Fútbol
Una jugadora de la selección desvela los motivos reales de la rebelión de las 15
Lucía García Córdoba desvela algunas anécdotas desconocidas
Lucía García Córdoba, futbolista del Manchester United, fue una de las 15 jugadoras que renunció a la selección española. Tiempo después, habló en The Players' Tribune su pesar por no haber podido participar en la Copa del Mundo pese a haber sido una futbolista fija en las convocatorias de la selección hasta que explotó el conflicto entre el exseleccionador y las futbolistas. "Mira, es una putada. No voy a mentir. Yo fui una de las 15 jugadoras que renunciaron a jugar con España el año pasado. Llevábamos tiempo descontentas con el nivel de profesionalismo en la selección hasta que un día enviamos emails a la Federación diciendo que, mientras las cosas no cambiaran, no contaran con nosotras. Al cabo de un tiempo algunas jugadoras volvieron al equipo y las que no fueron, como yo, nos quedamos fuera… Y vimos por televisión como nuestras compañeras ganaban la Copa del Mundo. Para mí, tenía que luchar por lo que era correcto. Pero recuerdo que todo el mundo me decía que estaba siendo tonta. 'Vas a arruinar tu carrera'. 'Por Dios, ¡cómo puedes ser tan estúpida!'. Esa gente no eran 'haters' o 'trolls' de internet. Era gente que me conocía y me decía que tenía que pensar en mi. Odio reconocerlo, pero tenían razón. Una de las lecciones que he aprendido de todo esto es que nadie pondrá la mano en el fuego por ti", afirmó.
"Hacía años que estábamos sufriendo y la derrota contra Inglaterra en la Eurocopa fue la gota que colmó el vaso. No voy a enumerar todas las cosas que pedíamos cambiar, pero daré un par de ejemplos que no eran normales. Esto era el día a día de una de las mejores selecciones de todo el planeta. Las sesiones de entrenamiento siempre eran iguales. Siempre. Cada día. Lo juro por Dios. Repetíamos y repetíamos ejercicios. Desde la sub 17 hasta la absoluta", afirmó.
"Y sí, entiendo el valor de la repetición, pero también estoy segura de que las jugadoras profesionales necesitan un poco de variedad. Especialmente si llevan siete u ocho años haciendo lo mismo. Por otro lado, existía un gran control hasta a la hora de dormir. Un control que puedo llegar a entender en las categorías inferiores, por ejemplo, a la hora de controlar que cada una esté en su habitación, pero que a jugadoras mayores y maduras les chocaba. Además, casi nunca teníamos un día para nosotras en las concentraciones. Y siempre que lo teníamos era bajo un control estricto. Parecía que tuvieran miedo de lo que pudiéramos hacer, como si dudasen de nuestra profesionalidad. Que somos profesionales y sabemos lo que tenemos que hacer. No somos unas niñas de viaje de fin de curso", zanjó.
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