Copa del Rey
Mourinho, expulsado y final
El entrenador portugués, muy activo de nuevo, fue expulsado por su viejo conocido Clos Gómez en la segunda parte.
El compromiso de Mourinho con el Real Madrid va a llegar hasta el final, aunque sus relaciones con varios miembros del vestuario estén más que deterioradas. Si en los últimos partido de Liga, cuando el equipo ya no se jugaba nada, se pasaba el encuentro en el banquillo, mientras el Santiago Bernabéu discutía sobre cuánto se le aprecia; y si en la conferencia de prensa del jueves, la anterior a la final de Copa, no apareció, ayer se volvió a ver al Mourinho entregado al equipo, al borde del área técnica, tan apasionado como Simeone al dar las instrucciones a los suyos.
Volvió a ser el entrenador que carga con la presión, en el que centra la afición rival sus cánticos. Con la propia, antes del encuentro no hubo discusión cuando se dijo su nombre por los altavoces.
No era el día para mostrar desunión antes del empezar. El equipo se jugaba mucho y Mourinho mostró su personalidad: la de un entrenador que vive al límite los partidos, exigiendo a sus jugadores y pidiendo con gestos y gritos responsabilidades por sus decisiones al cuarto árbitro y al árbitro, que ayer era Clos Gómez, con el que se reencontraba. Fue el colegiado a quien, en 2010, tras un duelo contra el Sevilla, el entrenador portugués le señaló, en la conferencia de prensa posterior, 13 errores que había cometido durante el choque. Ayer, en el minuto 77, Mourinho reclamó con vehemencia una falta al auxiliar y al árbitro y quién sabe si dijo algo que no debía o si Clos Gómez se acordó de aquel papelito. El caso es que le expulsó.
Mourinho tuvo que ver el resto del partido desde el túnel de vestuarios. Al acabar los noventa minutos, los jugadores madridistas se reunieron en su campo: estaban todos, también los no convocados como Pepe, que protagonizó una tángana en los instantes finales de la prórroga con Simeone y Diego Costa. En un círculo, junto a ellos, Karanka y el resto del equipo técnico. Casi todo el equipo técnico. Mourinho, al haber sido expulsado, no pudo estar. Hizo los tres cambios antes del comienzo del tiempo extra para dar aire a un equipo agotado físicamente, y esperó a ver cómo se desarrollaba la prórroga. Desde lejos vio la derrota de su equipo. Se perdía la final. Era su final.
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