Atletismo

Más rápido, más alto, más fuerte... y más tecnológico: el atletismo apuesta por la IA para mejorar el rendimiento y para acabar con polémicas como la subjetividad en la marcha

La Federación Española y Telefónica Tech presentan un proyecto con Inteligencia Artificial para medir infinidad de valores del deportista y ayudarlo a progresar. Se está empezando a probar en la marcha

El atletismo es considerado el deporte más puro, pero ha cambiado mucho la manera de intentar correr más rápido, saltar más alto o lanzar más lejos. Prácticamente todo se mide para intentar mejorar el rendimiento y ahora con la Inteligencia Artificial y la evolución de la tecnología las posibilidades son casi infinitas. No hay más que ver el debate montado alrededor de las nuevas zapatillas y los récords del mundo de maratón, con la barrera de las dos horas cada vez más cerca de ser derribada. "Acabará siendo como la Fórmula Uno", dice de su deporte Raúl Chapado, presidente de la Real Federación de Atletismo (RFEA), que fue triplista y que cuando competía tenía que escuchar desde la grada cómo Juan Carlos Álvarez, su entrenador, le decía: coloca el brazo así o la pierna aquí... Lo que podía captar a simple vista.

Ahora la tecnología se encarga de afinar del todo para saber qué se hace mal y precisamente Juan Carlos Álvarez, como responsable del Athletics Tech & Innovation LAB, es una de las personas que está intentando que todas estas ayudas exteriores sean lo mejores posible. Porque la RFEA y Telefónica Tech, en colaboración con el CSD (es un proyecto público-privado) presentaron el innovador sistema a base de IMUs con el que quieren aportar a los atletas herramientas para poder competir mejor.

"Lo novedoso es la inmediatez en recibir los datos"

JOSÉ ANTONIO QUINTANA (ENTRENADOR DE MARCHA)

La idea surge en la pandemia y todavía está en desarrollo, pero ya a punto de ver la luz. Un IMU (Unidad de Medición Inercial) es un dispositivo que se colocan los deportistas para poder medir todo tipo de valores tanto de fisiología (ácido láctico, glucosa...) como de biomecánica o técnicos, en tiempo real y en diferido, para poder analizarlo posteriormente. Los datos llegan a móviles, tabletas, relojes e incluso gafas de sol, y son tratados con aplicaciones desarrolladas para el análisis técnico mediante programas de Inteligencia Artificial (IA). La primera disciplina en la que se está probando es la marcha. "Muchos de esos datos ya los obteníamos con otros medios, lo novedoso es la inmediatez, que durante el entrenamiento ya puedes ver esa información", dice José Antonio Quintana, entrenador del grupo de marchadores del CAR de Madrid. "El hecho de que sea en tiempo real nos ayuda a que podamos empezar a corregirnos durante el entrenamiento. Muchas veces cuando entrenas son demasiadas cosas las que tienes que tener en la cabeza: la técnica, lleva el brazo atrás, ve más rápido, céntrate en no sé qué...", afirma Diego García, doble medallista europeo en 20 kilómetros marcha. "Así que si de repente en el relojito o en la gafa te sale una alerta, pues sabes que tienes que centrarte en corregirlo al instante", añade.

Es un paso más para poner fin a uno de los problemas que tiene la marcha, la parte subjetiva que hay en el reglamento. "Hay dos normas: la primera es que cuando la pierna entra en contacto con el suelo tiene que estar completamente estirada, que es algo que se ve bastante bien. Pero la segunda genera más conflicto porque dice que no se puede perder contacto con el suelo a simple vista, es decir, que cuando estás quitando un pie tienes que poner prácticamente el otro directamente", explica Diego García. Es lo que se suele llamar "volar", tener los dos pies en el aire, y sobre todo cuando van a altas velocidades (en competición suelen ir a unos 15 kilómetros por hora, unos 4 minutos por kilómetro) siempre hay ese pequeño vuelo, unas milésimas que el ojo humano no ve.

