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El clásico “milagro” de la vela en España, donde “se esquía más que se navega”

España aspira a medalla en cinco de las diez pruebas en un deporte no demasiado popular. «Se ve como de ricos. Sí hay barcos caros, pero uno de vela olímpica cuesta menos que una bici de carreras», dice Theresa Zabell

Támara Echegoyen (centro) y Paula Barceló (izquierda) aspiran a medalla en 49er FX
Támara Echegoyen (centro) y Paula Barceló (izquierda) aspiran a medalla en 49er FXLavandeira JrEFE

Pasada la primera semana de Juegos Olímpicos las miradas de España siempre empiezan a girar hacia el mar. En la vela, históricamente, se suman medallas. De hecho, es el deporte que más metales olímpicos ha dado en la historia, con 19, 13 de ellos de oro, 5 de plata y 1 de bronce. «Y ya parece lo normal, pero no lo es», cuenta Theresa Zabell, que puede presumir de dos oros (en Barcelona 92 y Atlanta 96, en la clase 470), de formar parte de ese ciclo que parece infinito: desde 1976 siempre ha habido al menos un podio olímpico español, salvo en Sídney 2000 y en Río 2016. «La vela siempre está ahí porque tiene unos regatistas con un esfuerzo personal increíble que quieren dar el relevo a los que ya han sido campeones. Potencia olímpica es la vela competitiva, porque no se navega mucho. En España navega muy poca gente comparado con otros países vecinos, por no hablar de Australia, donde navega todo el mundo», dice a modo de protesta Zabell. Y sigue explicando: «Los niños franceses que viven a menos de 30 o 40 kilómetros de la costa pasan por dos años de vela escolar. Ahí es donde se aficionan, conocen la vela y se plantean seguir practicándola. En Australia los regatistas, o los jugadores de rugby, son héroes nacionales. Necesitábamos hacer héroes de nuestros regatistas para que la gente se tire a navegar», insiste. «En España la vela se sigue considerando deporte de ricos. Es cierto que hay barcos muy caros, pero un barco de vela olímpica cuesta menos que una bici de carreras», añade la campeona olímpica.

Tras la sequía de metales de la vela en Río 2016, aunque se estuvo cerca con Marina Alabau (quinta) y Támara Echegoyen y Berta Betanzos (cuartas), en Tokio las opciones están ahí a falta de una o dos jornadas. «En vela hay diez medallas en juego y estamos con opciones en cinco. Imagina lo que sería que hubiera, por ejemplo, 17 opciones de 34 en natación», explica Zabell. En el Puerto Recreativo de Enoshima, ubicado en la isla que tiene el mismo nombre al sur de Tokio, Diego Botín y Iago López Marra, en 49er, van terceros, empatados con los segundos, antes de la Medal Race (la regata final para la que se clasifican los diez primeros, y que da el doble de puntos) y aspiran al oro. Ya se sabría el resultado si la falta de viento no hubiera retrasado la jornada del lunes al martes (la Medal Race se disputa en la madrugada del lunes al martes en España). En 49er FX Támara Echegoyen y Paula Barceló están en situación parecida, aunque parten desde el cuarto lugar, pero con posibilidad de llegar al tercero y al segundo. El martes también se sabrá si Joan Cardona se cuela en el cajón en la clase Finn, en la que comienza el último día desde la tercera plaza. Y en la Nacra 17, Tara Pacheco y Florian Trittel lo tienen un poco más lejos, pero a tiro. Para el miércoles queda la bala de Jordi Xammar y Nicolás Rodríguez en clase 470. Ahora están segundos.

El botín puede ser de nuevo cuantioso para mantener la tradición en lo que sería un nuevo “milagro” de la vela. «En España hay mucha costa y el clima es un privilegio. Las condiciones son ideales para navegar. En Francia navegan muchísimo, aunque hace peor tiempo que aquí en invierno. Y en los países nórdicos, navegan también más y sólo pueden hacerlo la mitad del año», prosigue Theresa Zabell. «Es que aquí lo tenemos todo con toda la costa que hay y el tiempo, pero en España, por ejemplo, se esquía más que se navega», finaliza.