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Hortelano: «Ni el primer día rendirme fue una opción»

Hortelano: «Ni el primer día rendirme fue una opción»
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2016 fue el año del éxtasis: récord de España de los 100, campeón de Europa de 200 y semifinalista olímpico en Río. 2016 fue también el año del accidente que casi le cuesta la mano, la carrera y mucho más.

Bruno Hortelano (Wollongong, Australia, 26 años) habla tranquilo: del pasado y, sobre todo, del futuro, de lo que está por llegar, porque en apenas un mes volverá a la competición tras el grave accidente que sufrió en 2016. Tiene terminada la carrera de Ingeniería Biomédica, a lo que piensa dedicarse en un futuro. La desgracia que sufrió le sirvió para hacer aún más fuerte su deseo de ser atleta.

–Por fin llega 2018...

–La fecha de regreso será como a principios de febrero. Haré pista cubierta y quiero que sirva para volver a ganar experiencia compitiendo en la élite, donde hace año y medio que no corro, desde las semifinales de los Juegos de Río, que me quité los clavos de competir. Estos meses me voy a tomar en serio el 400 y lo voy a usar como una manera de prepararme el aire libre, donde me centraré más en lo que es mi prueba, el 200.

–Pues el 400 tiene fama de exigir una preparación terrible...

–Es una prueba muy dura de entrenar... Bueno, también de competir, porque acabas y se te sube a la cabeza un poco el mareo y eso. Es difícil porque lo que entrenas es la tolerancia hacia el ácido láctico [se acumula en el cuerpo al ser un esprint tan largo y aparece la fatiga] en las piernas. Pero es lo que toca: a menos de tres años de los Juegos de Tokio me parece importante centrarme en esta capacidad láctica y en la capacidad de trabajo para, en los próximos dos años, poder hacer una pretemporada más centrada en la velocidad, no tener que hacer ya 400 e ir bajando mis marcas en las pruebas más cortas.

–2017 ha sido un año de...

–De recuperación, simplemente, en todos los sentidos. Una recuperación física tras una lesión grave. Poder volver a ganar la fuerza, la masa muscular, el estilo de técnica y la capacidad de entrenar el volumen que entrenaba antes; y también una recuperación mental: me he tirado un año, se puede decir, sabático y he podido reflexionar mucho sobre qué es lo que quiero en este deporte y en esta carrera profesional que tengo, para ahora tener la motivación al cien por cien y no dudar en cuanto a lo que estoy haciendo y por qué lo estoy haciendo.

–¿Llegó a alguna conclusión en sus reflexiones?

–Sí. Que esto significa mucho para mí, que es lo que más amo en este mundo, y pienso seguir trabajando hacia mi sueño, que es un sueño olímpico, aunque no es el mismo que el último, que era ir a unos Juegos y hacer el mejor papel que pueda... Es similar, pero no es el mismo.

–Estará loco por competir.

–Llevo más de un año queriendo competir, imaginándome cómo va a ser. Ahora mismo estoy muy bien físicamente y la preparación que llevo ha sido tranquila, pero no ha habido ninguna pausa. Creo que he aprovechado todos los días que he tenido desde el verano, cuando empecé una pretemporada seria.

–¿Le han tenido que «frenar» por esas ganas?

–No ha sido un año en el que todos los días he dado pasos al frente. En general, la media ha sido seguir al frente, pero algún paso para atrás ha habido. Ahora sé lo que significa eso. Hubo momentos en los que he sentido más dolor o en los que no me he podido recuperar tan bien. Todo esto ha sido algo que mi cuerpo ha tenido que asimilar, y yo he tenido que asimilarlo mentalmente también.

–¿Se saca algo positivo?

–Sí. Como atleta es muy importante conocer el cuerpo de uno mismo, y antes del accidente, antes de Río, yo pensaba que me conocía muy bien, pero ahora estoy a otro nivel en cuanto a conocer cómo respondo a ciertas situaciones, a ciertos estímulos fijos, a ciertos entrenamientos, y qué significan unos dolores u otros. La capacidad de conocer cómo está respondiendo mi cuerpo es algo que ha sido muy positivo de todo este año y de esta pretemporada en particular.

–¿Rendirse fue una opción en algún momento?

–Nunca lo fue, ni siquiera el primer día del accidente. Sabía que iba a tardar mucho tiempo; eso me lo dijeron los médicos, aunque yo ya lo intuía de antes, pero aquí estamos. Ha pasado año y medio y ya estoy casi listo para competir. Ya pasó todo. Esta pretemporada ha sido como empezar de cero, porque perdí tanto este último año, en particular al estar parado en el hospital durante unas semanas. Ha sido un proceso lento.

–¿Ha tenido que modificar algo en la forma de correr?

–He tenido que modificar ejercicios de entrenamiento; ciertos ejercicios de musculación. Las pesas que hacía, algunas las he tenido que modificar para poder tener la barra en la mano. Uso una cinta para coger esas barras. Algún cambio sí ha habido, pero lo bueno de este deporte y de los deportes en general es que no hay sólo una manera de llegar al objetivo, hay muchas, hay que considerar todas las variables para elaborar el mejor plan.

–Al año del accidente, escribió una carta profunda en la que hablaba del apoyo recibido, de vivir el ahora.

–Fueron unas reflexiones muy personales que quise compartir con todo el mundo. Así me sentía entonces y sigo pensando igual. Me gustaría poder mirar atrás dentro de unos años y ver que he vivido estos años y mi vida de esa manera. Todo lo que hago en el atletismo es para intentar seguir mejorándome como persona.

–Siempre se exige el máximo, habla de que no tiene miedo a Bolt, de medallas. ¿No es ponerse mucha presión?

