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Sólo los árbitros, de amarillo
Los aficionados sevillistas han acallado la pitada al himno nacional
La prevista marea amarilla en favor de los independentistas presos durante la final de la Copa del Rey en el Wanda Mertopolitano ha quedado apenas reducida a la equipación de los árbitros
La prevista marea amarilla en favor de los independentistas presos durante la final de la Copa del Rey en el Wanda Mertopolitano ha quedado apenas reducida a la equipación de los árbitros y los chalecos de los servicios de seguridad. De esta forma, sólo camisetas amarillas de los secesionistas salpicaban la zona destinada a los 22.000 aficionados del Barça pero ha pasado a ser algo anecdótico. Según han denunciado a través de las redes sociales algunos seguidores del Barça, la falta de esta indumentaria en el estadio se ha debido, según han denunciado a través de las redes socialies los seguidores del Barça se ha debido a que la Policía las ha requesado a la entrada del campo.
El comienzo del partido en la quinta final consecutiva que juega el Barcelona ha transcurrido con normalidad y los aficionados del Barça han optados por lucir esteladas y banderines pidiendo la libertad de los encarcelados por el referéndum ilegal del 1-O.
Tampoco la prevista pitada al himno nacional, en presencia del Rey, ha sido tan llamativa como en otras ocasiones. Los aficionados sevillistas han tarareado el himno de España a voz en grito y han acallado los pitos y silbidos de las gradas donde estaban situados los seguidores del Barcelona.
Los aficionados del Sevilla, apoyados por otra buena parte del publico que asistió al estadio Wanda Metropolitano a presenciar la final de la Copa del Rey entre el Sevilla y el Barcelona, atenuaron los silbidos de un sector de la grada azulgrana, en una atmósfera festiva y mucho menos hostil que en ediciones anteriores.
Los hinchas del conjunto andaluz tararearon el himno. El ya habitual 'Lo, lo, lo, lo"que acompaña en la grada cada vez que juega la selección española se escuchó con fuerza al ritmo de los acordes que despedía la flamante megafonía del nuevo estadio Metropolitano.
De hecho, resultó significativo contemplar como en la grada del Barcelona ondeaban más banderas españolas que en otras ocasiones. Cada club recibió 23.850 localidades y el Barcelona tuvo el apoyo de miles de seguidores de peñas de fuera de Cataluña.
Después de una jornada de fiesta e ilusiones, con tan solo algún incidente puntual -entre ellos un autobús de seguidores hispalenses apedreado-, en la que los aficionados disfrutaron por las calles céntricas de Madrid y en las respectivas zonas de aficionados -junto a la estación de metro de Canillejas los sevillistas y de Las Rosas los barcelonistas-, el Wanda Metropolitano, que alberga por primera vez una final copera, fue el centro de atención en la que los hinchas rivalizaron en cánticos a requerimiento de los dos animadores.
Y, cómo no, el momento de la controversia, ya irremediablemente ligado a este encuentro, llegó justo antes del acontecimiento central, el deportivo, con el asunto que tantos ríos de tinta y comentarios ha provocado en los últimos años, la respuesta de parte de la afición del Barcelona al himno de España.
La final de la Copa del Rey en Madrid ha acarreado en los últimos tiempos tanta carga política como deportiva, especialmente por parte del FC Barcelona, intensificado este año por la complicada situación sociopolítica.
Algunos sectores azulgrana mostraron su deseo de que en el Wanda Metropolitano se escuchara su protesta y reivindicación ante el anclaje político que se vive en Cataluña con los silbidos al himno, al Rey, en incluso se propuso añadir una marea amarilla, color con el que el independentismo quiere asociar su protesta por los políticos encarcelados o los que se encuentran en el extranjero, así como la inmovilidad que existe en el Parlament desde hace meses.
El pasado miércoles, el presidente del Barcelona, Josep Maria Bartomeu, ante la presión existente, acabó por postularse reclamando "respeto"por las instituciones catalanas y el derecho a decidir.
Alejada en esta ocasión la cuestión de las esteladas, el FC Barcelona distribuyó en todos los asientos de su zona del estadio una bandera del equipo, así como se desplegó una gran parcanta en la que se veía la bandera catalana, los colores azulgrana y el mensaje: "Barça! Barça! Barça!".
El Barcelona no atendió las peticiones de que redujera la presencia institucional del club al mínimo en esta final y de hecho Bartomeu acudió este mediodía al almuerzo oficial organizado por la Federación Española con presencia de los representantes del Sevilla encabezados por José Castro y demás personalidades, deportivas y políticas.
Además, los grupos de animación y entidades privadas, a las que se unieron tanto la Assemblea Nacional Catalana (ANC), como Òmnium y la Plataforma proseleccions Esportives Catalanes, tampoco lograron que el Barcelona jugase la final con una camiseta amarilla o con la cuatribarrada. Lo hace con su primera equipación habitual.
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