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Un Mundial en la pizarra

El piloto español Jorge Lorenzo
El piloto español Jorge Lorenzolarazon

Marc Márquez ha sido descalificado por entrar a cambiar de moto una vuelta después del límite permitido. Jorge se impone en Australia y recorta su desventaja hasta los 18 puntos con 50 por repartir.

Hay pocas cosas más incontrolables que una carrera de MotoGP. Varios factores pueden cambiarlo todo en un segundo y no todos tienen que ver con que la mecánica de las motos funcione a la perfección y la concentración del piloto sea perfecta. El escenario es más amplio y el ingrediente más inesperado puede cambiar de repente el nombre del campeón del mundo. En Phillip Island pasó de todo, el guión se fue escribiendo sobre la marcha y, como en las buenas películas, resultó imposible intuir el final hasta que ya estaba encima. Nadie podía imaginar que Jorge Lorenzo haría dos vueltas rápidas el sábado con una gaviota incrustada en su carenado, o que los neumáticos suministrados por una multinacional tan potente como Bridgestone resultarían inservibles a las pocos kilómetros recorridos.

El trazado australiano está recién asfaltado, pero el encargado de turno no vio necesario enviar a un equipo a comprobar si las gomas habituales serían fiables tras el paso de las apisonadoras. Nadie lo hizo y este pequeño detalle ha marcado el fin de semana y quién sabe si todo el campeonato. De los 27 giros previstos, se decidió que la carrera tuviera sólo 19 y que entre la 9 y la 10 sería obligatorio entrar en «boxes» para cambiar de moto y continuar con neumáticos nuevos. La seguridad de los pilotos no se podía garantizar tras 10 vueltas y esto es lo primero. El lío de los neumáticos cambió el paisaje habitual y el porcentaje de posibilidades de sorpresas aumentó con el paso por el «pit lane».

Junto a esa pequeña calle que conecta los talleres con la pista se dejó 25 puntos Márquez y los recuperó Lorenzo, que ganó la carrera con mano firme mientras su máximo rival veía la bandera que ninguno quiere ver. La de color negro que le descalificaba automáticamente. La razón, haber completado parte del giro número 11 sin cambiar de moto. El equipo no interpretó bien la circular de la Dirección de Carrera y la información de la pizarra llegó tarde al líder del Mundial, que saltó de una Honda a otra todo lo rápido que pudo sin saber que ya era inútil y que en las oficinas del circuito ya estaban gestionando su expulsión de la carrera.

«Me han pedido disculpas de mil maneras, pero yo les he dicho lo que siempre les digo: un día fallaré yo y otro día vosotros. Somos todos personas y aún tenemos 18 puntos de ventaja. Seguiremos en la misma línea que hasta ahora, que lo estamos haciendo muy bien», explicaba Marc, que sumaba su segundo cero de la temporada en la primera vez en mucho tiempo que la suerte no estaba de su lado. «Está claro que ha habido una confusión, un error grande, pero ya no podemos hacer nada», decía pensando en lo que le queda por delante. Tanto él como su mánager, Emilio Alzamora, tenían previsto ir un poco más tranquilos que de costumbre en un circuito habitualmente cruel con las caídas. Es muy fácil hacerse daño en esta isla del sur de Australia y el objetivo era sacar un buen número de puntos sin demasiados riesgos si no era posible ganar la bola de partido.

Pero las gaviotas, el viento, los fabricantes de neumáticos, el nuevo asfalto y el destino tenían otros planes. Parece que todos ellos querían que la emoción se mantenga, que el suspense se prolongue y que el Mundial se comprima. Inesperadamente y también gracias a la sangre fría de Lorenzo, impecable en las dos partes de la carrera y en su paso por «boxes», sumó su sexto triunfo del curso para seguir creyendo. «Si Marc puntuaba aquí todo se habría acabado. Ahora creo que tenemos un 20 o 30 por ciento de posibilidades de título. He compensado un poco mi mala suerte», explicaba acordándose de su fractura de clavícula y de los puntos que perdió mientras estaba en el quirófano o tratando de recuperarse. Ahora el panorama vuelve a abrirse para él, aunque sigue sin depender de sí mismo. Tampoco tiene esa ventaja Pedrosa, al que las matemáticas todavía no le han descartado (ver clasificaciones).

Dani ya había advertido de que el campeonato es muy largo y que tres carreras podían parecer poco, pero todo podía pasar. 34 puntos le separan de Márquez con 50 por disputar. Casi un imposible, pero también lo era que una gaviota chocase con Lorenzo o que el equipo de Marc equivocase en una vuelta su parada en «boxes». Lo mejor es no precipitarse sacando conclusiones y disfrutar del espectáculo.