Entrevista
Javier Gómez Noya: “Sales del agua tan caliente y ya te encuentras mal”
El triatlón de los Juegos de Tokio tendrá un enemigo más: el calor y la humedad. Así se prepara Noya para su tercera cita olímpica
Javier Gómez Noya, gallego nacido en Basilea (38 años) va a disputar sus terceros Juegos con la ilusión de un chaval. Se perdió los de Río 2016 por una inoportuna lesión y tras estar un tiempo dedicado a los Ironman, ha vuelto a preparar la cita olímpica. Embajador de la iniciativa «Persigue tu Sueño, Supera los Obstáculos», puesta en marcha por Bridgestone, socio olímpico y paralímpico mundial, que además ha sacado, de la mano de FundéuRae, una guía para periodistas, Noya explica cómo se entrena un triatleta a su edad.
–¿Cómo se encuentra?
–Ahora es un momento de mucho trabajo, de entrenamiento [la entrevista está hecha hace algunas semanas]. La puesta a punto empezará un poquito más tarde, ahora es de carga de entrenamiento, ganar un puntito más, seguir entrenando en calor y humedad, las condiciones que nos vamos a encontrar en Tokio.
–Son entrenamientos diferentes ahora que los que hizo para Londres 2012.
–No demasiado. La forma de entrenar es parecida, pero adaptándonos a que las características técnicas y climáticas que nos vamos a encontrar en Tokio serán diferentes a las de Londres.
–¿Le salen los mismos tiempos?
–Sí, sí. Van saliendo los tiempos, incluso he mejorado en algunos aspectos también, lo que pasa es que los rivales también mejoran, y las generaciones vienen cada vez más fuerte y los chavales jóvenes que en Londres eran unos adolescentes ahora ya son triatletas consagrados y las cosas son cada vez más difíciles. Pero mi rendimiento a nivel personal, físicamente me sigo encontrando bien y creo que puedo seguir ahí metido en la pelea.
–Dice que ha mejorado cosas: ¿qué tiene ahora que no tenía hace diez años, y viceversa?
–Ahora por supuesto tengo más experiencia en competición, en citas importantes, he ganado varios títulos mundiales desde aquella carrera de Londres. Quizá en situaciones de carreras duras y de climas un poco extremos creo que he mejorado y puedo ser más competitivo que antes. ¿Qué tenía en Londres? Bueno, la rapidez y la chispa de un chaval de veintipico años, estaba muy en forma, corriendo muy deprisa para una carrera como la que fue en Londres. En Tokio nadie va a correr tan rápido como en Londres o en Río porque es imposible con ese clima. Será diferente.
–¿La alimentación la ha tenido que cambiar con los años?
–Tienes que cuidarte quizá un poco más cuando vas cumpliendo años, pero no he cambiado mucho. Creo que siempre he comido relativamente sano y según se acercan las competiciones intentas ser más específico para estar en el peso, pero no puedes pasarte porque si no pierdes fuerza.
–¿El peso lo ha cambiado?
–No, es parecido. Cuando estoy en forma tengo más o menos el mismo peso.
–¿Y el descanso?
–Intento descansar lo máximo posible. Dormir bien por la noche y si puedo, una siesta durante el día. Tener una buena calidad de sueño es importante, que no siempre consigues, sobre todo cuando estás cansado, pero es clave en el rendimiento e intento llevarlo a rajatabla: irme a la cama pronto, dormir mis horas.
–Falta preguntarle por el trabajo mental. ¿Tiene psicólogo?
–No, pero sí hago mucha visualización de la competición, entrenamientos, en momentos en los que estoy tranquilo trato de analizar las situaciones, y estar preparado mentalmente lo que me voy a enfrentar.
–¿Cuál es el plan hasta Tokio?
–Ir a Cozumel, una isla de México, para hacer una última concentración en calor y humedad.
–¿Qué sensaciones tiene el cuerpo con esas condiciones?
–Uff, es desagradable. Aparte del calor y la humedad, el agua donde se nada en Tokio está muy caliente y eso hace que desde el principio de la competición ya vas como pasado de calor, ya vas encontrándote mal. Tienes que asumir que los ritmos a los que se va a correr allí no son los que correría hoy aquí, por ejemplo, pero tienes que saber gestionar esa situación. A unos les va a afectar más, a otros menos y hay que llegar preparados. Es una sensación en general desagradable.
–¿Tiene el circuito alguna trampa?
–Es bastante plano, sí que es técnico en bici, con muchos giros, lo que implica muchas arrancadas y cambios de ritmo que pueden castigar el cuerpo, y que implican ir bien colocado y que habrá muchos nervios. Pero, bueno, además de eso no hay dificultades digamos orográficas.
–Habla de cosas buenas que ha sacado de la desgracia de la pandemia. ¿Cuáles son?
–He conseguido estar más tiempo en casa, con la familia, dar un respiro al cuerpo. Cuando llevas muchos años de competición al máximo nivel y de entrenamientos duros, de repente un pequeño parón, como que el cuerpo lo ha agradecido. Es tratar de sacar lo positivo de una situación que no ha sido positiva para nadie.
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