La dimisión de Michal Probierz como seleccionador de Polonia confirma que el conflicto con Robert Lewandowski era irreconciliable. El técnico presentó su renuncia mediante un comunicado difundido por la Federación Polaca de Fútbol, apenas unas horas después de que el presidente Cezary Kulesza intentara mediar entre ambas partes para facilitar la vuelta del delantero del FC Barcelona al equipo nacional.

En su mensaje, Probierz explicó que su decisión respondía al interés general del combinado polaco. Agradeció a sus compañeros, a la federación y a los jugadores que tuvo a su cargo, calificando el cargo de seleccionador como el mayor honor de su vida. También dedicó palabras de gratitud a la afición, reconociendo su apoyo constante.

Esta dimisión se produce tras una escalada de tensión que comenzó cuando Lewandowski no se presentó a los partidos frente a Moldavia y Finlandia. Aunque en principio se habló de un acuerdo entre el cuerpo técnico y el jugador, pronto llegaron las críticas. Algunos sectores cuestionaron su compromiso e incluso pidieron que se le retirara la capitanía.

La situación se agravó cuando Probierz expuso públicamente sus razones, lo que llevó a Lewandowski a responder con firmeza. El delantero acusó al seleccionador de traicionar su confianza, defendió su compromiso con la selección y anunció que renunciaba tanto a la capitanía como, potencialmente, a seguir jugando con Polonia mientras Probierz estuviera al frente.

El intento de mediación por parte de Kulesza no logró revertir la crisis. El entorno del jugador dejó claro que no habría reconciliación posible. Ante este panorama, Probierz optó por dar un paso al costado, cerrando así un capítulo de alta tensión que deja a la federación con la tarea urgente de reconstruir el liderazgo del equipo nacional.