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Hípica

Mata Moussem, autenticidad a caballo

La carrera ancestral que se disputa en el norte de Marruecos es mucho más que una de las pruebas ecuestres más antiguas del mundo

Jinetes de una tribu del Rif participan en las pruebas clasificatorias de la Mata Moussem J. Aguilar

En el norte de Marruecos, entre las praderas de las colinas de Beni Arous en Zniyed, se celebra cada primavera una de las pruebas ecuestres más antiguas del mundo: Mata Moussem. Más que una carrera o espectáculo hípico, es un ritual, una manifestación viva de tradición, fe y orgullo.

Con más de cuatrocientos años de historia, Mata Moussem está considerada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Es una carrera ancestral, sin montura, sin artificios, sin concesiones... sólo jinetes y caballos galopando por la gloria de una sencilla muñeca de trapo confeccionada a mano por las mujeres de las tribus locales. Esa muñeca, hace siglos, permitía al ganador elegir esposa. Hoy representa a la madre, a la esencia de la familia, al centro del universo tradicional.

"Mata es un deporte, una tradición ancestral ecuestre con varios siglos de historia en la que cientos de jinetes yebalas de las distintas aldeas de la región de Larache cabalgan al atardecer sin montura, por las colinas de Beni Arous. Parece una imagen de la película de Lawrence de Arabia. Compiten como si les fuese la vida en ello y la muñeca de trapo ahora es testigo de un premio que se mide en trigo y dinero", apunta David López del Moral, periodista español y un habitual del festival.

Durante tres jornadas, los visitantes y participantes se entregan por completo a la celebración. La pradera se viste de colores, se disponen puestos de artesanía y gastronomía y la banda sonora son ritmos tradicionales. El día de la carrera, la multitud llena la pradera. Se hace entrega de la muñeca al representante de Zniyed y con la palabra "Mata" arranca una estampida de jinetes y caballos a galope tendido. "Mata significa un poco de todos los ingredientes de esta fiesta: montar a pelo, muñeca, competición, todo junto... Esto es Mata: cerca de 200 jinetes sin montura, llegados de las tribus de la región, cabalgando durante días preparando la gran carrera en lid por una muñeca de trapo", añade López del Moral.

Entre los doscientos jinetes, hay una figura que llama la atención: Zohra Sidki, la única mujer que participa en la carrera. Es analfabeta, pero su talento le ha permitido ganarse el respeto del resto de jinetes. "Es muy respetada y querida. En realidad, es algo más que respetada. Ellos la tratan como a una más, no hay distinciones. Es un deporte duro, saben que es duro y son duros muchas veces con ella, pero la respetan por eso, la respetan porque se hace respetar", dice David.

"Mata está abierto a todo el mundo. No es un deporte machista, es un deporte abierto a todos los que saben montar a pelo. Insisto, compiten sin montura y en muchas ocasiones, sin cabezada", continúa. "Yo soy como una especie de puente, de intercambio cultural y de tradiciones marroquíes con Europa. Somos la pluma, el objetivo, la voz, la presencia que se hace eco en diferentes medios y canales sociales de uno de los festivales ecuestres más singulares y salvajes de África". "El objetivo de nuestra presencia en el Festival, periodistas, creadores de contenido, personalidades de la vida institucional y social, es dar voz y visibilidad a uno de los acontecimientos ecuestres más singulares y ancestrales de Marruecos. Nos hacemos eco de sus tradiciones, de su cultura, y de su pasión por los caballos. Nada hay más importante en estas tierras que estos animales, no hay mayor gloria para ellos que ser jinete en Mata Moussem", afirma David.

"Mata Moussem se ha convertido en una hermandad, somos una familia. La conexión entre la organización y los invitados es tan fuerte que ha logrado convertirse en todo un sello inamovible en nuestros calendarios. Rompe fronteras. Es un Festival Internacional Ecuestre organizado por la familia Baraka bajo el alto patronato del rey Mohamed VI. Es un acontecimiento considerado patrimonio mundial y cultural, que apoya a su gente y sus tradiciones. Razones de peso que merecen que pongamos nuestro corazón para que se les conozca en todos los rincones del mundo. Realmente, al menos una vez en la vida, merece la pena vivir la experiencia de este maravilloso evento ecuestre", concluye David.