Atletismo
María Pérez, sin medalla, pero logra la clasificación para los Juegos en los 20 km marcha
Estaba contenta María Pérez al cruzar la meta... O al menos lo parecía. Cerró y apretó los puños. Era octava en el Mundial de atletismo en los 20 kilómetros marcha. ""Lo de alzar los brazos en la meta era sobre todo para los familiares, que al final son los que lo pasan mal en la tele", explicó después la granadina. "Me llevo la espinita de no llevarme una medalla. Tenía ese objetivo y es por lo que he luchado. En las últimas vueltas me daban calambres en los cuádriceps. Tendré que recuperar ahora", continuó explicando María. Se sinceró, porque antes de la competición decía que pensaba en la plaza olímpica más que en el metal, pero se notaba bien, fina físicamente, después de una preparación larga porque el Mundial está siendo en octubre, dos meses después de lo que suele ser habitual. El dominio de China fue extraordinario: ganó Liu, la favorita, defensora del título, campeona olímpica y plusmarquista, a quien por momentos parecía darle igual la noche, el calor... todo. Parece un robot, siempre adelante, sin sentir ni padecer, en apariencia; la siguió su compatriota Qieyang y el bronce fue para Yang. ¡Menudo triplete!
Es mucho el nivel de las asiáticas. Éste, unido al calor y, sobre todo, la humedad, que llegó al 71 por ciento, se encargaron de hacer la selección. Por momentos la zona de avituallamiento era un caos, con marchadoras recogiendo agua, hielo, con botellas volando, con deportistas que se resbalan e iban al suelo porque todo estaba mojado. María perdió contacto con la cabeza pronto, pero siempre la tuvo al acecho, pensando en una remontada que finalmente no llegó. "Todo se ha decidido en el último 5.000. Sabía que si aguantaba atrás con calma podía ser medalla, pero no ha podido ser. Me quedo con que tengo la plaza fija para Tokio y con que he sido la primera europea", declaró María Pérez, que no sabía qué hacer con la gorra que tenía: se la ponía, se la quitó, la cambió y acabó entrando en la meta con su pelo al aire, empapado.
Todo lo sucedido le sirve como experiencia para el futuro próximo. Sólo tiene 23 años y ya es campeona de Europa. Por delante, un año para buscar mejorar y poder estar arriba en los Juegos. "En Tokio también será duro, pero creo que voy por buen camino. Hay que seguir trabajando", explicó la española.
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