Selección Española
Julen Lopetegui: «En la Selección no puede haber grados de motivación»
El seleccionador español está a punto de cumplir un año en el cargo. Hoy, el rival es Macedonia, al que se enfrenta con la intención de acercarse a la clasificación para el Mundial y cumplir la primera temporada en el banquillo de la Roja sin derrotas.
El seleccionador español está a punto de cumplir un año en el cargo. Hoy, el rival es Macedonia, al que se enfrenta con la intención de acercarse a la clasificación para el Mundial y cumplir la primera temporada en el banquillo de la Roja sin derrotas.
Julen Lopetegui (Asteasu, Guipúzcoa, 1966) se ocupa de la transición entre el equipo que lo ganó todo y los talentos que vienen sin olvidarse de que el objetivo es seguir ganando. El partido de hoy contra Macedonia es una obsesión. Las fechas son complicadas, al final de temporada cuando algunos jugadores llevaban una o dos semanas de vacaciones y del rival tampoco se fía. Pero el técnico español es consciente de que hay muchas cosas más allá del fútbol.
–¿Qué balance hace de su primera temporada como seleccionador?
–Es positivo, evidentemente estamos contentos. Hemos tratado de hacer frente a todas las responsabilidades y partidos que teníamos y con plena predisposición, con solidaridad y un compromiso importante de los jugadores, que es lo más importante.
–¿Es complicado coger un grupo que lo ha ganado todo y que viene de dos decepciones muy grandes en el Mundial y en la Eurocopa? ¿Esos golpes afectan al grupo?
–Son jugadores, algunos de ellos, que han ganado muchísimas cosas, yo diría todo, y en los últimos dos o tres campeonatos no han salido las cosas como ellos hubieran querido. La escena es la que es. Tratamos de que todo el mundo entienda qué es lo que tenemos que hacer y qué es lo que tenemos que sentir cuando estamos con la Selección española. Estamos muy contentos con el compromiso, con la predisposición y con la respuesta de los jugadores.
–¿Ahora se entiende mejor su confianza en Isco?
–No estaba muy pendiente. En cualquier convocatoria que haces va a haber gente a un lado y a otro, porque hay un montón de jugadores que pueden entrar en esa lista. Depende del gusto futbolístico y del conocimiento profundo de la situación de cada uno que tratamos de tener. Si lo convocamos es porque entendíamos que nos podía ayudar, como así fue, confiamos plenamente en él y estamos contentos con él, aunque había tenido menos protagonismo en su equipo.
–Al final su temporada en el Madrid le ha dado la razón.
–No tratamos de que nos dé la razón. Lo que queremos es que nos den la razón los jugadores cuando vienen con nosotros y hasta ahora estamos muy contentos con el comportamiento, la actitud, la determinación, que va a ser básica contra Macedonia. Una situación específica, diferente, puntual, con matices, pero son tres puntos definitivos importantísimos.
–Que los equipos españoles estén siempre entre los mejores de Europa ¿es un problema para la Selección por los pocos minutos que tienen algunos jugadores?
–No es un problema. Que tengamos equipos al máximo nivel es una maravilla. Otra cosa es que dentro de esos equipos haya más número de jugadores españoles. Yo, como seleccionador español, querría que fueran españoles todos. Pero no puede ser así. Y el jugador que está en el Madrid o en el Barcelona, que tiene menos minutos porque tiene esa competencia interna, pero es capaz de superarla, es más completo.
–¿Eso les hace llegar más motivados a la Selección?
–Creo que en la Selección no puede haber grados de motivación. Estamos muy agradecidos por el comportamiento de los jugadores, pero no lo entendemos de otra manera. La motivación por estar en la Selección tiene que ser máxima siempre. Juegues más o juegues menos. Es cierto que el jugador que es llamado y está con menos minutos lo ve como una oportunidad y nos transmite esa sensación. Pero el compromiso y la motivación tienen que ser máximos.
–¿Le molesta el ruido que se genera sobre algunas decisiones?
–Forma parte del decorado y de tu cargo y tienes que asumirlo con naturalidad. Existe, pero no es algo que controlemos ni a lo que le demos demasiada importancia. Intentamos dar importancia a lo que nosotros controlamos, que es a la información que podamos tener del estado de los chicos y a tomar las mejores decisiones. Entendiendo que, tomes la decisión que tomes, va a haber ruido siempre, pero tenemos que aceptarlo con naturalidad.
–¿Es más complicado ser seleccionador o entrenador de club? ¿O depende del club?
–Es diferente. He sido entrenador de club y seleccionador y hay matices que hay que entender, tienes que adaptarte, pero al final tienes que gestionar y tienes que ganar. Tus ligas son muy comprimidas, en muy pocos partidos te juegas todo. Tu respuesta tiene que ser mucho más exacta. Tenemos mucho tiempo para pensar y poco para actuar. Hay muchos matices entre un entrenador y un seleccionador. Entre ellos la representatividad del cargo, que aceptamos de buen grado, pero donde ponemos el acento es en el trabajo de entrenador que tenemos que hacer como seleccionador.
–¿Da tiempo a trabajar todo lo que quiere con los jugadores?