–El miedo solamente me va a impedir lo que quiero conseguir. Yo puedo decir: «Voy a ganar a Bolt»; no quiere decir que lo vaya a hacer, pero si me puedo convencer yo mismo de que es una posibilidad, es la única manera de que esa posibilidad vaya a existir, porque esas cosas no suceden por accidente. Yo me preparo mentalmente para cualquier cosa. Igual que cuando dije que iba a volver al 110 por 100: es la única manera que conozco de que, con la ambición de todos los días y la constancia de un año y medio, pueda realmente volver al 110 por 100. Y lo veo, está a punto de salir.

–Entonces, ¿no cree en los debates sobre que los negros corren más rápido por genética?

–A mí en general no me gusta meterme en este tema. Obviamente, miramos cómo han sido hasta ahora las pruebas de velocidad a nivel mundial, en los Juegos Olímpicos, y sí, la raza negra ha dominado más que la blanca en las pruebas de velocidad corta, pero no quiere decir que todos los negros van a ganar a todos los blancos; igual que en una prueba donde los blancos dominan, no quiere decir que vayan a ganar a todos los negros. Gran parte de lo que produce esto es lo que vemos culturalmente, es porque la gente asume que es así, pero yo no pienso asumir que es así, quiero verlo por mi propia cuenta. Yo creo en el trabajo duro, en crear un plan inteligente, y si sale, sale; y si no, pues lo intenté.

–¿Duele el cuerpo tras una carrera de 100 metros y 10 segundos?

–Depende de cómo haya salido la carrera. Para mí siempre ha sido así, llevo ya muchos años conociéndome el cuerpo, y sé que cuando yo hago una marca personal, estoy una semana, y a veces semana y media, que no puedo hacer nada; estoy en la cama recuperándome.

–No me diga...

–Sí, sí. Una marca personal significa que has llevado al cuerpo a hacer algo que nunca había hecho. Entonces, si yo hago una marca personal en el 100, por ejemplo, el día que hice 10.06, además, antes había hecho 10.08, por lo que fueron dos marcas personales en una hora, eso mi cuerpo nunca en la vida lo había hecho, y es un estrés tan fuerte que estuve una semana sin poder entrenarme bien. El atletismo consiste en llevar el cuerpo al máximo nivel que uno puede.

–Algunos atletas dicen que por el sacrificio que exige, los que practican su deporte no suelen ser de familia acomodada. No es su caso. ¿Qué le enganchó?

–Es una buena pregunta... Empecé en 2000 en un club del pueblo donde vivía y me crié, en Toronto. Ese año, en los Juegos de Sidney, vi ganar a Maurice Greene, dominó los 100 totalmente, y me impresionó. Ese otoño, en el cole, un profesor me vio correr en el recreo y me dijo que si quería hacer atletismo. Yo tenía ocho años, pero sólo se podía hacer atletismo a partir de los nueve, y me hizo echar una carrera contra los que tenían nueve y diez años, y les gané a todos. A partir de entonces, me hacía tanta ilusión, que me apunté a un club. Lo hacía porque disfrutaba, no para salir de ninguna circunstancia personal. Nada de eso, lo hacía porque tenía ilusión. Una ilusión infantil.

–¿Sigue teniendo esa ilusión?

–Ha evolucionado mucho lo que significa el atletismo para mí, pero sigo teniendo la misma ilusión. Si no disfrutara creo que simplemente no lo haría, porque he estudiado, tengo una carrera universitaria y en un futuro me gustaría continuar con esa rama académica y científica; pero ahora hago atletismo porque disfruto de ello y todavía tengo objetivos que cumplir.

–¿La familia siempre le apoyó?

–Siempre. Y habiendo vivido muchos años en Toronto, con mis padres y con mi hermano, eran mis padres los que me apoyaban mucho. Éramos los cuatro, teníamos toda la familia en España, donde íbamos en verano, pero por estar los cuatro solos, tan lejos de la familia, nos apoyamos más y creamos una piña.

–Nació en Australia y creció en Canadá, porque sus padres (él vasco, ella catalana) fueron allí a trabajar; estudió en Estados Unidos, pero siempre ha tenido a España en el corazón.

–Es por lo que me inculcaron mis padres, la manera que me crié. Mi casa era como una extensión de España. Iba al cole en inglés, pero en casa siempre hablábamos en castellano, veíamos en la tele en Toronto cuando jugaba la Selección, o Nadal. La primera vez que pasé un buen tiempo en España estuve seis meses en Madrid, en 2012. Dejé Cornell un semestre para intentar meterme en el equipo español para los Juegos de Londres. A partir de entonces he estado tres-cuatro meses todos los años en Madrid o en Barcelona, pero no he pasado un año entero seguido. Pero para mí la familia es uno de los pilares de mi vida, y por eso, porque llevo dentro sangre española, me siento muy orgulloso de representar a España, que es lo que siempre he querido desde pequeño.

–El cuerpo es obvio que lo «cultiva». ¿Y la mente, lee, es curioso?

–Durante la carrera no podía leer los libros que quería, era todo estudiar temas de ingeniería y científicos, pero cuando me gradué pude volver a leer como me gustaba antes. Y sí, leo bastante, pero también intento aprender otras cosas, estoy haciendo trabajos de programación con el ordenador y avanzando en mi evolución intelectual.

–Eso, el tiempo que le deja el atletismo...

–Es un trabajo de 24 horas al día: entrenar, descanso, alimentación... Si buscas la perfección, hay que estar atento las 24 horas , pero en el tiempo libre hay que aprovechar y usar la mente para seguir entrenando el cerebro: cuando todo acabe quiero estar preparado para seguir con mi vida.