Natación
Caeleb Dressel, la tormenta perfecta, suma cinco oros en Tokio: ¿por qué es tan bueno?
El estadounidense ganó el último día el 50 libre y el relevo 4x100 estilos. A su potencia física ha unido la mejora en la técnica para convertirse en un Phelps de la velocidad
Se buscaba en Tokio llenar el vacío que dejó Michael Phelps, el gran mito olímpico y de la piscina, y se encontró a Caeleb Dressel, que respondió a las expectativas que había sobre él. Conquistó cinco de las seis medallas de oro a las que aspiraba y batió el récord del mundo en 100 mariposa. Sólo falló en el relevo 4x100 estilos mixto, donde la estrategia de Estados Unidos fue un desastre. En el última día completó su trabajo con dos nuevos triunfos, en el 50 libre y como parte del 4x100 estilos (con plusmarca universal), para mostrar una de las cualidades que le define. Sólo transcurrió una hora entre ambas pruebas. Después de recibir la medalla por la primera y escuchar el himno, se quitó el chándal y otra vez al agua para participar en la carrera por equipos que ponía fin a los Juegos. “Es uno de los pocos nadadores de pruebas cortas que está lo suficientemente trabajado para rendir bien en varias distancias en pocas horas”, explica Santiago Veiga, profesor de biomecánica del INEF de Madrid (Universidad Politécnica). Así, por ejemplo, Dressel se impuso en los 100 metros estilo libre con récord olímpico el jueves por la mañana y en la sesión de la tarde nadó las series de 100 mariposa también con la mejor marca jamás vista en unos Juegos. Al día siguiente, en las semifinales, ya con algo más de descanso, volvió a bajar el registro olímpico y el sábado, en la final, detuvo el reloj todavía antes para firmar la plusmarca universal. “Eso en gente que nada pruebas cortas no es tan fácil de ver, que sean tan buenos en aguantar un 100, luego un 50 crol... Su versatilidad hace que rinda muy bien en diferentes pruebas y mantenga un rendimiento bueno”, añade Veiga. “Es casi como Michael Phelps en su día, pero aplicado a pruebas cortas”, completa. El ganador de 28 medallas olímpicas se pasaba media semana en la piscina en Mundiales y Juegos sin bajar el nivel en los estilos, los 200 mariposa, los relevos... Caeleb lo hace en las distancias más pequeñas.
Dressel llegaba a Tokio después de haber conquistado 15 medallas (trece de ellas de oro) en los dos últimos Mundiales, los de 2017 y 2019, pero le faltaba demostrarlo en los Juegos y lo hizo de sobra a las puertas de cumplir 25 años. ¿Qué es lo que hace tan especial a este nadador? “Es una fuerza de la naturaleza, en el sentido de que tiene un físico privilegiado. A nivel de fuerza es un auténtico animal. Y en los últimos años ha tenido una evolución técnica del nado cada vez mejor”, cuenta Santi Veiga. “Destaca porque su salida es la mejor del mundo, es un auténtico espectáculo: el salto que da, fruto de la capacidad de aplicar fuerza que tiene, y luego el nado subacuático que es espléndido. Él es el mejor en el tiempo a quince metros”, añade el biomecánico.
En la final de 50 libres, el último oro individual que ganó, dio una nueva exhibición en ese sentido, desde el brinco que pega desde el poyete hasta que emerge ya primero para hacer el largo entero en apnea, sin respirar. Es una prueba frenética en la que pies y manos van a toda velocidad y que se decide por nada. La ventaja que tomó en esa salida la mantuvo con solvencia para acabar con récord olímpico (21.04). El mundial (20.91), del brasileño César Cielo, logrado en 2009 con los bañadores que después se prohibieron, se sigue resistiendo, pero está al caer. Caeleb tocó la pared, se quitó las gafas y se rio antes de dar un puñetazo al agua en plan: “Misión cumplida”. Después, en el relevo de los estilos mostró otra de sus cualidades: que en el viraje también es de los mejores del mundo en el subacuático. Entregó primero en la mariposa y su compañero Zach Apple completó el trabajo con el crol.
El chico de los tatuajes se comió la piscina del Centro Acuático de Tokio. En sus brazos se pueden ver dibujados varios animales: un águila, un oso, que es con el que se identifica, y un caimán en honor a su universidad, en la que se ha forjado como nadador para entrar en la leyenda de su deporte. “Él es de la Universidad de Florida, de los Gators, que tiene uno de los programas más tradicionales de Estados Unidos, y que se caracteriza por su dureza. Posiblemente el bagaje de trabajo que tiene con el técnico Gregg Troy, que es uno de los más prestigiosos del mundo, hace que sume a su explosividad física, un buen nivel técnico y una preparación que le permite aguantar varios eventos y varias pruebas”, desvela Veiga. Dressel es la tormenta perfecta, y lo ha demostrado en Japón.
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