Triatlón
Javier Gómez Noya: «Me gusta mi estilo de vida, el esfuerzo diario»
El triatleta español, subcampeón olímpico en Londres 2012, aparca de momento los Ironman para intentar estar en los Juegos de Tokio 2020
El triatleta español, subcampeón olímpico en Londres 2012, aparca de momento los Ironman para intentar estar en los Juegos de Tokio 2020.
«El cuerpo me pide Juegos Olímpicos», dice Javier Gómez Noya, gallego nacido en Suiza, en un desayuno del Banco Santander. Acaba así con las dudas: tras un 2018 en el que ha salido de su «zona de confort» y ha probado la larga distancia (la bestialidad de 3,8 km nadando, 180 en bici y una maratón), con el Ironman de Hawaii como colofón, disputará las Series Mundiales para intentar estar en los Juegos de Tokio 2020 (1,5 km a nado, 40 en bici y 10 a pie). Tras la confesión, habla con este periódico de pasado, presente y futuro.
–Empezó con la natación. ¿Qué recuerda de aquello?
–Pues aprendí mucho entrenándola con José Rioseco. Hay cosas que sigo aplicando, hice muchos amigos en el club, la piscina en la que empecé tengo la suerte de que ahora lleva mi nombre... Los recuerdos son muy buenos.
–Y en su primer triatlón...
–... Sólo me ganó Iván Raña, que era junior todavía, yo era un crío y eso me hizo ver que se me daba bien este deporte sin haberlo entrenado demasiado.
–Raña fue y es un referente. Ahora lo es usted también...
–Sí, he tenido mi época y hay jóvenes que se fijan en mí, como yo hice con Iván. Es una responsabilidad y es bueno para los chavales tener referentes. Yo tuve la suerte de tenerlo a él, además paisano, y de poder entrenar con él cuando era un chaval.
–Su deporte ha evolucionado mucho en España...
–Hay una gran cantidad de pruebas y mucha gente que lo practica, de todas las edades. Es bonito ver eso, y que cada vez tenemos más sitio en los medios.
–Ahora tiene patrocinadores, pero ¿ha llegado a pagar por competir?
–Muchas veces. Ahora estoy en una situación muy buena, pero para llegar aquí no he tenido que ganar un Mundial ni dos, sino varios [tiene cinco], demostrar durante mucho tiempo mi nivel. Al principio, los principales espónsores eran extranjeros, ahora también los hay, pero ver a empresas importantes de España ahí es muy bonito.
–Y antes de todo eso, el esfuerzo de la familia...
–Por supuesto, al final dependes de la familia cuando eres un niño. Mis padres tuvieron que hacer un gran esfuerzo para que yo pudiera hacer este deporte: llevarme a las carreras, comprar el material...
–¿Cómo se mantiene la motivación tras ganar tanto?
–Precisamente ganar te mantiene motivado. Al final, trabajas muy duro y cuando consigues la recompensa... Además, a mí me gusta lo que hago, me gusta mi estilo de vida, me gusta entrenar, esforzarme cada día...
–¿Es peor un triatlón de larga distancia que uno olímpico?
–Hay una tendencia a pensar que las carreras cuanto más largas son más duras, pero entonces lo de Bolt sería muy fácil, porque sólo corre unos segundos... ¡Pero tienes que correr lo rápido que corre él! Es un tipo de entrenamiento diferente, en distancia olímpica es mucho más intenso, hay mucho más impacto, sobre todo la carrera a pie es muy lesiva. En la larga distancia no tienes esa intensidad, pero tienes que echarle muchas horas.
–¿Son sensaciones diferentes en carrera?
–En la olímpica la sensación es ir al límite mucho tiempo, es una sensación bastante desagradable; la larga distancia te va consumiendo poco a poco, la alimentación en carrera es fundamental y acabas vacío y también destrozado. En ambas acabas roto, eso seguro.
–¿Cuánto tiempo se necesita para recuperarse, por ejemplo, del Ironman de Hawaii?
–Acabas totalmente deshidratado. Estás unos días con dolor de piernas y una vez que se pasa ese dolor, te piensas que estás más o menos bien, pero cuando vuelves a entrenar notas que el cuerpo todavía está cansado y notas fatiga en general.
–¿No haber podido estar en Río 2016 ha sido un motivo para intentar estar en Tokio?
–No lo he pensado así. Simplemente, los Juegos de Tokio son un objetivo muy atractivo y vamos a intentarlo. A lo mejor si lo de Río hubiera sido diferente yo me habría sentido diferente y lo vería de otra forma, pero tampoco le doy más vueltas.
–Se ha casado hace poco. Enhorabuena...
–Gracias.
–¿Ha pensado en ser padre?
–En algún momento, sí; pero estamos centrados en las carreras y eso ya vendrá.
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