Maldito peloteo

Rafa se rompió antes de empezar: «Sentí algo en la espalda y se quedó clavada». «Resistí lo que pude».

Cualquier otro en las condiciones en las que afrontó el partido Nadal hubiera resistido poco más que el peloteo. Precisamente ahí fue cuando la espalda de Rafa hizo «crack». En los diez minutos de calentamiento un gesto en un saque le dejó tocada la zona lumbar. Con el paso de los minutos, las molestias se hicieron insoportables hasta hacer imposible una pelea entre iguales para luchar por el título. «En el peloteo sentí algo, mi espalda se quedó clavada. Es muy limitante y es la primera vez que me ocurre en un partido», confesó Nadal bajo los efectos de unos potentes antiinflamatorios. «No es el fin del mundo», comentó luego pensando en el futuro más inmediato.

La influencia de los dolores en el partido era imposible de ocultar. Los saques cayeron una media de 40 kilómetros por hora y así era imposible competir. «Me estaba limitando cada vez que sacaba. Al principio me sentía sacando muy bien, pero fue cada vez un poquito peor hasta que ya no podía más. Estaba más para dar la mano a Wawrinka que para seguir jugando», confesó Nadal.

El espíritu combativo de Rafa le impidió retirarse, pero la maldición que le persigue en Melbourne es algo de lo que muy pocos jugadores pueden «presumir». Ya lo advirtió al principio del torneo: «Éste es el ''Grand Slam'' en el que he tenido más problemas en mi carrera». Las pruebas son numerosas. En 2006 no pudo jugar por una lesión en el pie; en 2010 se tuvo que retirar ante Murray; en 2011, ante Ferrer en cuartos, los problemas musculares le condenaron y le llevaron a afirmar en mitad del partido: «No me retiro ni cagando»; en 2013 fue baja y este año las molestias comenzaron con la ampolla en la mano izquierda y terminaron martirizándole en la zona lumbar. Rafa considera que estos problemas no se deben en ningún caso a la falta de preparación o a que se trate del primer torneo exigente del año. Él y su entorno creen que es puro infortunio.