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El K4 ante el desafío del oro: “A empujar como bestias”

Marcus Cooper describe a sus tres compañeros de piragua: «Saúl es el capitán, Carlos corre mucho y Rodrigo es el que más sabe de K4»

Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade buscan el oro en el K4 500
Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade buscan el oro en el K4 500J.L.CereijidoEFE

Todo ha sido milimétricamente preparado en el K4 500 español, la piragua en la que Saúl Craviotto, Marcus Cooper, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade buscan el oro en el canal Sea Forest de Tokio (la final es el sábado a las 5:37 de la mañana, hora de España, las series en la madrugada del jueves al viernes). Hay mucha materia prima buena encima de ese barco para intentar superar a los alemanes, máximos favoritos y que sólo han sufrido una derrota en todo el ciclo olímpico... Pero fue el pasado mayo en la Copa del Mundo antes los españoles.

En la piragua hay campeones olímpicos, del mundo, de Europa, pero a veces eso no es suficiente. «Es muy diferente cuando se entrena una prueba individual que una en grupo. En individual todo depende de ti, tú te conoces, sabes qué te viene bien, pero cuando estás en un barco de equipo no sólo eres tú, a veces incluso dejas de conocerte a ti mismo y lo que te viene bien a ti no viene bien al resto del grupo», explica Marcus Cooper, que en Río 2016 ganó el oro en K1 1.000 sorprendiendo con una remontada memorable. «Eso requiere mucho tiempo. A veces a los que se les da bien en individual no se les da bien en grupo», prosigue. «Y luego, saber quién va mejor delante, detrás... Y el acople entre nosotros, el empuje con los brazos, con las piernas, con la cadera, los vatios que se meten en cada palada... Son muchas cosas», insiste el mallorquín.

El trabajo ha sido quirúrgico, empezando por la búsqueda de la piragua ideal, construida en Portugal, y continuando por tener controlados los detalles. «El agua en Tokio es salada y nosotros entrenamos en agua dulce, entonces flota más la piragua y puede cambiar un poco la densidad», cuenta Craviotto. El equipo se fue a Japón con tiempo para solucionar estas «cosillas». En el barco, detrás de quien fuera abanderado en la ceremonia inaugural, se coloca Marcus Cooper, que reconoce que lo pasó mal durante el confinamiento por la pandemia, que incluso «perdió la forma» y se puso a estudiar y leer cosas de piragüismo y entrenamiento «para que el año no fuera perdido». Pero en cuanto se pudo salir, empezó la preparación para el selectivo, en el que fue elegido y a cuyos compañeros define así: «Nos hemos juntado cuatro piragüistas a los que se nos da genial la prueba del K4, vamos muy sincronizados entre nosotros, que es importantísimo, a veces cuando montas en el barco da miedo que no pueda ocurrir. Nos llevamos genial deportivamente y personalmente, lo que ayuda. Pasamos muchas horas juntos. Es un gusto y un honor compartir embarcación con estos tres fieras. Saúl, que va delante, es un poco digamos el capitán después del entrenador, el que tiene más experiencia, una persona estable, mente fría, sabes que no te va a fallar en la competición, es ambicioso, tiene las cosas claras. Luego estoy yo. Detrás, Carlos Arévalo, muy metódico, pocas veces he visto a un palista entrenar como él este año; corre muchísimo, cuando empieza a venirse arriba en el K4 se nota. Y Rodrigo Germade es una pieza clave. Yo creo que cuando me metí a piragüismo él ya estaba en un K4. Es el que más sabe de barcos de equipo en general de toda España. Le puedes poner donde quieras que siempre va a ir sincronizado».

Una vez pulidos los detalles, la receta final la da Saúl Craviotto: «Los cuatro tenemos que empujar como bestias y tirar para adelante y remar a una».