Barcelona
«No me gustaría ver a mi hijo en el Dakar»
Ha reinado en el desierto en coches diez años después de ganar en motos. Quiere el «triplete»
MADRID- Dice Joan «Nani» Roma (Folguerolas, Barcelona, 1972) que cuando está en mitad de un atasco en hora punta echa de menos la soledad de los desiertos por donde transcurre el Dakar. El rally más mítico, que ha conquistado en coches diez años después de conseguirlo subido en una moto.
–Sólo usted, Peterhansel y Auriol han hecho doblete en dos y cuatro ruedas, ¿se siente especial?
–Imagino que con el tiempo y algo más de perspectiva lo valoraré más. Aunque si sólo dos pilotos más lo han conseguido, es que fácil no de debe ser. Es un objetivo cumplido.
–¿Descarta intentarlo en quads o camiones?
–Totalmente, aunque igual algún día me tengo que comer estas palabras. Quizá cuando me haga más viejo me dé por ahí. Por ahora, no.
–¿Ha sido la edición más dura disputada en Suramérica?
–Sí, sin lugar a dudas. Tuvimos una ola de calor brutal en Argentina, las temperaturas no bajaban por la noche y mantenían el desierto cálido y la arena blanda.
–¿Qué les da el Dakar para que todos vuelvan?
–Es curioso y difícil de explicar, porque nosotros somos profesionales y nos dedicamos a ello, pero hay un alto porcentaje de «amateurs» que hacen locuras para participar. Es una gran aventura humana, de experiencias muy fuertes. Hay gente que se ha embargado para participar. Es otro planeta.
–¿Es rentable ganar el Dakar?
–Evidentemente que sí. Hoy en día, tener un trabajo ya es la leche, así que ganarte la vida con tu pasión, imagínese.
–A punto de cumplir 42 años, usted es un jovencito en esto de los raids...
–Si me comparo con Carlos Sainz, que va para 52 o Peterhansel, que tiene 48, soy un bebé aún en el Dakar. Me quedan muchos por delante.
–¿Hasta dónde se ha marcado llegar?
–Diré basta el día que me aburra, tenga miedo o no encuentre sentido a lo que hago. Ahora me gusta viajar, la presión, la tensión, los riesgos de ir a fondo... Cuando todo esto sea una losa y pierda la pasión, seguro que lo dejo. Por ahora no veo el final.
–¿Ve maneras de piloto en sus tres hijos?
–A Julia y Abril, las mayores, no les mola mucho. Montan a caballo y hacen otras cosas que no tienen nada que ver con lo mío. El pequeño, Marc, sí. Tiene cinco años y ya hace motocross, pero dice que no le van las dunas.
–¿Le gustaría que siguiera sus pasos?
–Si soy sincero, no me gustaría nada verlo en el Dakar. Da miedo ver a tu hijo compitiendo. Con que aprenda los valores del respeto, el esfuerzo y la deportividad ya me vale. Campeón ya es su padre; él que disfrute.
–Con la polémica final de las órdenes de equipo, ¿ha sido más difícil sortear las reuniones que las dunas?
–Mucho más. Ha sido muy complejo. El año pasado tuve que sacrificar mi podio para ayudar a un compañero. Sabemos que el objetivo es que el equipo gane y en ocasiones te va bien y otras no. Es parte del juego.
–¿Le ayudó en la «batalla» final con Peterhansel que vaya a dejar la escudería?
–No, al contrario. Es un competidor y le cuesta mucho aceptar órdenes. Él no fue claro, no fue buen tío, con la amistad que teníamos. El año pasado le ayudé y me lo agradeció casi llorando. Me preguntó qué podía hacer por mí y mira ahora lo que ha hecho.
–¿Su amistad ha cambiado?
–Es diferente, está claro. Sobre todo después de haber intentado desmerecer mi victoria y tratar de hacer lío con la Prensa francesa, que nadie se imagina cómo nos trató. No dijo la verdad, no cumplió con lo que se había planeado. Pero ya pasó, yo estoy satisfecho con la forma en la que gestionamos la carrera.
–¿Sintió que podía perder el rally?
–Llegó un momento en que me dio igual. Les dije a mis mecánicos que prepararan todo el último día para ir a la guerra y a ver quién ganaba. Creo que hubiera acabado por delante de igual manera, sin órdenes de equipo. Aunque sinceramente hubiera preferido que el jefe hubiera dicho: «A la guerra».
–¿A qué se dedicaría si no fuera piloto?
–Soy una persona inquieta, a la que le gusta hacer cosas distintas. He trabajado de camarero, de albañil, llevé un tractor... Seguramente me hubiera dedicado a algo que me apasionara, no soy ualguien que hubiera trabajado sólo por el sueldo. Pero no tengo ni idea.
«Me da miedo la ciudad en moto»
A pesar de haber completado 8 rallies Dakar con una potente KTM y ganar la edición de 2004, Roma no es de los que desafía el tráfico sobre dos ruedas. «Nunca he tenido moto para ir por la calle. Me da miedo con tanto tráfico. En la montaña sí la utilizo, pero por la carretera nunca. Una vez fui en moto a Barcelona y... nunca más. Salían coches por todos lados. Me dio miedo».
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