó al himno español, también lo hizo el Gobierno vasco, y lo que en otras ocasiones se había convertido en un escándalo ensordecedor, en La Cartuja terminó silenciada por los acordes del himno de España. Ambos equipos salieron al campo en cuanto el Rey hizo acto de presencia en el palco. Con Athletic y Mallorca en el verde y Don Felipe presidiendo, la pitada fue algo totalmente secundario.

Había sevillanos que dudaban si habían quedado bilbaínos en la capital vizcaína. La prueba la tenían en San Mamés, con una gran fiesta de la que disfrutaron más de 50.000 personas antes del partido. Los cientos de ventanas y balcones que desde hace semanas decoraban muchos de los edificios de la capital vizcaína se vieron multiplicados desde primeras horas de la mañana. Las imágenes de la impresionante marea humana vestida con los colores del Athletic que se vio en Sevilla tuvo su réplica en Bilbao y en casi todos los pueblos vizcaínos. Pozas, la conocida calle en la que los aficionados se reúnen antes y después de los partidos, aparecía abarrotada por miles y miles de seguidores calmando los nervios antes de la final. Además del visionado del partido a través de seis pantallas LED y de los dos videomarcadores del estadio el evento que comenzó a las 19:00, tres horas antes del partido, contó con las actuaciones musicales de Nickzzy, Los Chicos de Barrio, MR WOP, Xabi Aburruzaga y Garilak 26.

En Mallorca, miles de aficionados mallorquinistas se reunieron en torno a las pantallas gigantes instaladas en Palma y municipios de toda la isla para ver la final. La mayoría de los seguidores del equipo del mexicano Javier Aguirre esperó el comienzo del choque en la Plaza de la Reina, en pleno centro de la capital balear, en un ambiente de fiesta, amenizado con espectáculos lúdicos y musicales. Palma también se tiñó de los colores rojo y negro del club balear. Las fachadas de ayuntamientos, balcones, autobuses municipales y también el Castell de Bellver, visitado por miles de turistas y ciudadanos cada año, lucieron los colores del conjunto mallorquinista.

Uno de los aficionados más ilustres del club balear, Rafael Nadal, entrenó en su academia de Manacor con la camiseta color turquesa que el Mallorca luce en la final. "Volem sa segona" ("Queremos la segunda"), remarca Rafa en un vídeo que publicó en redes sociales mientras se ejercitaba en una pista de tierra batida. El tenista mallorquín se trasladó luego al estadio sevillano para apoyar, acompañado de su entrenador Carles Moyá, al equipo que dirige Javier Aguirre.

En una jornada relativamente tranquila en la capital andaluza, los incidentes más graves se produjeron en el bulevar de la Alameda de Hércules entre aficionados ultras de ambos equipos. Fuentes de la Policía Nacional aseguraron que ante este incidente, acontecido precisamente en un bulevar donde se alza una comisaría de dicho cuerpo, los agentes se movilizaron inmediatamente para abortar la refriega, traducida en un intercambio de bengalas y mobiliario de hostelería entre seguidores de ambos equipos, y disolvieron a los grupos protagonistas de la liza. Los agentes tomaron la identificación de cinco hinchas.