Real Madrid
Presionar, como receta
Después del empate en Dortmund, Zidane ha trabajado, principalmente, la manera de robar el balón al rival y no sufrir al final.
Después del empate en Dortmund, Zidane ha trabajado, principalmente, la manera de robar el balón al rival y no sufrir al final.
Desde minuto 70 (dos después de que marcase Varane) hasta el final del encuentro de Dortmund, el Borussia dio 137 pases; el Real Madrid se quedó en 60, menos de la mitad. En cambio, desde el principio de la segunda parte hasta ese minuto 70, el conjunto local enlazó 147 pases y el Real Madrid sumó 148. Es decir, hasta que el equipo español se adelantó por segunda vez, se vivió un partido disputado, más controlado, incluso, por los de Zidane. marcaban el ritmo, tenían la pelota y rondaban con más frecuencia y peligro la portería contraria que el Borussia, cuyas mejores jugadas fueron a la contra. Pero marcó Varane el tanto que ponía el choque de cara y por instinto o porque el Borussia no le dejó, el Madrid perdió el contacto con la pelota. Y lo peor es que no supo recuperarla. Fue entonces, con esa carencia, cuando se empezó a construir su tercer empate consecutivo.
Más que errores defensivos o desorden o despistes, el equipo técnico atribuye a la falta de agresividad en defensa al Real Madrid se le escapase el encuentro. En el empate contra el Villarreal, la reacción fue contundente, pero se quedó sin tiempo; el ocurrido en Las Palmas se considera, dentro del club, una carambola, un instante de mala suerte que puede ocurrir en cualquier día y que a veces, es inevitable, o que otras, sucede a favor; pero el empate que se trajo el equipo en la segunda jornada de la Champions dolió bastante más porque se escapó una victoria que se había trabajado durante una segunda parte muy sólida y con personalidad por parte de los de Zidane.
Nada más terminar el choque, el entrenador francés aseguró que iba a poner remedio a estas situaciones para que no se alargasen más en el tiempo. «A lo mejor, nos falta un gol más para ganar. Cuando tienes sólo un gol de ventaja pueden pasar estas cosas. El fútbol es así y está siendo una mala racha pero estamos ahí. Son tres empates pero vamos a seguir y a sacar esto adelante. No pasa nada, vamos a seguir y esto lo vamos a cambiar», explicó,
Durante estos días, Zidane y su equipo técnico no han querido obsesionar a los suyos con los errores defensivos. Apenas hace falta repetir lo que ya se sabe. Se ha intentado darle la mayor naturalidad posible a lo ocurrido, aunque sí que les han pedido concentración, sobre todo en conversaciones personales. En lo que ha insistido, en lo que sobre todo se ha ensayado desde el martes, es en la presión al rival y además, en los tiros a puerta, para que las ocasiones se conviertan en goles.
Es decir, en cómo defender y cómo atacar. Preocupa más lo primero, porque los goles llegarán. Con la presión, Zidane quiere que el vestuario adquiera la rutina o la habilidad de no dejar crecer al equipo rival y seguir mordiendo pese a tener un tanto de ventaja. La plantilla del Real Madrid no está concebida para presionar y aunque en algunas fases de los encuentros lo intenta, como ocurrió, por ejemplo durante muchos minutos contra Las Palmas, luego desiste o lo hace de manera desordenada y sin efectividad. Zidane pretende que el equipo se armonice para esos momentos de duda o esos minutos, como los últimos veinte en Alemania, cuando el rival pega un arreón acuciado por la necesidad.
Es verdad que la baja de Casemiro se siente sobre todo a la hora de posicionarse en los movimientos defensivos. Sin él, el resto del equipo tiene que aplicarse más. «El Madrid es un equipo que sin jugar bien te hace mucho daño», explicaba ayer Mendilibar, el entrenador del Éibar, que mañana llega al Santiago Bernabéu, «son los mejores en la estrategia ofensiva, son gente que va muy bien de cabeza y muy buenos lanzadores, tienen de todo, fuerza física fuerza mental, a veces se relajan y les puedes meter, pero dependes de eso». Y contra eso está trabajando Zizou.
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