Champions League
Real Madrid-Manchester City (1-1): El Etihad dictará sentencia
Partido muy igualado. El Manchester dominó al principio, pero entre Camavinga y Vinicius desestabilizaron a los de Guardiola. El Madrid fue mejor después, pero marcó De Bruyne
Será en el campo del Manchester City donde se decida una eliminatoria tremenda, muy igualada en el primer partido, con Vinicius como goleador y totalmente desequilibrante y Haaland perdiendo todas las batallas contraAlaba y Rüdiger, una muralla, junto a Courtois, que sólo pudo derribar un tiro lejano de De Bruyne. El empate deja la vuelta como si fuera a partido único y con algo más: sin favorito. Porque antes del encuentro del Bernabéu se señalaba al equipo de Guardiola, el líder de la Premier, la máquina engradasa, el laboratorio, como superior al irregular y conocido Real Madrid. El Bernabéu, sin embargo, dejó un marcador igualado y dos equipos que se miran cara a cara para medirse el próximo miércoles.
Fue lo que se prometía, la final anticipada: emocionante, con una parte para cada equipo y cada uno jugando sus armas. El Manchester City salió como se esperaba, a tener el balón y echar al Madrid atrás, aunque fuese a pelotazos a Haaland. Eso ya no es feo ni ilegal ni moralmente reprobable. Fue así como empezó el partido: un balonazo del portero, una pelea, que perdió de Haaland con Alaba y desde ahí, apenas pudo salir el Madrid en la primera media hora. Se echó más atrás de lo habitual porque no quería dejar ni un espacio. Si defiendes bien, tienes el empate a cero, había dicho Ancelotti el día antes. Y a eso se dedicó su equipo. El City merodeó, se acercó, tiró de manera consecutiva e hizo trabajar a Courtois, pero no terminó de llegar con claridad y dio la impresión de que hasta se aburrió de su dominio, de tener la pelota de manera abusiva y apenas sacar rendimiento de ella.
Al Madrid le costaba salir mucho, apenas lo intentaba, buscaba a Vinicius, al principio sin mucho éxito, pero sintiéndose bien con el paso de los minutos. Es un equipo experto, que sabe que en estos encuentros pasan muchas cosas, que hay que esperar, que todo llega. Así, el City acusó no tener huecos y el Madrid empezó a encontrarlos. Benzema bajó a jugar un poco y Valverde a hallar caminos con su velocidad. El City jugaba con tres atrás y con Stones en el centro, pero ayudando a su defensa. Hasta que no pudo ayudar, hasta que Camavinga se desmelenó, vio pradera y echó a correr. Es mediocentro, pero como lateral izquierdo le da tantas cosas a Ancelotti que no puede prescindir de él. Es un defensa muy rápido y un centrocampista con mucho recorrido. Su carrera acabó en un pase a Vinicius, ese que no sabía rematar, que no tenía fuerza, que era un meme, un chiste: cada partido va borrando huellas de lo que no era para convertirse en un jugador inmenso.
El gol cambió de golpe lo que ya estaba cambiando. El Madrid se asentó en el campo como suele hacer en la Champions. El centro del campo de siempre se puso a jugar, Carvajal a imponerse, a llegar a todo y arriba Rodrygo a driblar y Vini a lo suyo.
El descanso no varió el ritmo que llevaba entonces el partido. El Madrid jugaba ya en el campo rival y el City había perdido empuje. Haaland se pasó el partido sin decir ni “mú”, lejos de su versión goleador, empequeñecido por los dos centrales blancos. Pudo decidir el Madrid la eliminatoria, lo tuvo más a mano que nunca, aunque como le pasó al City en la primera parte, tampoco gozó de ocasiones clarísimas. Lo que sí hizo fue desmentir a los que no creían, a quienes, otra vez, le daban por muerto antes de empezar.
Sucedió que cuando mejor estaba, el City marcó en una jugada en la que los madridistas pensaron que el balón había salido por la banda. No lo hizo y no acertó el equipo blanco en sus decisiones al sacar la pelota. Acabó en De Bruyne y su trallazo fue imparable.
No quiso más el City y no pudo más el Madrid, cansado tras tantos partidos y emociones. En Manchester, todo abierto.
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