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Entrevista

Hugo González: “A Tokio vengo a competir, a Río fui a disfrutar”

Reconoce que le costó dar el salto desde júnior. Nació en Mallorca y aquí cuenta su aventura desde Madrid a Estados Unidos. Las tres medallas del Europeo le hacen pensar en algo grande

Hugo González ganó tres medallas en el Europeo de natación del año pasado
Hugo González ganó tres medallas en el Europeo de natación del año pasadoTamas KovacsEFE

Hugo González (Mallorca, 22 años) saltó a todas las portadas con sus tres medallas en el Europeo el pasado mayo, pero hasta llegar ahí ha vivido un camino apasionante. Desde sus éxitos de júnior hasta los problemas para dar el gran salto y su viaje a EE UU, donde estudia Ingeniería Informática y se entrena. Ha pasado por tres universidades: Auburn, Virginia y, ahora, California. Allí está a las ordenes del preparador jefe del equipo estadounidense que está en Tokio. Hugo competirá en la capital de Japón en 100 espalda y 200 estilos con una mentalidad distinta a los Juegos de Río. Allí apenas era un chaval.

 

–Oro, plata y bronce en el Europeo. ¿Mantiene el regustillo de las medallas?

–Está ahí, pero es mejor pensar de cara al futuro. El pasado está bien para recordarlo, pero ahora están los Juegos.

–¿Qué le dan esas medallas?

–Sobre todo confianza. No sólo por el hecho de ganarlas, más bien por las marcas, por poder estar peleando con gente que tiene buen nivel y eso me ha costado estos últimos años hasta ahora, desde la etapa júnior.

–Nació en Mallorca, ¿cómo fue su viaje a Madrid y de allí a Estados Unidos?

–Viajo a Madrid porque a mi padre le destinaron en el trabajo y fuimos toda la familia. El viaje a Estados Unidos fue un poco por la natación, después sí que quise buscar algo más, poder labrarme un futuro sin tener que sacrificar la natación, porque aquí se pueden compaginar muy bien y no tienes que sacrificar nada. Pero el principal motivo fue ese, porque el primer Mundial júnior que hice me salió bien y es cuando empecé a pensar en moverme. En Madrid me veía o estudiando o nadando, no las dos cosas. Porque, bueno, las Universidades no tienen equipos de deportes competitivos, sí tienen equipos de deporte, pero la gente de nivel en España no está en esas universidades, está en clubes, y mirando desde fuera en Estados Unidos mucha gente buena salía de la universidad y daba igual si era una universidad buena o mala, me decidí.

–¿Con quién se ha enfrentado en esos campeonatos universitarios?

–De nombres el que más está sonando a nivel mundial es Caeleb Dressel. Competí contra él cuando estuve el primer año en Auburn. Fue la única vez y es cuando batió el récord americano de 200 estilos, y yo estaba justo al lado. El resto de nombres quizás ahora no suenan mucho, pero en unos años lo harán en podios olímpicos y mundiales. Sin ir más lejos, tengo un compañero de la uni que se llama Bryce Mefford que está en el equipo olímpico, y con él que también compito y entreno todos los días...

–Estar cada día con gente así le hace mejor a usted...

-Sí, sí, sí. Claro, al final eso impulsa, hace que sea muy difícil conformarte con los resultados. Ves marcas que a priori parece que están a años luz y que todos los compañeros las hacen en los entrenamientos y te motiva a decir: «Si esta gente lo está haciendo y yo estoy con ellos, no te digo que vaya a lograrlo, pero sí es más probable que lo consiga que estando en otro sitio».

–¿Dónde están los ingresos de un nadador?

–En España no hay universidades con equipos, no hay una liga que tenga unas reglas de cómo ser nadador. En España y casi en cualquier parte del mundo, tú puedes tener patrocinios con marcas, contratos con quien quieras, y los ingresos te los quedas. En Estados Unidos acaba de cambiar, pero hasta hace dos semanas si estabas en la Universidad no podías recibir dinero de ningún tipo, excepto la beca de la universidad que te cubría las clases, te puede cubrir el alojamiento y tal. Pero como ha cambiado estoy buscando patrocinios con alguna marca. Hasta hace pocos, ingresos técnicamente cero. Sólo recibo la beca para poder estudiar y vivir aquí. Ahora en principio sí vamos a poder cobrar de imagen.

–Pero la Beca ADO...

–Si viene por parte de un Gobierno se permite. La suerte es que la beca ADO sí la recibo.

–¿Qué le motiva para nadar?