Fin a la subjetividad en la marcha

Ahí es donde entran las dudas. "Esto del 'a simple vista' genera conflicto porque nos están juzgando jueces humanos y habrá unos que vean mejor o peor o que tengan una consideración más laxa o más estricta. En el resto de pruebas de atletismo eso no pasa y es lo que nosotros nos queremos quitar de en medio, porque al final la subjetividad genera situaciones injustas. Lo que queremos es que se determine ese umbral [de tiempo de vuelo aceptable] para que todos compitamos bajo la misma receta. Gracias a la tecnología, ojalá lo consigamos. Esto nos daría la garantía de que todo el mundo que está compitiendo en marcha está marchando y por tanto que la competición es saber quién se cansa más", prosigue el atleta madrileño. "Lo estamos pidiendo y reclamando continuamente. La tecnología está desarrollada y sólo faltaría cambiar el reglamento. Faltaría que la Federación Internacional dijera: quiero comprar esto y quiero aplicar esto en mis competiciones", opina Quintana.

"La tecnología nos va a ayudar mucho y hay que aplicarla ya, aunque también hay una parte humana, de sensaciones..."

DIEGO GARCÍA (MARCHADOR)

Las utilidades del proyecto de la RFEA van más allá de medir el tiempo de vuelo. "Técnica, mejorar el rendimiento, prevención de lesiones... Cuanto mejor hagamos marcha, o corramos para todos los que se dediquen a correr, pues más eficientes vamos a ser y con menos esfuerzo vamos a conseguir más rendimiento. Entonces, todas estas herramientas nos ayudan a conocer de primera mano qué es lo que estamos haciendo mal, qué asimetrías tenemos, ya que los humanos tenemos asimetrías en todos lados y son generalmente lo que nos empieza a producir lesiones cuando entrenamos muchos kilómetros como es nuestro caso", describe Diego García. "Esas pequeñas asimetrías a simple vista no somos capaces de verlas y con esta tecnología eres capaz de detectarlo en la milésima, no sólo el tiempo de vuelo, sino también el tiempo de apoyo de una pierna, un pie, si impulsa más que el otro. Para nosotros es determinante anticiparnos a eso", completa su entrenador.

Eso no quiere decir que el atletismo se vaya a convertir en un deporte de robots. La esencia se mantiene, los milagros tampoco existen. "Yo creo que el abc no va a cambiar: entrenar, entrenar y hacer las cosas bien, pero la tecnología siempre va a ser una ayuda", argumenta Quintana. "Si el reloj te está diciendo que estás haciendo mal la técnica, pues tienes que hacerle caso y frenar o poner coto a eso, pero es verdad que no todo es tecnología, no todo es matemática, también hay una parte de sensaciones, a veces los cálculos no salen como teníamos previsto y de repente, pues viene una actuación increíble, la mejor carrera de tu vida que no te esperas; o al contrario, ese día que parece que habías hecho todo bien y las cosas no salen", opina Diego García.

La marcha ha sido la primera disciplina en probar la tecnología por ser "una especialidad no muy explosiva, de movimientos muy repetitivos, que pudiera recibir información en tiempo real", como explicó Juan Carlos Álvarez, pero la idea es que sea aplicable a todos los deportes como ayuda extra y que sea accesible, no demasiado cara, para cualquiera. En lanzamientos también se ha empezado a probar en disco: tan importante es ver la posición del cuerpo, el codo, la pierna a la hora de lanzar y saber lo lejos que llega como ver lo que hace el disco en el aire, con un IMU que lleva incorporado dentro. Algo parecido se usa, por ejemplo, en tenis para saber el efecto (vueltas que da la bola) que consiguen los tenistas.

No llega a París 2024

Para los Juegos Olímpicos de París el próximo verano todavía es pronto para usar esta herramienta, pero a partir de ahí... "Necesitamos que esta mejora se aplique ya porque estamos en un momento de la existencia humana con niveles de tecnología altísimos y no podemos admitir que a partir de 2024 no estemos controlados por tecnología, porque estamos viendo que se puede y que es muy útil", concluye Diego. Eso puede marcar la milésima o el milímetro que haga ganar una medalla.