–Claramente, no. No tienes el tiempo que tienes en cualquier equipo. Muchas veces tienes semanas, por ejemplo contra Italia, en la que sólo tenemos un entrenamiento de calidad para matizar y ponernos de acuerdo en muchas cosas. Nuestro trabajo está en preparar bien esas intervenciones y en utilizar todas las herramientas que podamos tener para conseguir que esa transmisión de lo que queremos hacer hacia el equipo sea lo más correcta y lo más completa posible.
–¿Cómo vive el seleccionador las polémicas que rodean al equipo, sobre todo en torno a Piqué y Ramos?
–El hecho de convivir con ellos y ver el comportamiento, el compromiso y el buen ambiente que tienen te hace estar más tranquilo en todos los aspectos, porque es una realidad interna. Es cierto que cuando están en sus equipos defienden a sus equipos con vehemencia, pero cuando están con la Selección española forman parte del mismo equipo con vehemencia. Eso es lo extraordinario del fútbol. Lo que realmente nos preocuparía es que esa respuesta colectiva y ese sentimiento de equipo no existiera en la Selección y sí existe.
–¿Fue muy duro dejar fuera a Casillas en la primera lista?
–Siempre que hablamos de jugadores que han sido lo más grande a nivel futbolístico, como Iker u otros son jugadores a los que hay que dar las gracias por todo lo que han hecho por el fútbol español. Iker sigue compitiendo en el Oporto, está a un nivel alto y siempre hemos dicho que estamos atentos y no cerramos las puertas a nadie.
–¿Le da envidia ver cómo en Italia tratan a Buffon?
–No voy a entrar valorar los tratamientos individuales de cada club o de cada equipo. En todos esos tratamientos también tiene que ver un poco la Prensa. Lo más importante de casos como el de Iker es el legado que han dejado y que siguen dejando, porque está en activo y a gran nivel. Y eso no se puede borrar. Tenemos que estar tremendamente orgullosos. Es cierto que el tratamiento de jugadores que han sido excelentes y de personalidades que han sido excelentes a nivel futbolístico, en el fútbol español tenemos que mejorarlo.
–Usted estuvo en la primera final de un Mundial juvenil que disputó España en 1985. ¿Qué significó aquello para el fútbol español?
–Jugamos un campeonato en la Unión Soviética, que era tremendo aquello. Fue un mes y pico de preparación, de experiencia fantástica. Yo tenía entonces 18 años. Lo recordamos con mucho cariño, no contaba nadie con nosotros y conseguimos llegar a la final. Perdimos 1-0 con un gol de Silas contra Brasil y sí es verdad que fue un momento de reconocimiento de jugadores a los que no conocía mucha gente. Encontrar el tipo de jugador español y potenciar sus virtudes se dio más adelante a través de otra generación. En la nuestra competimos muy bien, pero éramos jugadores de otro corte.
–¿Nunca le ha dado por levantar piedra como a su padre?
–Nunca he tenido la capacidad, ni me ha gustado ni tampoco mi padre me hubiera dejado. Eso lo hizo él, pero él no lo quería para sus hijos.
–Su padre era un personaje conocido en su zona, una referencia. ¿Eso le ha ayudado a valorar mejor la fama?
–Yo creo que lo que ayuda en la vida es la educación que recibes. Y no tiene que ver nada con la posición social ni con el dinero ni con los colegios. Tiene que ver con los valores que tú ves en tu casa y que te hacen ver que hay líneas rojas que jamás debes pasar. He tenido la suerte de vivir en una familia muy de pueblo, pero con esos valores muy presentes permanentemente a todos los niveles. Y eso sí puedo decir que me ha acompañado.
–Ser de un pueblo, ¿le hace preocuparse más por la naturaleza, por el medio ambiente?
–Me preocupa. El ser humano tiene que ser consciente de que no estamos aquí desde siempre y de que no vamos a estar siempre. Hay que tratar de cuidar el piso lo mejor posible. No podemos vivir de espaldas a los fenómenos naturales, dentro de una normalidad, pero pensando en el futuro, en nuestros hijos, en nuestros nietos. Hay que ser conscientes, sin populismos y sin demagogia, pero estando atentos.
–¿Cuál es su relación con las redes sociales?
–Las tengo. Trato de estar atento a nivel más corporativo, pero no soy muy activo. Tengo gente que me ayuda a llevarlas, evidentemente todo lo que sale tiene mi beneplácito, pero no vivo muy pendiente de eso. Tengo la sensación, por ejemplo cuando la gente está viendo un concierto o un partido, de que está más pendiente de grabar que de disfrutar y me da pena. Creo que estamos perdiendo el momento, lo instantáneo, la verdadera experiencia. Y estamos más pendientes de contar o de transmitir la propia experiencia que de vivirla.
–Un vasco, que además es seleccionador español, ¿cómo vive el momento en el que ETA entrega las armas?
–Con normalidad. Todo lo que sea ir en favor de la paz, y afortunadamente eso ya es historia, creo que es bueno para la sociedad. Lo que hay que hacer ahora es mirar para delante y tratar de que la normalidad que pueda haber ahora sea algo que exista para siempre.
–¿Ha sido muy rápida la transición hacia la normalidad?
–Lo importante ahora mismo es que ya todo eso es historia. Eso no significa que uno tenga que olvidar la historia. Uno tiene que mirarla para aprender de ella y para que jamás pueda volver a pasar.