–Antes eran un poco más retos personales y ambición por llegar alto, ahora es casi más al revés, por la gente que tengo alrededor, por mis amigos, mis compañeros, mi familia y mis entrenadores que me apoyan, pero muy poca parte la hago por mí solo.

–¿Mantiene contacto con sus entrenadores de Madrid?

-Sí, en especial con José Ignacio González, Taja, entrenador del Canoe. Con él sí que hablo bastante, porque no es sólo que sea el entrenador de mi club español sino que cuando voy al Campeonato de España de verano o la Copa de Clubes en invierno voy a competir y me quedo unos días entrenando con él.

–En EE UU su técnico es Dave Durden, jefe del equipo americano en Tokio 2020...

–Sí, el principal de los chicos, así que imagínate, la confianza es plena, lo que diga el 99 por ciento de las veces va a tener razón.

–¿Es un método diferente en Estados Unidos y en España?

–Yo creo que sí. Por lo que yo he vivido en Auburn y California es diferente en el sentido de que los entrenamientos no se enfocan tanto a buscar el aeróbico largo, series largas, entrenamientos de dos o tres horas, se busca más la calidad. De hecho, es raro que hagamos un entrenamiento que dure más de dos horas, que parece poco, pero mientras el trabajo esté bien y dé resultados...

–¿Trabaja mucho fuera del agua?

–Sí, esa es otra de las diferencias. Al gimnasio se le da mucha importancia, por las tardes, por ejemplo, la sesión principal es la del gimnasio y la hacemos antes de tirarnos al agua. Técnicamente llegamos más cansados al entrenamiento del agua porque queremos que el gimnasio esté bien hecho, y eso es algo que no es tan frecuente en España, aunque habrá clubes que lo hagan.

–¿Es difícil el salto desde júnior, donde lo ganó todo?

–Yo creo que es un poco personal, hay talentos que ya desde júnior tienen marcas para ganar absolutos, no creo que para ellos la transición fuera difícil, pero para mí sí porque recuerdo que mi última competición de todas en el etapa júnior fue el Mundial y lo hice bien, me llevé tres medallas de oro, pero el paso difícil fue entender que esas medallas están bien, sí, pero son de categoría de edades. Esas medallas lo mismo no te meten ni en una final de un campeonato absoluto. Es cambiar la mentalidad, decir: «Vale, hasta aquí hemos llegado y ahora hay que hacer algo distinto para conseguir el mismo éxito en las dos etapas». No es para nada lo mismo.

–¿Qué mejoras cree que tiene que hacer?

–Un poco el conjunto. Al final el objetivo no es nadar más rápido que esta temporada, es acercarnos lo más posible a lo que hice en el Europeo. Buscamos un poco repetir la preparación. Si hay detalles que mejorar, salidas o lo que sea, se lo dejó al entrenador, si me dice que cambie algo, lo hago. Es un poco más simple de lo que la gente pueda ver desde fuera. Yo voy a entrenar y si el entrenador me dice que cambie algo, lo cambio. Si no, es practicar. Normalmente, si no me dice nada, no cambio nada.

–¿Y es difícil mantener el pico de forma dos meses después?

–No sé... Mentalmente, sí. Hace menos de un mes que estuve en buena forma e hice buenas marcas. Desde luego que mentalmente si no hubiera tenido este mes diría: «La última vez que nadé bien fue hace un año o dos, no sé si voy a poder repetirlo». Pero al haberlo hecho hace un mes, mentalmente es más fácil. Físicamente ya te lo diré después de los Juegos.

–¿Qué aprendió de los Juegos de Río?

–Aprendí poco, fue para disfrutar más bien. De lo que he aprendido muchísimo ha sido de estar aquí en Estados Unidos a nivel deportivo. Los Juegos estuvieron bien, pero era demasiado pequeño para considerar que aprendí cosas.

–¿Cuál es la diferencia respecto a ahora?

–Te diría que la mayor parte, madurez y motivación. Mi entrenador de ese momento no fue; al no ir estaba pendiente de lo que me decían otros entrenadores con los que no trabajaba. No sabía qué es lo que tenía que hacer, qué quería mi entrenador que hiciese... Lo bueno es que ahora, aunque hay comunicación con mis técnicos actuales en Estados Unidos, no necesito hablar con ellos todos los días para saber qué tengo que hacer, cómo calentar, comer, descansar... En Río era un poco novato, fui como improvisando. Ahora, aparte de la motivación de querer competir y no sólo disfrutar, sé qué rutinas debo hacer en cada momento.