Pilotos
Jorge Lorenzo: «¿Llevo 314 días sin ganar? ¡Ostras, más de lo que creía!»
Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) prefiere pasar un poco de calor que subir el aire acondicionado. En un universo tan competitivo como MotoGP todo cuenta y no puede permitirse bajar el rendimiento por un enfriamiento inesperado. Llega por primera vez a Aragón como piloto de Ducati, en un curso muy distinto a los anteriores para él. Ha dejado su Yamaha de siempre para intentar repetir éxito con la Ducati y el precio a pagar es el de verse, de momento, lejos de la lucha por el título y con sólo un podio (3º en Jerez) en lo que va de año. Es momento de aprendizaje, aunque con la tranquilidad que da tener tres títulos de MotoGP en el bolsillo.
–¿En qué estado se encuentra el Lorenzo piloto?
–En uno de mucha adaptación, aunque cada vez menos. Lógicamente, cuantos más meses pasen más natural iré encima de la moto, pero sí que fue un «shock» importante, porque tuve que cambiar muchas cosas de mi pilotaje que tenía arraigadas si quería ser competitivo. La moto, de primeras, tenía que pilotarla de forma opuesta a mi estilo. Me costó y me está costando.
–¿Tan distinto es?
–Con la Yamaha tenía que sacrificar la frenada, abrirme, hacer mucho paso por curva y poner la moto derecha y acelerar pronto. Con la Ducati tienes que retrasar mucho la frenada y entrar rapidísimo en la curva sin pensar mucho en la salida. Al principio pilotaba como con la Yamaha y no salían las cosas. Según me he ido adaptando han ido mejorando los resultados, aunque aún estoy lejos de lo que sentía con la otra moto.
–¿Y en qué momento se encuentra el Lorenzo persona?
–Más feliz que nunca, muy ilusionado, más sabio y con más experiencia, aunque me doy cuenta de que sé muy poco de la vida. Hay ciertas cosas en las que nos especializamos y sabemos mucho, pero, en realidad, en la mayoría de los aspectos somos ignorantes y vamos aprendiendo. Tengo más sabiduría y experiencia que a los 20 años.
–¿Y también más paciencia para este proceso de adaptación?
–No es exactamente paciencia. Con 25 años sólo tenía un título de MotoGP y con 22, ninguno. Si hubiera dado el salto entonces hubiera sido más difícil aceptar que no saliesen los resultados. Pero ya con 44 victorias y 3 títulos mundiales, se ve diferente. Si obtengo más cosas, mucho mejor, y voy a luchar con todas mis fuerzas para hacerlo, porque para eso me fichó Ducati, pero no es lo mismo tener esos tres títulos mundiales que no tenerlos a la hora de vivir un presente con dificultades.
–¿Cómo se lleva que el que gane sea el compañero de equipo?
–Hasta yo pensaba que sería más fácil adaptarme. Es verdad que «Dovi» tiene mucha experiencia y esta moto pide algo parecido al estilo natural de él y lo opuesto a lo que estaba acostumbrado yo. A pesar de esto, la diferencia con él se ha acortado o es nula, en algunas circunstancias.
–¿Qué le hizo decidirse a firmar por Ducati?
–No me quedaba mucho que demostrar con Yamaha. Podría seguir ganando carreras y repetir títulos, que es la bomba, pero no había esa novedad de hacerlo con otra moto y trabajar con personas distintas, que sí me ofrecía Ducati.
–¿Es la decisión más valiente que ha tomado en su vida?
–No creo que haya sido valiente, porque no tenía mucho que perder. Corro por pasión, no por necesidad. Me quedaba el reto de ganar con otra moto y sobre todo recuperar la chispa interior que te aporta algo nuevo. Aunque estés fenomenal en tu trabajo, siempre haces lo mismo y vas perdiendo algo. No es que no apreciase lo que tenía, es que algo nuevo me daba la chispa que me faltaba.
–¿Cuánto cuesta acostumbrarse a no ganar?
–Depende de la perspectiva. Si piensas que ibas a ganar desde el primer día y no lo consigues, es un palo tremendo. Pero si lo tomas como un desafío difícil, que sólo Stoner ha logrado hasta ahora, es más sencillo.
–¿Sabe cuánto tiempo hace que ganó su última carrera?
–Casi 200 días, seguramente.
–314.
–¿Llevo 314 días ya sin ganar? ¡Ostras, pues más de lo que pensaba! Siempre he sido malo con las matemáticas.
–¿La siguiente victoria va a ser especial por haber pasado tanto tiempo?
–No sé cómo serán las sensaciones, pero haré la fiesta más grande que he hecho hasta ahora.
–¿En qué parte de la relación están usted y su moto?
–Estamos comprometidos. Creo en el proyecto de Ducati. Sé que iré muy rápido con esta moto.
–Necesita que la Ducati corra menos para ir más rápido...
–Más que corra menos, que el motor sea más dócil. Ha ido mejorando, pero sería bueno un paso grande en este sentido.
–¿En este proceso de adaptación quién va a tener que cambiar más, usted o la Ducati?
–Hasta ahora, los dos igual y espero que sigamos así, porque avanzaremos más.
–¿Qué queda de aquel niño de 15 años que debutó en 125cc?
–La ambición por conseguir triunfar en las motos y ganar siempre. Ya lo he hecho, pero hoy más que nunca quiero repetirlo. Sé mucho más de las carreras, cometo menos errores, soy más completo y más rápido.
–¿Quién se va a llevar finalmente el campeonato?
–Mucha gente pensaba que Dovizioso había ganado en Montmeló y Mugello por circunstancias, pero van 13 carreras y sigue con los mismos puntos que Marc, así que, ¿por qué no va a llegar al final con opciones?
–¿Cuál es la mayor virtud de su compañero de equipo?
–Es un piloto que se cae poco, probablemente el que menos de la parrilla, y esto es importante para sus aspiraciones.
–Si tuviera que apostar...
–Si me preguntan a mitad de año habría dicho Márquez. Ahora no lo tengo claro. Todos piensan que Marc tiene más explosividad y que la Honda va a funcionar bien en todos los circuitos, mientras la Ducati puede fallar en alguno, pero hemos visto un «Dovi» muy regular este año.
–¿Cómo explica la vuelta de Rossi sólo 22 días de operarse de una fractura de tibia y peroné?
–Tiene pasión por lo que hace. A mí me gusta este mundo, pero creo que a Valentino le encanta todavía más. No sólo disfruta de pilotar, sino de todo lo que envuelve las carreras. Es lo que le hace querer seguir, buscar la motivación y la vitalidad entrenando con los chavales... Y luego, seguramente, quiera conseguir el décimo Mundial. Seguro que él cree que es posible y va a hacer lo que haga falta para tenerlo. Por eso sigue todavía ahí.
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