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No es Benítez, son los jugadores

Rafa Benítez observa un entrenamiento del Real Madrid esta temporada
Rafa Benítez observa un entrenamiento del Real Madrid esta temporadalarazon

Desde el Madrid se considera que no están implicados y se tomarán medidas a final de temporada si continúan así.

Con la mirada puesta en el horizonte, el Real Madrid y, sobre todo, Rafa Benítez piensan en el partido de Mestalla contra el Valencia, en la jornada del primer domingo de 2016, como la clave para resolver casi todo el futuro. Siempre, claro que no haya una catástrofe en los dos choques anteriores, en casa, contra el Rayo Vallecano y la Real Sociedad. En otros momentos, esos encuentros apenas serían un mero trámite sin importancia, pero en el club ya no se fían de lo que pueda suceder en el campo: consideran que ahora mismo, el Madrid es un equipo impredecible, principalmente por los futbolistas, más que por el trabajo del entrenador.

Estos tres partidos, con Mestalla como colofón, tienen que dar la medida del equipo y la de la capacidad de Rafa Benítez para dar la vuelta a la situación. Por ahora, el técnico sigue contando la confianza de la cúpula de la entidad y es a los jugadores a quien se señala con más contundencia. No se entiende la actitud de muchos de ellos en gran parte de la temporada y, principalmente, en el primer tiempo del choque contra el Villarreal, cuando al Real Madrid le iba parte de la temporada. Podía volver a engancharse al Barcelona y olvidar, de paso, los tropiezos anteriores. Sin embargo, los futbolistas saltaron al campo como si no fueran conscientes de eso. O peor, como si apenas les importase.

Asombra el cambio de intensidad en comparación con la segunda mitad, cuando sí quisieron comerse el mundo y asombra aún más el compromiso de los futbolistas en comparación con la temporada pasada, en la que apostaron por su entrenador en los momentos más duros.

Si hubo un cambio en el banquillo en verano fue porque se pensaba que, debido a la complicidad entre jugadores y técnico, se produjo una relajación general en el vestuario, que llevó a cerrar la temporada sin éxitos. En sus comparecencias públicas Florentino Pérez explica que había que dar un «impulso» que faltaba con Ancelotti. Con esa expresión se refería a un entrenador que marcase más distancia con los jugadores y que no les permitiese bajar la guardia. Más jerarquía y menos complicidad. Por eso se fichó a Benítez y por eso aún se sigue confiando en su manera de trabajar. Del actual técnicos se conocía su manera de ser y también que era un hombre muy metódico en los entrenamientos. No hay nada que haya sorprendido. Sí lo ha hecho el modo con el que lo recibieron los futbolistas y su comportamiento desde entonces. Desde el club se va a ser duro con ellos a final de temporada si continúan así.

Desde la T4 del Santiago Bernabéu se les pide que remen todos juntos y se les ha dejado claro que el poder lo tiene el entrenador. Después de la derrota contra el Barcelona se le dijo a Rafa Benítez que tenía manos libres para hacer lo que quisiese. Contra el Villarreal sentó a Kroos para jugar con Casemiro como mediocentro y al final del encuentro hizo que Bale ocupase la posición de lateral izquierdo, una novedad en los dos años y medio que lleva en el club. Como les sucede a muchos directivos, el entrenador no entiende la actitud de algunos de los pesos pesados de la plantilla, a los que no ve nada identificados con el proyecto. En el vestuario, en el descanso en Villarreal se vio a un entrenador muy enfadado que les decía a sus futbolistas que ya sabían lo que tenían que hacer. Y la actitud cambió. Lo que no sabe el entrenador es cuánto va a durar.

El problema es que no hay tiempo ya de rectificación ni se pueden perder más puntos. El técnico sabe que la paciencia de la entidad no es infinita y él es, sin duda, el eslabón más débil de todos los que forman la primera plantilla. Un tropezón grave le señalaría definitivamente.

En su entorno le han dicho ya que no tiene nada que perder y que apueste con sus ideas. Es como ha tenido éxito en su carrera, cueste los futbolistas que cueste. Ha llegado el momento para que el entrenador dé un golpe de autoridad definitivo, en el que tiene que encontrar el éxito para salir indemne. Cuenta con el respaldo del club y necesita que le siga la mayor parte del vestuario. El Rayo, el domingo, es su primer examen; la Real Sociedad después de las vacaciones y Mestalla su examen casi final.