F. C. Barcelona
Otra foto de Messi en Chamartín
El argentino logra su decimoquinto tanto en el Santiago Bernabéu en un partido en el que compartió protagonismo con secundarios como Sergi Roberto, Paulinho o Ter Stegen.
El argentino logra su decimoquinto tanto en el Santiago Bernabéu en un partido en el que compartió protagonismo con secundarios como Sergi Roberto, Paulinho o Ter Stegen.
Marcó Messi de penalti y corrió a abrazarse con sus compañeros. Después, cuando todos estaban volviendo a su campo, se paró y regresó cerca del córner donde habían celebrado el gol, que coincidía con la zona donde estaban situados los aficionados del Barça. Miró al público ya solo. Levantó los dos brazos y así se ganó la foto que será portada en todos los periódicos y los telediarios. Como el año pasado cuando mostró la camiseta tras marcar el tanto del triunfo en el último suspiro.
Es su decimoquinto gol en el Santiago Bernabéu en 19 visitas al estadio del eterno rival, de las que ha conseguido la victoria en diez. Pero el gol no fue la seña de identidad ayer de Leo. Fue el pase. Quirúrgico en la primera parte, donde apenas pudo tocar la pelota ante la presión alta que le planteó el rival y la vigilancia de Casemiro y Kovacic (pese a todo, se las apañó para dejar una vez a Paulinho solo delante de Keylor). Y omnipresente tras el descanso, por todo el frente del ataque, pero como un eslabón más en la cadena del conjunto azulgrana. El Barcelona de Messi fue ayer el Barcelona de todos, tanto de los actores principales como el argentino, Suárez (marcó el 0-1) o Busquets (impresionante su maniobra en ese primer gol, en la que detuvo el tiempo, con la pelota en los pies, hasta que encontró la mejor salida para montar la contra), como de los secundarios entre los que están Paulinho, Sergi Roberto o Ter Stegen.
En realidad, el portero del Barcelona está siendo muy protagonista esta temporada por sus paradas con el marcador apretado. Pero ayer fueron los pies del guardameta su parte fundamental en el arranque. El Madrid se fue muy arriba a buscar a su rival y entonces... «Estaban casi hombre a hombre y nos obligaban a lanzar balones para superar esa primera línea de presión», explicó Valverde. Ter Stegen tuvo que dar 28 pases en todo el partido, sólo uno menos que, por ejemplo, Cristiano Ronaldo, y de los 15 que fueron en largo sólo falló tres. El receptor habitual en el centro del campo o ya en el otro lado del césped era Paulinho, el más grande y fuerte, para bajarla e intentar jugar desde ahí. Así fue durante un tramo muy grande. El Madrid dominó la posesión en la primera parte con un 52 por ciento, frente al 48 del Barça. En la segunda mitad el cambio fue radical: el 38 por ciento de los minutos estuvo la pelota en los pies del Madrid y el 62, en los del Barça. Ahí pudo explotar Paulinho la capacidad para llegar por sorpresa que ya había mostrado antes. «En la jugada del penalti no sabes dónde está, y de repente aparece para rematar. Quizá no está tan acostumbrado al juego de posición, pero sorprende desde la segunda línea, se asocia bien con el gol y tiene muchos kilómetros, mucho trabajo», analizó Valverde. Paulinho fue uno de los vencedores de la jornada y está siendo uno de los vencedores de la temporada en el Barça.
Sergi Roberto es de nuevo lateral derecho del Barcelona, aunque esta temporada parecía que iba a recuperar su posición de centrocampista. La llegada de Semedo no ha conseguido moverlo de un puesto en el que sufre cuando tiene que defender mucho (ayer al principio contra Kroos y Marcelo), pero desde el que también muestra desparpajo para irse al ataque. De menos a más, el canterano dio salida al juego en la brillante segunda parte y asistió a Luis Suárez en el 0-1. «Ha habido otros partidos donde he podido hacer asistencias y espero que siga de esta manera porque los estoy disfrutando», explicó Sergi, que sí acabó jugando más adelantado.
Las dudas que había con Vermaelen también van desapareciendo, en todos los sentidos: los físicos, pues lleva siete partidos seguidos; y los técnicos: «Aunque jugaba poco, siempre dije que era un central duro, fuerte y rápido», lo defendió su técnico.
Messi se abrazó con Aleix Vidal nada más acabar el encuentro. A él le asistió en el 0-3 en una acción en la que, por el camino, había perdido la bota al chocar con Marcelo. Pero eso no le detuvo.
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