Snowboard

Regino Hernández, bronce en snowboard cross, rompe con 26 años de sequía española

El rider ceutí se une a Paco y Blanca Fernández Ochoa como medallista en unos Juegos de Invierno

Regino Hernández celebra su medalla
Regino Hernández celebra su medallalarazon

El rider ceutí se une a Paco y Blanca Fernández Ochoa como medallista en unos Juegos de Invierno.

En una prueba de supervivencia, vaya si sobrevivió Regino Hernández: medalla de bronce en snowboard cross, una especialidad en la que los riders compiten en una carrera llena de saltos, baches y curvas peraltadas en una tabla de snow. Surfean sobre la nieve y la caída está a la vuelta de cada obstáculo. Regino esquivó todos los peligros y logró hacer historia. Es el tercer español que se sube a un podio en unos Juegos de Invierno. Consiguió el oro Paco Fernández Ochoa en Sapporo 1972, fue bronce su hermana Blanca en Albertville 1992 (ambos en esquí alpino) y 26 años después en PyeongChang Regino ha logrado ser también tercero.

Era el «tapado» en snowboard cross, un deporte, como se explicó antes, frenético, en el que a veces llegar ya es más que un mérito. Lucas Eguibar, el abanderado del conjunto nacional, aparecía primero en la lista de favoritos españoles a metal por su palmarés, pero Regino estaba ahí. «Vengo a por medalla», advertía, después de un año en el que ha tenido los mejores resultados de su vida, pese a una lesión en el hombro derecho. Juntos, Lucas y Regino, fueron plata por equipos en el pasado Mundial. En los Juegos no hay competición por equipos. Y Lucas, en los octavos, a la primera, en el primer salto, se fue al suelo. Adiós al sueño olímpico. La competición de Regino Hernández fue impecable en una prueba muy accidentada. El circuito del Phoenix Park le encantaba porque hay muchos saltos. Pero los saltos también implican peligro. Y en todas las carreras hubo riders eliminados, caídas espectaculares, lesiones, gafas volando después de que sus dueños chocaran con el suelo.

Regino, con su casco plateado que le tapaba toda la cara, superó los octavos en tercera posición. Con algún apuro. En los cuartos de final ganó su serie; en las semifinales entró solo porque todos sus oponentes tuvieron problemas. Y así, sobrio, se trabajó el derecho a pelear por las medallas en otra carrera impresionante. Siempre estuvo en los puestos de cabeza, por detrás del francés Pierre Voltaire, el gran favorito, pero que en semifinales casi se da un susto, pues entró tercero de milagro tras irse al suelo. Pero la final la dominó como sólo manda él en este deporte. A mitad de prueba empezaron los problemas: una caída múltiple de la que Regino escapó. Voltaire se marchó delante y el español se quedó con el australiano Jarryd Hughes. No le quitó la plata por un pelo, pero el bronce le supo a gloria.

Nacido en Ceuta, con un año Regino Hernández se fue a vivir a Málaga, porque sus padres se fueron allí por motivos laborales. Ha crecido con una tabla de snow en Sierra Nevada. Pero lejos de Granada, en PyeongChang, ha hecho historia. La barba que luce desde hace tiempo se ha convertido en uno de sus símbolos de identidad en estos Juegos. «Si gano, antes que la barba, me corto los cojones, con lo que me cuesta mantenerla», bromeó antes de la competición.