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Djokovic, el apestado

El Gobierno francés rectifica su legislación y si el serbio no se vacuna no podrá competir en Roland Garros. El único «Grande» que hoy le admitiría sería Wimbledon

Djokovic fue recibido como un héroe en Belgrado
Djokovic fue recibido como un héroe en BelgradoMARKO DJOKOVICAgencia EFE

Con Djokovic volando desde Australia a Belgrado, con escala en Dubai incluida, y antes de aterrizar en la capital serbia, el Gobierno francés lanzó un nuevo revés para la carrera del número uno del mundo y su objetivo de convertirse en el jugador con más Grandes de la historia. Si hace días el Ejecutivo galo comunicó que Nole podría jugar en Roland Garros, aunque no estuviera vacunado, la situación ha cambiado radicalmente. Todos los que compitan en el Bosque de Bolonia del 22 de mayo al 5 de junio tendrán que tener la pauta completa de vacunación, igual que se exigirá al público y a los profesionales del torneo. Poco después de que el Parlamento galo aprobara el proyecto de ley que impone un certificado de vacunación para muchas actividades de la vida social, incluidos los espectáculos deportivos, la ministra de Deportes, Roxana Maracineanu, anunciaba la rectificación. La propia ministra fue el 7 de enero quien anunció que Francia aplicaría una excepción a la obligación del certificado de vacunación a los deportistas en las competiciones internacionales, de forma que no se les aplicaría la nueva normativa francesa y podrían competir incluso sin estar inmunizados. Pero todo ha cambiado para desgracia de Djokovic. En la situación actual, el único Grand Slam en el que podría competir sería Wimbledon.

De los 20 Grandes que ha ganado el serbio casi la mitad (9) los ha levantado en Australia. Precisamente desde allí ha llegado su único motivo para la esperanza en las últimas horas. Desde las antípodas se asegura que Djokovic podría regresar al país antes de cumplir los tres años de prohibición «si se dan las circunstancias adecuadas», según comentó el primer ministro, Scott Morrison. Y es que la Ley de Inmigración utilizada para su expulsión contempla su admisión si hubiera unas «circunstancias excepcionales». Si no, adiós hasta 2025 con 37 años.

Alguien que conoce bien al número uno del mundo y que ejerció como su entrenador, Boris Becker, tiene una opinión clara sobre toda la polémica: «He sido su entrenador y considero a Djokovic como parte de mi familia. Creo que en esta ocasión está cometiendo un gran error al no vacunarse. Esto puede perjudicar gravemente a su carrera y a su oportunidad de consolidarse como el mejor jugador de todos los tiempos. Me he sentado en su palco en cuatro ocasiones mientras ganaba el Open de Australia, y sé de primera mano cuáles son sus puntos fuertes y cuáles sus defectos. Creo que en todo este proceso se está equivocando». El alemán considera que tanto él como su entorno más cercano –la familia y su entrenador espiritual, Pepe Imaz– no parecen muy convencidos de modificar su aversión a la vacuna. Un hipotético cambio de postura podría llegar si atendiera los consejos de su cuerpo técnico, pero...

El futuro inmediato de Djokovic está sembrado de incógnitas. El año pasado apenas compitió entre su victoria en Australia y Roland Garros. Su apuesta incluyó dos Masters 1.000 –Montecarlo y Roma– y los dos torneos de Belgrado por puro compromiso. Este año podría jugar todavía menos en ese tramo de temporada. Y es que Wimbledon (27 de junio-10 de julio) es el único Grande que no le ha cerrado la puerta. Para poder competir en Londres, a día de hoy, necesitaría una PCR negativa realizada 48 horas antes del viaje. A la llegada a la City debería guardar una cuarentena de diez días con otras dos pruebas negativas la segunda y la octava jornada.

En Estados Unidos, por el contrario, la normativa es concluyente. Debe estar vacunado y para entrar en el país debe contar con una PCR realizada 24 horas antes de la llegada. El problema allí no se circunscribe al US Open. Torneos como Indian Wells, el quinto Grande, Miami o Cincinnati tampoco le darían cabida. Djokovic se ha convertido en un apestado y eso que como dice Nadal: «Creo que Novak no es el único que ha hecho las cosas mal».